viernes, 22 de marzo de 2013

EL AGUA EN BENIDORM A LO LARGO DE SU HISTORIA.


Francisco Amillo Alegre


Hoy, 22 de marzo, es el Día Mundial del Agua por decisión de la Asamblea General de Naciones Unidas. Se pretende concienciar a todos los organismos internacionales, gobiernos y ciudadanos de la importancia de un agua verdaderamente potable y de un saneamiento en condiciones adecuadas para una vida digna. Sin ella no están asegurados otros derechos básicos del ser humano como son la alimentación y la higiene. 

Dos de cada tres habitantes del planeta no tienen adecuadamente resuelto el problema del agua potable y del agua de riego. Además en muchos países el saneamiento es inexistente, lo que implica graves problemas sanitarios.
Nosotros estamos en ese grupo privilegiado que tiene agua potable y agrícola en cantidad y calidad y un saneamiento que garantiza un correcto estado sanitario. Pero no siempre ha sido así. En este artículo hago un resumen de cómo ha evolucionado el suministro de agua en Benidorm a lo largo de la historia.






Benidorm, el gigante turístico que tanta agua necesita para sus residentes y visitantes, apenas tiene agua propia. La climatología de la zona ha proporcionado siempre unas precipitaciones escasas e irregulares. Además, a diferencia de Villajoyosa o Altea, la ciudad carece de ríos que permitan suplir esa falta recursos hídricos. 
Por ello, desde hace siglos, la viabilidad de Benidorm ha estado vinculada a saber resolver el eterno problema de su escasez de agua. 
Su déficit ha sido casi siempre estructural y en cada momento histórico sus habitantes se han ingeniado para buscar las soluciones más convenientes.

En la Edad Media Bernat de Sarrià fundó Benidorm como municipio cristiano con la Carta Puebla de 1325, pero desapareció como tal casi un siglo y medio después, perdiendo la mayor parte de sus habitantes. Entre las distintas causas de esta despoblación hay que citar la escasez de agua que dificultaba la agricultura de regadío. Para consumo humano se utilizaban el agua de lluvia almacenada en aljibes y la traída por conducciones desde  la partida de Liriet. 

Durante la primera mitad del siglo XVII Benidorm era una localidad poblada con tan sólo 12 familias. Excepto las dos o tres personas dedicadas a la defensa del castillo, la mayor parte se dedicaba a la pesca de la almadraba y unos pocos a la agricultura.  
Como zonas de regadío en la documentación se citan algunos barrancos, destacando Liriet y la partida de la Señoría, situada muy próxima a la actual Plaza Triangular. Se denominaba así porque la tierra, unos pocos bancales, pertenecían a los señores territoriales de Benidorm. Se hace referencia una noria con cuyas aguas se regaban dichos bancales.



En el siglo XX, antes del desarrollo turístico, aún existía la noria de la partida de la Señoría que desde tiempo inmemorial había permitido regar unas tierras próximas a la localidad. El puente que se ve en la fotografía estaba en lo que entonces era la carretera nacional. Actualmente hay un puente metálico, de reciente construcción, junto a la plaza Doctor Fleming.


En la segunda mitad del siglo XVII Beatriu Fajardo de Mendoza heredó los señoríos de Polop y Benidorm. Este último estaba casi despoblado y sus escasos habitantes formaban parte del municipio de Polop, que comprendía también La Nucia y l’Alfàs del Pi. 
Los ingresos de Beatriu Fajardo dependían de las contribuciones que pagaban sus vasallos. Como el señorío de Benidorm estaba casi despoblado obtenía muy pocos beneficios de él. Decidió incrementar su número atrayendo habitantes con la promesa de tierras de regadío. 

Consiguió su objetivo mediante la construcción de la acequia denominada oficialmente Reg Major de l’Alfàs y popularmente Séquia Mare. Llevaba agua de Polop hasta l’Alfàs del Pi (que todavía no era municipio) y hasta una parte del término municipal de Benidorm que entonces se denominaba “l’Alfàs de Benidorm” y también "l'Alfàs de Baix". El resultado fue la repoblación de Benidorm y el continuado incremento de sus habitantes. 
Posteriormente se prolongó la acequia, lo que permitió llevar el agua hasta su casco urbano, donde se utilizaba también para el consumo humano, denominándose popularmente l’aigua de Polop.

Durante los siglos XVIII y XIX el suministro de agua de Benidorm seguía proviniendo principalmente del Reg Major, complementado con otros aportes menores de otras procedencias, como por ejemplo las fuentes del Barranc de Lliriet, del Moralet, los pozos y las norias, de los que había una gran cantidad.

El agua del subsuelo se destinaba sobre todo a la agricultura, y en menor proporción al consumo humano de las casas dispersas por las explotaciones agrícolas del término municipal de Benidorm. La causa de este escaso uso doméstico era la salinidad del acuífero del que se extraían.  



En las casas del pueblo había un patio con un aljibe que recogía el agua de lluvia. Era un sistema tradicional de acumulación de agua que se mantenía libre de insectos mediante una anguila, costumbre que se remontaba a la época romana. 
Durante el mes de enero se llenaban muchos de los aljibes con el agua de Polop que se suministraba mediante una acequia cubierta que circulaba debajo de las aceras de algunas calles como por ejemplo la actual de Tomás Ortuño. En 1956 el ayuntamiento de Benidorm publicaba un folleto titulado “Así será Benidorm” en el que Pedro Zaragoza describía de una manera muy acertada este sistema ancestral: “La cisterna, parcamente administrada a lo largo de doce inacabables meses, ha sido el tesoro y la vida de cada hogar.”


Los aljibes estaban protegidos con una edificación prismática. Una puerta permitía sacar el agua; una pila o abrevadero solía completar el conjunto.



En estos siglos anteriores al auge turístico el consumo de agua para usos domésticos era muy reducido. Se calcula que en 1910 el consumo por habitante y día era de unos 10 litros. Por otra parte la deficiente canalización del agua potable originaba problemas de contaminación fecal y se convertía en un medio de transmisión de enfermedades, como por ejemplo el cólera, que registró graves episodios de mortalidad en el siglo XIX en Benidorm y su comarca. 
El tifus, los parásitos intestinales y otras enfermedades eran recurrentes por esta misma causa. Además la abundancia de balsas de riego en el campo propiciaba la reproducción del mosquito Anopheles que transmitía la enfermedad denominada paludismo o malaria, endémica de la zona. 

En el mundo preindustrial el agua se utilizaba también como fuente de energía para los molinos harineros de los que había varios en todas las localidades de nuestra comarca. El agua del Reg Major impulsaba las muelas de varios molinos harineros de Polop, La Nucia y Benidorm. A principios del siglo XX algunos de ellos, como por ejemplo los del barranco de Xirles, se transformaron en centrales eléctricas. Pero, dado el escaso caudal de los ríos, la electricidad obtenida sólo permitía el alumbrado de las calles y doméstico, siendo normal en Benidorm la utilización de una única bombilla para cada casa.

Finalmente, en la época preindustrial era también muy importante el uso del agua para abrevaderos de los animales domésticos, especialmente de los de trabajo. Estaban repartidos en los principales puntos del término de Benidorm y de la comarca, siendo varios de ellos alimentados con las aguas del Reg Major.  
En las primeras décadas del siglo XX se generalizó la costumbre de instalar lavaderos públicos en todas las localidades, de los que todavía subsisten algunos.



Estado actual de un tramo de la acequia del Reg Major de l’Alfàs, conocido popularmente como Séquia Mare. Aunque su finalidad primera fue la agrícola, hasta la década de1960 se siguió utilizando también para el consumo humano llenando los aljibes domésticos de Benidorm y l’Alfàs del Pi.


A partir de la década de 1940 la construcción del Canal Bajo del Algar supuso la llegada de más agua para Benidorm y l’Alfàs del Pi. Hacia 1952 permitió la puesta en regadío de unas 3.000 hectáreas. Los regantes del centenario Reg Major prefirieron utilizar sus aguas, más baratas y abundantes, y poco a poco fueron vendiendo sus derechos al aigua de Polop, hasta que finalmente ésta dejó de llegar a Benidorm y a una parte de l’Alfàs del Pi.

En la década de 1950 se produjo un cambio importantísimo en la orientación económica de Benidorm. En muy pocos años dejó de ser un pueblo con mayoría de agricultores y pescadores para convertirse en una gran potencia turística. Para ello fue necesario modernizar el sistema de abastecimiento de aguas y darle las características de cantidad, calidad y salubridad que el naciente turismo europeo demandaba. Por eso se inauguró en 1960 la primera red de suministro de agua desde el pozo de Rabasa en la vecina localidad de Polop, primero para las fuentes públicas y más tarde para las casas. 
También se inició en esa década la potabilización del agua destinada al consumo humano creando la correspondiente planta y los depósitos de regulación. Era el ayuntamiento quien gestionaba directamente el servicio de agua potable. 

Como consecuencia del desarrollo turístico se produjeron dos hechos muy importantes respecto al agua: 
a) La población estable y la estacional comenzaron a crecer a un ritmo espectacular. 
b) El consumo de agua crecía también vertiginosamente a causa del crecimiento de la población y de la demanda turística. Según Mario Gabiria llegó a los 1.107 litros por habitante y día hacia 1975. 

La consecuencia de todo esto fue el incremento exponencial en las necesidades de agua para el consumo urbano, por lo que Benidorm tuvo que recurrir a nuevos sistemas de captación. El  pozo de Rabasa, adquirido  en tiempos del alcalde Pedro Zaragoza Orts, sólo resolvió el problema durante unos pocos años, porque sus aportes resultaron insuficientes ante el continuado incremento de la población y del turismo. Por eso se recurría también a potabilizar las aguas del Canal Bajo del Algar en los momentos de mayor penuria.

Paralelamente se iniciaron en la comarca dos obras hidráulicas que aunque destinadas inicialmente para el riego, acabarían siendo importantes también en el suministro urbano: los embalses del Amadorio (1952) y de Guadalest (1960).

Las dificultades en el suministro de Benidorm comenzaron ya en 1976 pero culminaron con la grave sequía del verano de 1978 cuando fue necesario recurrir a barcos-cisterna. Villajoyosa tuvo que utilizar el mismo recurso. Esta situación puso de manifiesto la necesidad de captar nuevos recursos y la conveniencia de aunar esfuerzos y resolver el problema del agua no desde el ámbito estrictamente municipal sino desde el comarcal. 

La consecuencia fue por una parte la potenciación del recién creado Consorcio de Aguas de la Marina Baja (1977) y por otra la perforación de varios pozos a finales de 1978, en tiempos del alcalde Rafael Ferrer, para utilizar las aguas del acuífero de Beniardà, que continúan siendo en la actualidad un recurso importante. Posteriormente se pondría también en explotación el acuífero del Algar (1979). 

En la década de 1980 la creación de la estación depuradora de aguas residuales (EDAR) de Benidorm, la primera de la comarca, permitió utilizar las aguas del Canal Bajo del Algar para el consumo humano a cambio de ceder las aguas depuradas para usos agrícolas. 
Por otro lado se prolongó dicho Canal hasta el río Torres donde se construyó una elevación que permitió llevar las aguas sobrantesdel río Algar hasta el embalse del Amadorio. 
En 1987 el ayuntamiento de Benidorm cedió la gestión del agua potable y de las aguas fecales a empresas privadas. Aquagest continúa prestando servicio en la actualidad.

Con todas estas iniciativa s Benidorm y la comarca no han vuelto a experimentar una falta de agua tan drástica como la de 1978 a pesar de haberse experimentado sequías más fuertes. Pero el problema del abastecimiento de agua distaba mucho de estar resuelto. Se había llegado al aprovechamiento máximo de todo los recursos (fluviales, subterráneos y depuración) pero el crecimiento de Benidorm y la comarca no ha cesado y el primitivo déficit hídrico de Benidorm es hoy un déficit de casi toda la Marina.

Por eso ha sido necesario buscar soluciones nuevas. La más reciente ha sido la conexión de la Marina, mediante una conducción de 35 Km., con el sistema de abastecimiento de la ciudad de Alicante, con lo que la comarca puede recibir, en caso de necesidad, aguas del trasvase Tajo-Segura-Taibilla-Vinalopó y de la desaladora de Mutxamel. 
También está en proyecto recibir aguas del Júcar, aunque los cambios políticos del 2004 retrasaron su puesta en funcionamiento al cambiarse el punto de toma de las aguas. 
La paralización del denominado Plan Hidrológico Nacional por el gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero, por razones políticas que no económicas, impidió la llegada a nuestra comarca del agua del Ebro y se perdieron las subvenciones que daba la Unión Europea para ese trasvase.

De todas formas, aunque estos proyectos paralizados hubieran llegado a concluirse, a la larga tampoco serían suficientes si el crecimiento demográfico de Benidorm y de la comarca de la Marina no se detiene, porque el aumento de población implica mayor demanda de agua. 
De momento el crecimiento demográfico no ha sido tan enorme como podría haber sido si no hubiese sido por la crisis económica que padecemos desde 2007. Hay que destacar, en este sentido, el parón en la construcción en Polop, La Nucia y Benidorm (Plan Armanello) porque si se hubiese construido todo lo que estaba en proyecto la población de la comarca habría crecido de forma espectacular.

Como en esta comarca ya hay un aprovechamiento integral de los recursos propios disponibles, si el crecimiento demográfico continuara al ritmo actual habría que añadir dos nuevas aportaciones: el agua de los trasvases y la mejor utilización del agua del mar. 

A pesar de la crisis de la construcción de los años 2007-2009 la población de la Marina Baja no ha parado de crecer: de 2001 a 2009 el crecimiento de la población residente ha sido del 38,5 %.


Respecto al agua del mar, su uso en las playas ha demostrado sus posibilidades ya que supone un ahorro de agua potable de más de 38.000 m3 anuales. 

Para utilizarla en el consumo humano y en el riego, las técnicas de la ósmosis inversa y la microfiltración han demostrado su eficacia, aunque de momento su coste de obtención es superior al del agua trasvasada. 
El ministro socialista José Borrell había defendido que el coste energético del agua trasvasada es mucho menor que el del agua desalada. El consumo de electricidad para los trasvases es de 1,94 kilovatios/hora de valor medio según el Centro de Investigación de Recursos y Consumos Energéticos (CIRCE), dependiente de la Universidad de Zaragoza. 
En cuanto al precio del agua desalada ésta depende mucho de la electricidad, cuyo precio ha ido incrementándose y por tanto el agua desalada resulta prohibitiva para la agricultura.  Los gastos de desalación oscilan, según tipos de desaladoras, entre los 3,7 y 4 kilovatios/hora por cada metro cúbico a lo que hay que añadir 1,7 kilovatios más por bombeo desde la desaladora hasta los depósitos de distribución. Este coste más elevado de la desalación es la causa de que la desaladora de Terra Mítica apenas funcione y sea más rentable comprar agua depurada al Consorcio de la Marina Baixa. 

Si la técnica se abaratase y la demanda de agua siguiera creciendo al mismo ritmo que hasta ahora, la desalación sería la única solución para la Marina Baixa en situaciones de sequía del resto de España, cuando no se pudiese disponer del agua excedentaria de las cuencas del Ebro, Tajo o Júcar. 

Como compensación por la supresión de los trasvases, en el programa AGUA (Actuaciones para la Gestión y Utilización del Agua) presentado por el gobierno socialista en 2006, se contempló la construcción de una gran desaladora de 52.000 m3/día, para complementar el suministro a las comarcas del Alacantí y la Marina Baixa. Tras desecharse su emplazamiento en Altea, Benidorm y El Campello, la opción finalmente decidida fue Mutxamel, junto al cauce del río Seco. Las obras se iniciaron en 2009 y su final previsto era en el 2011 pero fue en octubre de 2012 cuando la empresa Acuamed firmó el Acta de Recepción de las obras, comenzando la fase de operación y mantenimiento por un periodo de 3 años. 

Aunque esta desaladora de Mutxamel se denomina Desaladora de la Marina Baja, el destino prioritario de su agua será la comarca del Alacantí pero en caso de necesidad podrá aportar unos 8 Hm3 a nuestra comarca, lo cual nos daría seguridad en el abastecimiento para unos 20 años si el crecimiento demográfico se mantiene como hasta ahora. 
Otra cuestión es el precio de dicha agua, pero parece evidente que los altos costos energéticos y medioambientales de la desalación serán muy tolerables en años secos, cuando no se pueda enviar agua trasvasada a nuestra comarca. En cambio en años de gran pluviosidad, el menor coste económico del agua de los trasvases aconseja su uso. 


Desaladora de Mutxamel


Como conclusión a este breve repaso a la evolución histórica del uso del agua en Benidorm, conviene señalar una constante: en los últimos siglos se ha hecho con gran eficiencia. 
Antes de 1950 había un aprovechamiento integral del agua del Reg Major que se utilizaba para la agricultura, el consumo humano, molinos harineros, lavaderos, etc. Para aprovechar al máximo sus aguas los habitantes de Benidorm han promovido a lo largo de los siglos la redacción de reglamentos que regulaban su uso, destacando los de 1783, 1847 y 1926. Hasta la década de 1980 la sede de la administración del Reg Major estaba en Benidorm y sus agricultores llevaban la iniciativa en su gestión. 
En el siglo XVIII Cavanilles elogiaba el interés y la habilidad de los agricultores de Benidorm para aprovechar todo tipo de aguas: del Reg Major, subterráneas, de lluvia, de pequeños manantiales, etc. 
En el siglo XIX se señala que, a pesar de la carencia de recursos propios, se administraba el agua de forma que en años de sequía mientras otras poblaciones pasaban escasez aquí el suministro estaba asegurado. 

A partir de 1956 el crecimiento de Benidorm como ciudad turística está condicionado por la disponibilidad de agua. La primera solución, el abastecimiento desde los pozos de Polop, fue totalmente insuficiente a los pocos años por lo que se complementó con la de los embalses y el Canal Bajo. 
La sequía de 1978 causó pérdidas importantes en este sector y se tomaron medidas para que no se volviera a repetir una situación similar. Se han diversificado los recursos y se ha administrado con cuidado el agua disponible, incluida la reutilizada.
El correcto funcionamiento de la red de suministro de agua potable es un ejemplo de esta actitud: en algunas localidades las pérdidas de agua a través de las conducciones pueden llegar al 40 % pero en Benidorm se han minimizado con un correcto mantenimiento como confirman diversos estudios. Según Mario Gaviria el consumo por habitante ha ido disminuyendo ya que en 1975 sus aproximadamente 15.000 habitantes consumían diez hectómetros cúbicos de agua al año mientras que los 71.034 vecinos de 2009 consumieron once, lo que traducido a litros por habitante y día significa bajar de 1.107 litros a 383.

Salta a la vista que, en contra de la creencia popular sobre el despilfarro de agua en las zonas turísticas a causa de los campos de golf y piscinas, el sector turístico de Benidorm no supone un especial incremento del consumo de este recurso. En realidad, los estudios demuestran que el consumo turístico de agua en la comunidad valenciana supone sólo un 4,6 % (150 hm3/año) mientras que la agricultura consume un 76,4 % (2.641 hm3/año), destinándose el 19 % restante (663 hm3/año) a usos industriales y urbanos. 
Y en el caso de Benidorm el consumo de agua es aún menor que en otros municipios de la Marina. Hay estudios que demuestran que su modelo urbanístico, potenciando los hoteles y bloques de apartamentos en vez de extensas urbanizaciones de chalets como sucede en otros municipios turísticos, es un sistema mucho más eficiente desde el punto de vista del uso racional del agua.

En cuanto al uso del agua para la agricultura, la decisión que los regantes tomaron en la década de 1980 cambiando las aguas blancas del Canal Bajo del Algar por las depuradas de la EDAR de Benidorm fue acertada porque se aseguraban un suministro constante y regular de agua sobre todo en verano, cuando más déficit de agua hay en la red hidrográfica. Los problemas iniciales, surgidos por la inadecuada depuración de las aguas residuales en los meses estivales y su salinización, están solucionados con las recientes obras para ampliar su capacidad y el moderno tratamiento terciario del agua depurada con desalación, único en España en el momento de su construcción. Este sistema hace el agua apta no sólo para la agricultura sino también para regar jardines y baldeo de calles. 

Benidorm y la Marina Baixa, a pesar de la escasez de precipitaciones, pueden autoabastecerse en años normales porque se ha racionalizado el consumo de agua hasta límites insospechados, se han diversificado las fuentes de suministro, se han respetado los derechos históricos de los regantes y se ha posibilitado el desarrollo turístico. Se ha llegado a una serie de acuerdos que han minimizado las denominadas “guerras del agua” de otras comarcas. La Marina Baixa se puede considerar como un “modelo de gestión integral” del agua porque se sabe, desde hace siglos, que es un bien escaso que se debe administrar sabiamente.

Pero como nada es perfecto y siempre se puede mejorar, habría que potenciar la "revolución azul" con campañas para fomentar el ahorro de agua por parte de ciudadanos e instituciones. El ahorro actual de agua es una reserva para el futuro.
Respecto al ahorro, en Benidorm tenemos una asignatura pendiente: los contadores colectivos de muchos bloques de viviendas. Son una incitación al gasto innecesario de agua ya que paga lo mismo el que la ahorra que quien la despilfarra. Por tanto nadie se preocupa por reducir el consumo excesivo, cosa que sí se da en las viviendas con contadores individuales. En ellas los últimos y espectaculares incrementos del precio del agua animan a un gasto más racional.  

Y para finalizar un principio fundamental que nuestros antepasados tenían muy bien asimilado: "El agua es un bien preciado y escaso que se debe administrar con sabiduría".

lunes, 18 de marzo de 2013


UN ALJIBE DE SERRA GELADA, EJEMPLO DE ELEMENTO HIDRÁULICO DE LA AGRICULTURA TRADICIONAL Y DE DESTRUCCIÓN DEL PATRIMONIO.




BEATRAIU FAJARDO DE MENDOZA pudo repoblar Benidorm  en 1666 gracias a que previamente había construido la acequia del Reg Major de l’Alfàs, popularmente conocida como Séquia Mare. Esta infraestructura impulsó el desarrollo agrícola y demográfico de dicha villa en ese siglo y los siguientes. 



Fotografía del cauce de la Séquia Mare en la partida de Coves, en Benidorm, por el que ya no circula el agua de riego. Se aprecia también el antiguo lavadero de piedra.

En la actualidad la Séquia Mare sobrevive sólo en La Nucia, donde se ha tomado esta fotografía, y parte de l’Alfàs del Pi. 

 ¿Por qué este regadío fue tan decisivo en el devenir de Benidorm? Porque a causa de las condiciones climáticas de nuestra zona,  caracterizadas desde hace siglos por unas lluvias escasas y espasmódicas, el regadío se convertía en una necesidad ineludible para el desarrollo de algunos cultivos. 

La producción del secano no era suficiente para asegurar la alimentación de la familia campesina y el regadío ha constituido, desde épocas muy remotas, un complemento indispensable para su supervivencia.



Cultivos de secano (algarrobos, almendros, olivos, vid, cereal, etc.) en laderas montañosas abancaladas, una forma tradicional de explotación de la tierra en nuestra comarca. Los bancales evitaban la erosión del agua de lluvia y la repartían por las tierras de cultivo. Pero esta producción del secano necesitaba complementarse con el regadío, del que se obtenían otros elementos básicos en la alimentación humana.


Por eso el mayor desarrollo agrícola durante la segunda mitad del siglo XVII se produjo en la zona que entonces se denominaba l’Alfàs de Baix o l’Alfàs de Benidorm, que comprendía las tierras más llanas y fértiles de su término municipal. Allí el regadío, gracias a la Séquia Mare, aseguraba una serie de cultivos que alimentaban personas y animales. Con esa agua y gracias a las buenas condiciones térmicas del invierno, de muy pocas heladas, se podía asegurar el sustento de los agricultores con varias cosechas anuales.

De esa manera la población empezó a crecer y se fueron roturando nuevas tierras, agotándose muy pronto las mejores. Este fenómeno sucedió hacia 1730. A partir de esa fecha, la población crecía, pero la tierra agrícola no. Así que una parte de los habitantes de Benidorm se dedicó a la actividad marítima, que a partir de entonces y hasta 1950, adquirió su mayor desarrollo: pesca,  almadraba,  corso, contrabando y su represión, marina mercante, etc. 


Barcas de pesca y barrio de pescadores a Poniente del casco antiguo de Benidorm, en lo que actualmente es Paseo Colón y Parque de Elche.

Durante los siglos en los que la actividad pesquera fue muy importante, Benidorm no disponía de puerto. Barcas y redes utilizaban el principio de la playa de Poniente.

 A pesar del gran desarrollo de la actividad marítima, de 1750 a 1950, el crecimiento vegetativo (el resultado de restar las defunciones a los nacimientos) era positivo y  la población crecía, pero una parte de ella no encontraba trabajo con lo que empezó la emigración: Norte de África, América, Europa... 

Y eso que se buscaron todas las soluciones posibles para evitarlo. Por ejemplo se ocuparon las tierras de peor calidad agrícola y sin riego, denominadas tierras marginales. 
En ellas el relieve de fuertes pendientes dificultaba el cultivo. Además su litología predominante de calizas y margas originaban suelos agrícolas poco profundos y fácilmente deleznables. 


Fotografía de  bancales en  la Serra Gelada, en el barranco que desagua en la cala del  Ti Ximo. Implican un enorme esfuerzo humano para obtener un escaso rendimiento agrícola. Se aprovechaba el agua que circulaba por las laderas del barranco, para que empapara la tierra de cultivo. De otra manera habría ido al mar.



Cultivo en las tierras marginales de Serra Gelada.

En Benidorm se cultivó la ladera norte de Serra Gelada, un buen ejemplo de tierras marginales aprovechadas al límite. Un brazal de la Séquia Mare, el braçal de Sanç que era el más largo porque llegaba hasta el mar, regaba sólo una parte de ella, la más baja. El resto parecía condenado a ser terreno improductivo. Pero no fue así: el tesón y la necesidad de las gentes de Benidorm las hizo productivas. 

Para compensar las escasas precipitaciones naturales y la imposibilidad del regadío tradicional, se aprovecharon al máximo las lluvias otoñales y primaverales, a menudo de carácter torrencial. Eso se consiguió con la construcción de bancales y terrazas en las laderas de la montaña, obteniendo así tierras de cultivo.

Con este sistema conseguían también controlar la capacidad erosiva del agua de lluvia, impidiendo que arrastrara la escasa tierra de las laderas. Además la aprovechaban toda, no dejando que fluyese hacia el mar tan preciado líquido. 

Así en los antiguos terrenos improductivos pudieron cultivar olivos, algarrobos, almendros y también algunos cereales poco exigentes en agua que debían estar en rotación con el barbecho. 

Estos cultivos arbóreos, que configuraban el paisaje agrario del secano,  desarrollan unas raíces profundas y de gran extensión, con lo que podían captar mejor la humedad del subsuelo y sobrevivir al durísimo verano, cosa que no pueden hacer los cultivos herbáceos.  
El cultivo asociado de arbolado  y cereales minimizaba  el impacto de un año de escasas precipitaciones: la baja cosecha de cereales se compensaba con la de los cultivos arbóreos. Y en años secos o muy secos, ésta última era la única cosecha posible.

Pero para que este tipo de cultivo fuera posible había hecho falta modificar previamente la pendiente del terreno mediante la construcción de bancales de piedra que se rellenaban de tierra, a veces traída desde muy lejos. Fue el fruto de cuantiosísimos esfuerzos del agricultor, sólo con su trabajo personal, ya que su instrumental era muy escaso.

Así se creaba un sistema de terrazas planas en las laderas, uno de los más antiguos y eficaces para disminuir la erosión e infiltrar el agua en la tierra en vez de correr ladera abajo. El suelo retenía así una parte importante del agua de lluvia y las cosechas podían ser viables.



Esta captura de Google Maps permite apreciar los numerosos bancales y terrazas de Serra Gelada. Los muros de piedra seca de los bancales son las líneas oblicuas que cruzan la imagen. También se aprecia que al ser tierras muy alejadas del casco urbano, se construían pequeñas casas que servían de hábitat temporal y de refugio durante las temporadas de trabajo. En la imagen se aprecian los restos de tres de ellas.


Las terrazas remontan así las pendientes como graderías que ascienden en ocasiones hasta la misma cumbre y, como norma general, hasta el límite ecológico de los cultivos. Su construcción implica un ímprobo esfuerzo, pues, la rotura de las pendientes obliga, a menudo, a brutales desmontes para crear las parcelas y, en otras, al transporte del suelo desde los lechos fluviales hasta las laderas.” (“La cultura del agua en ámbitos semiáridos: valores paisajísticos, ambientales y culturales” artículo de María Hernández Hernández y Enrique Moltó Mantero)

Este trabajo de abancalado modeló laderas y cauces hasta límites insospechados. Como dijo el geógrafo Deffontaines “el campo es aquí, sobre todo, arquitectura”. Su existencia sólo se entiende por el “hambre de tierras” que dominó en Benidorm en los siglos XVIII y XIX a causa del enorme crecimiento demográfico. 




El aljibe de Sierra Helada.

El "secano mejorado" (expresión utilizada por Antonio López Gómez, uno de mis profesores de la Universidad de Valencia) es un sistema típico de las zonas de clima árido del Sureste español y Benidorm está entre ellas. 

Los agricultores habían observado que un pequeño riego algunas veces al año aumentaba notablemente la producción del secano, sobre todo en el caso de olivos, almendros y cereales. Se aseguraba una parte de la producción casi todos los años, al no depender exclusivamente de la irregularidad de las lluvias.

El agua para estos riegos podía obtenerse recogiendo en aljibes y balsas la que circulaba por torrenteras y barrancos y en la comarca tenemos algunos ejemplos de esta arquitectura hidráulica. La cantidad de agua aportada con este sistema era escasa por lo que no se puede hablar de regadío.

En el caso del aljibe que voy a comentar, el agua de lluvia en él recogida se dedicaba al consumo de los carabineros que tenían el cuartel muy cercano y posteriormente al riego. Está destruido y si en alguna ocasión hubo alguna acequia de tierra, ha desaparecido también. El volumen de agua almacenado era escaso y el riego con ella, nunca pudo considerarse regadío sino secano mejorado.

De todas formas, en estos momentos ya da igual el uso que tuvo. Lo importante es que constituía un elemento clave en la supervivencia de las gentes que tan duramente trabajaron en esa zona para ganarse el sustento.

El aljibe estaba situado muy próximo a la última estación de bombeo que sube el agua hasta la depuradora, un poco más al norte. Aunque actualmente está destruido, en los mapas de Google todavía aparece porque, afortunadamente, están sin actualizar. En el año 2004 hice algunas fotografías pero cuando volví en el 2010, para tomar medidas de sus dimensiones, ya estaba destrozado, ignoro la causa. 


El círculo amarillo muestra la situación del aljibe de Serra Gelada. Se puede acceder desde el Camí dels Torrers o desde el camino que sale, en dirección hacia Altea, desde la última estación de bombeo de aguas depuradas en la calle Nápoles, en realidad una de las dos carreteras que conduce a la EDAR.

Captura de Google Maps que muestra la casa de campo  y el aljibe antes de ser destruido.

Año 2004: aljibe visto por su cara norte. Detrás la casita de campo, en realidad un refugio, que hoy también está casi destruida.

Año 2004: aljibe visto por su cara sur.

Podemos comprobar por las imágenes anteriores que su estructura es la de una balsa rectangular cubierta con una bóveda de cañón (medio cilindro) un tanto irregular. Sus dimensiones interiores eran 6,35 metros de largo y 2,80 metros de ancho. Sus dimensiones exteriores hay que incrementarlas con el grosor de los muros que sólo he podido medir en un punto, resultando 0,56 metros. 

Esta estructura tenía pocas aberturas para que el agua se mantuviese sin luz y por tanto en mejores condiciones. El lado menor que daba al sur era totalmente macizo. En cambio el lado que daba al norte tenía una ventana, cuyo tamaño no pude medir. Servía para extraer agua manualmente y permitía entrar para los trabajos de mantenimiento y limpieza. La existencia de un marco de madera permite suponer que se cerraría con una puerta de una hoja. 

En el lado mayor que daba al Este, muy próximo al lado que tenía la ventana, había una pequeña abertura cuadrada de casi 30 centímetros de lado. Servía para que entrase el agua. 


Año 2013: canal de 30 cm de ancho que llevaba el agua desde la balsa de decantación hasta el aljibe, hoy día ya destruido.


Las marcas del agua en el interior del aljibe indicaban cual era el nivel máximo, que no pude medir. Tras su destrucción medí una parte, sin llegar al fondo que estaba lleno de cascotes. Obtuve una altura de agua de 81 centímetros, pero seguro que era algo mayor. Por tanto el volumen de agua recogida estaría entre los 15  y los 18 m3, insuficiente para un riego normal.
Interior del aljibe en 2004. Al estar en desuso, el fondo estaba lleno de piedras, botellas, latas y otros objetos tirados por visitantes desaprensivos.


El material constructivo era el tradicional de la zona, que en documentos del siglo XVII se denominaba "cal y canto": piedras sin trabajar cogidas con un mortero de cal y arena. Era un material barato y muy duro, pero fácilmente degradable por la erosión atmosférica así que tenía externamente un enlucido de cal y arena. Para el recubrimiento interior del vaso del aljibe se utilizó mortero hidráulico. También se observan en algunos puntos reparaciones hechas con cemento que indiscutiblemente pertenecen al siglo XX.

El aljibe captaba el agua de un pequeño barranco que desembocaba junto a él. Actualmente ese barranco está parcialmente cubierto con cemento, para que el agua llegase más limpia, aunque eso se trata de un arreglo del siglo XX. Un poco más arriba los bancales están hechos de forma que el agua circulante se dirija hacia dicho cauce. 

El agua de lluvia que corría por el barranco llegaba, justo antes de entrar al aljibe, a una balsa de decantación de forma rectangular y recubierta de mortero hidráulico. 


Año 2004: final del barranco, balsa de decantación e inicio del canal que llevaba el agua hasta el aljibe.


Me resulta imposible decir cual pudo ser la fecha de construcción de este aljibe. Sus materiales constructivos y su forma son los tradicionales, es decir que se emplearon durante muchos siglos. Así que, al no tener referencias escritas, sólo puedo suponer que sería, como muy antiguo, de mediados del siglo XVIII aunque también podría ser de mediados del XIX. El el "Diccionari de Benidorm" indicaba que daba servicio a los carabineros así que mediados del XIX es la fecha más probable.

En la segunda mitad del siglo XX se abandonó ese cuartel y se produjo el paso de la economía agrícola a la turística. Eso supuso que se fuesen abandonando las tierras de cultivo. Las primeras en sufrir este abandono fueran las de secano ya que exigían un esfuerzo brutal y daban unos beneficios muy escasos. Por eso vemos que las laderas de la Serra Gelada, antaño cubiertas de algarrobos, almendros y otros cultivos propios del secano, han ido perdiendo esas especies y en su lugar ha crecido la vegetación natural de arbustos y pinos.
Esta cubierta vegetal es muy importante para mantener el equilibrio de los suelos y son el hábitat de numerosas especies botánicas y de fauna. Serra Gelada ha dejado de ser un lugar de duro trabajo y se ha convertido en una zona verde de alto valor ecológico que ciudadanos de Benidorm y visitantes utilizamos como zona de paseo y de deportes varios. Eso es muy positivo.

Lo que resulta incomprensible es la destrucción de este aljibe y del abandono de otras estructuras de la zona, como el cuartel de carabineros, en grave peligro de destrucción. Es la evidencia, una más, del poco respeto que tenemos por un patrimonio que es testimonio de otros tiempos y otras actividades económicas que no deberíamos olvidar. 

Cicerón escribió que la Historia era "testigo de los tiempos, luz de la verdad, vida de los recuerdos, maestra de la vida" ("Historia vero testis temporum, lux veritatis, vita memoriae, magistra vitae, nuntia vetustatis, qua voce alia nisi oratoris immortalitati commendatur?")

Espero que esta mirada retrospectiva a un aspecto olvidado de nuestra historia nos enseñe a apreciar y respetar nuestro patrimonio histórico y natural y por tanto a ser mejores ciudadanos. Así la Historia habrá sido de verdad magistra vitae.
Estado actual del aljibe tras la destrucción de su bóveda y paredes. El vaso del aljibe está casi completo, pero totalmente colmatado con los cascotes. La vegetación está cubriéndolo como si la naturaleza quisiera recuperar un espacio que antaño fue suyo...




viernes, 15 de marzo de 2013


BENIDORM, 1740:  UN BARCO A LA DERIVA, UN CONFLICTO DE COMPETENCIAS Y UN MILAGRO.



Francisco Amillo Alegre


Estoy acabando de escribir este post en el atardecer del día 15 de marzo de 2013 y voy a referirme a unos hechos acaecidos hace exactamente 273 años. Para ello retrocederé al Benidorm del siglo XVIII, al atardecer del día 15 de marzo de 1740. 

Las gentes de Benidorm han avistado un barco, un londro a la deriva y sin tripulación que es arrastrado  hacia el Oeste por el temporal de Gregal. 
La noticia ha corrido por Altea y Benidorm. El juez de Benidorm ha interrogado a marineros de Altea que habían desembarcado en el Rincón de Loix y le indican que el navío navegaba a la deriva, medio hundido y sin tripulación. A causa del temporal no se atrevieron a hacer nada para rescatarlo. 
Por su parte, el capitán de dragones de la guarnición de Altea está preparado para enviar dos soldados a donde sea preciso. Un barco sin tripulación era una excelente noticia porque su propiedad pertenecía al Estado, en esa época el Rey, y sólo se abonaría 1/5 de su valor a los que lo rescatasen. Los soldados deberán estar en la playa cuando los salvadores arriben con su rescate para salvaguardar los intereses de la corona.

El sol ya se está poniendo cuando un laúd de Benidorm, cuyo patrón es Antonio Bayona, se atreve a salir a la búsqueda del londro. Lo encuentra en la parte de poniente de la isla de Benidorm. Está desarbolado y sin velas. El agua llega a la cubierta. 
Los marineros le atan un cabo y lo remolcan hasta la playa de la villa a la que llegan al amanecer del día 16. En ningún sitio se dice si es la playa de Levante o Poniente, pero esta última es la más probable por ser la más resguardada de los temporales del NE. Allí surgiría más tarde el barrio de pescadores.

Poco después el Comisario de Marina, con sede en Alicante, es informado de este hecho. Tras leer el primer informe todas las circunstancias le parecen extrañas: que el barco estuviera sin tripulación, a la deriva, que los marineros de Benidorm emplearan toda la noche en remolcarlo y que finalmente (tal vez lo más grave para él) no tenía nada de valor... o al menos eso es lo que declaran los rescatadores... 

Sospecha de todo: de un ataque corsario a la nave, del abandono de la misma por causa de la peste, de que los marineros de Benidorm se hubieran quedado con la carga perjudicando los intereses económicos de la Real Hacienda…

Por eso manda hacer una averiguación de los hechos. Quiere despejar tantas incógnitas. El día 19, festividad de San José, Alvaro Llorca, “escribano de su magestad”, obedece las instrucciones recibidas y redacta una minuciosa descripción de lo que hay en el barco. En ella dice que “tiene a la parte de afuera de la popa una imagen de Nuestra Señora con su niño”. Es la noticia más antigua sobre la Virgen del Naufragio, después llamada del Sufragio.

Esta imagen sería a partir de entonces muy querida y venerada por la población de Benidorm, especialmente entre las gentes de la mar. Su festividad acabaría equiparándose con la de los santos patronos de la villa, Sant Jaume y Santa Anna. 
Su devoción se exportaría a Barcelona, donde residió una importante colonia benidormí. Allí se conserva una imagen suya, que era visitada asiduamente por los benidormenses, aunque parece ser que las cosas están cambiando. Según me indicaba una persona de Barcelona:   "La imagen de la Virgen del Sufragio de la que me habla se halla en la iglesia de San Miguel del Puerto, en la Barceloneta. Es una imagen pequeñita que se encuentra sobre un altar. Mis padres y abuelos se casaron en esa parroquia.  Por cierto, el cura párroco me comentaba el otro día que cada vez queda menos gente de Benidorm, y que este año pasado [2012] no se hizo ninguna celebración el día de la patrona... Es una lástima, pero supongo que todo se acaba algún día.


Volviendo al año 1740, el incidente del londro suscitó una rivalidad entre la autoridad militar, con sede en Alcoy, y la autoridad civil de Marina con sede en Alicante. 
El comisario de Marina, Jacinto Navarrete, quería venderlo en pública subasta  porque no creyó en abandono del barco por peste. 
En cambio el capitán José del Corral, al mando del destacamento de Altea, sí lo creyó y ordenó desguazar el barco y quemarlo todo. Era una de las medidas a tomar en caso de peste, aunque podía haber optado por la más suave de la cuarentena, que no sólo afectaba a personas sino también a objetos. 
Esto indignó al Comisario de Marina,  que elevó una queja a sus superiores. Esta queja y todos los testimonios notariales redactados en Benidorm constituyen la parte más importante de este legajo gracias al cual podemos conocer esta historia. 


El gran historiador Pere Mª Orts i Bosch había estado mucho tiempo buscando documentación sobre la arribada del londro con una imagen de la Virgen en su popa,  el origen del culto a Nuestra Señora del Sufragio y sobre todo las circunstancias de su hallazgo milagroso. 
En el archivo parroquial de Benidorm no había noticias sobre estos hechos. Sólo existía una tradición oral, que ya llevaba más de dos siglos circulando. Pero, como por encima de los 100 años las tradiciones orales dejan de ser fiables, había escudriñado en archivos de Madrid, Barcelona, Valencia y Alcoy durante mucho tiempo. Pero había sido una búsqueda infructuosa. 
Buscaba documentación de 1730, que es la fecha que daba la tradición a este acontecimiento. Pero apareció en Simancas y resultó ser de 1740. Son cosas que tiene la investigación histórica, pero al menos Pere Maria pudo recoger los frutos de tantos años de búsqueda. 

Su alegría fue inmensa y basándose en los documentos de Simancas, escribió su obra “Una imagen de la Virgen en Benidorm”, publicada en Valencia en 1965  por la editorial Ecir y que ha tenido reediciones posteriores sin modificar su contenido porque, según explicaba su autor, no era necesario: todo estaba meridianamente claro desde 1965.

Gracias a su descubrimiento pudo corregir algunos elementos que la tradición popular había ido añadiendo al relato histórico, pero lo confirmó en sus líneas esenciales y le puso fecha exacta y nombres propios. 

Aunque hay una cosa que llama la atención: es ambiguo al narrar la quema de la nave pero cuando hace la transcripción, respeta escrupulosamente el texto original. 
Por otro lado, cuando años más tarde escribió una escenificación de este hecho (publicada en 1977 con el título de “Arribada d’una imatge de la Verge a Benidorm” que la asociación La Barqueta se encarga de representar), recogía lo averiguado gracias al expediente de Simancas, pero mantenía la tradición popular de la inmediata quema de la nave y la milagrosa aparición de la Virgen del Sufragio intacta entre las cenizas. 

Es decir, en ambas ocasiones temió molestar a algunas personas si decía claramente que el milagro era sólo una creación de la devoción e ingenuidad del pueblo, que a lo largo del tiempo había ido embelleciendo el relato.

Sin embargo Pere Maria sabía perfectamente que los hechos no sucedieron exactamente así. El barco se desguazó primero y sus maderas se quemaron el día 5 de abril, mientras que la existencia de la imagen de la Virgen se conocía como mínimo desde el día 19 de marzo y posiblemente antes. Su existencia se cita dos veces en los documentos. Por tanto parece muy claro que no fue quemada con el barco sino trasladada, suponemos que desde los primeros días (entre el 19 de marzo y el 6 de abril), al hospital de la villa donde comenzó a ser venerada por los fieles como Virgen del Naufragio.
En mi opinión, eliminar el milagro de esta historia no debería ofender a nadie. El verdadero creyente no necesita de milagros para fortalecer su fe. Y el historiador debe reflejar lo hechos tal como la documentación los da a conocer… 

Aunque la documentación no indica a qué playa se llevó el londro, lo lógico es pensar en el principio de la de Poniente. Tal como puede verse en la fotografía es la zona más resguardada para los temporales de NE; a finales del siglo XVIII surgió allí un barrio de pescadores. También se observa la presencia de varias embarcaciones tipo laúd. 

Todos estos hechos que rodean la llegada del londro han sido ya suficientemente narrados y no voy a seguir con ellos. Sí me gustaría escribir algo sobre dos protagonistas de esta historia de los que se suele hablar menos: las dos naves, el londro y el laúd.



Empezaré por el laúd,  la nave del benidormí Antonio Bayona que remolcó el londro a la deriva. Pere María Orts no informa sobre ella, en mi opinión porque es un tipo de embarcación que ha sobrevivido hasta nuestros días y por tanto era bien conocida por todos en 1965.
Pero Benidorm se ha transformado y las nuevas generaciones, con honrosísimas excepciones, ignoran el pasado marinero de su ciudad así que creo que debería decir algo sobre esta embarcación.

Además el tipo de laúd que conocemos hoy día no tiene por qué ser idéntico al del siglo XVIII y por esa causa he buscado información sobre naves de dicho siglo en fuentes lo más cercanas posibles a los hechos. 

La primera consulta fue en varios diccionarios de la Real Academia Española, desde el año 1734 a 1770. En la entrada “laúd” sólo aparece la definición del instrumento musical. 

Tuve más suerte en el “Diccionario histórico de los artes de la pesca nacional” de Sañez Reguart, del año 1793. Allí la entrada “laúd” remite a “llaut” donde, en la página 34, empieza una prolija descripción de esta nave que ocupa hasta la 77. El laúd, según indica, era un barco de pesca y por eso incluye su descripción.

Se trata de una descripción muy minuciosa de su estructura, construcción, elementos para la navegación, etc. Entra en detalles como las características de los clavos, las herramientas que se deben llevar a bordo, los hornillos para cocinar, los barriles para el vino y el agua, las escudillas de madera para comer, etc.
Utensilios que debe llevar a bordo un laúd: 1 fogón (caja de madera con ladrillos en el fondo y laterales), 2 brújula, 3 olla de hierro para la comida, 4 jarro para el vino, 5 espuerta grande para conservar todos los avíos de la cocina, 6 espuerta cerrada para guardar las agujas de coser velas y redes y otros objetos, 7 farol para iluminación y señales, 8 barril de vino, 9 barril de agua, 10 cazuela donde come la tripulación; solían ser de madera porque se rompían menos.



En la costa mediterránea para construir la quilla se solía emplear madera de encina y para el costillar se prefería el olivo porque “no se pudre por el contacto del hierro, ni escupe la clavazón, como sucede con otras especies de maderas que se hinchan, empapadas ó penetradas por la humedad.” Para las piezas que han de estar bajo el agua (“obra viva”) hay que evitar los nudos de la madera, ya que por ahí entraría el agua. Fuera del agua (“obra muerta”) ya puede haber nudos y maderas de peor calidad como el pino.


Como dicho Diccionario está accesible a todo el mundo a través de internet no indicaré más detalles. Sólo añadiré que, según su autor, había dos tipos de laúdes, uno más grande y otro menor, según el tipo de pesca a la que se dedicaban. Como en la documentación no se da ningún detalle sobre tamaño o número de marineros del laúd, llaut o falucho de Antonio Bayona, no sabemos a cual de los dos grupos pertenecería. Pero como se trataba de remolcar una nave grande y con mala mar, yo me inclinaría por el laúd grande. 

Sus dimensiones eran 30 codos (≈17 metros) de eslora y 7 codos de manga (≈4 metros). La proa es más alta (4 codos ≈ 2,3 metros) que la popa (3 codos ≈ 1,7 metros). El mástil tiene 29 codos de alto, o sea  16,5 metros. Dice que los laúdes de este tamaño son excelentes y de mucho aguante.

Las dimensiones del laúd menor eran casi la mitad:  15 codos de eslora, 3 codos de manga y mástil de 12 codos.
Sañez Reguart no indica el tipo de codo utilizado pero supongo que será el denominado “de ribera”, típico de la construcción naval, que equivalía a unos 57 cm. 


Dibujo de un laúd, llaut o falucho en el “Diccionario histórico de los artes de la pesca nacional”, Volumen 4, de Antonio Sañez Reguart, del año 1793. Podemos suponer que el que fue utilizado por Antonio Bayona en el siglo XVIII para remolcar el londro sería bastante similar a éste. 



Acerca del londro Yanez Reguart no da ningún dato, ni siquiera cita su nombre, por lo que parece claro que no se utilizaba para la pesca. 
Tampoco aparece en los diccionarios de la  Real Academia Española del siglo XVIII y XIX, lo cual es ya más extraño. 
La referencia más antigua que he encontrado ha sido la del  Diccionario de M. Nuñez de Taboada, de 1825. Dice que se trataba de una embarcación mercante de vela latina que también era llamada  “pinque”.




Como el diccionario había sido editado en París, he buscado información de pinque en francés y  he encontrado esta definición de 1792: “Bâtiment marchand et a voiles latines. Sa carène est vaste ou a fond plat.  Il est ordinairement a trois mâts, à antennes, et on en fait surtout usage sur la Méditerranée. Son port s'élève quelquefois jusqu'à deux ou trois cents tonneaux. Il est surtout distingué par sa poupe, qui est très élevée.” (N.C. Romme, Dictionnaire de la Marine Française). 
O sea que se trataría de un barco mercante de vela (no dice nada de remos), de fondo plano, con tres mástiles y que se usaba sobre todo en el Mediterráneo. Su registro podía llegar hasta las 200 o 300 toneladas y se distinguía sobre todo por su popa más elevada.

Otro diccionario francés indica que era una nave que derivaba del jabeque turco en su parte delantera, especialmente por su palo de mesana inclinado hacia adelante, y de la fragata en su parte trasera a causa de su popa alta. 
Añade que tenía tres mástiles, que fue aparejada sobre todo como jabeque con velas latinas, aunque podían ser sustituidas por velas cuadradas. 
Utilizados como buques de carga, los pinques desaparecieron hacia 1820.


En esta imagen francesa de un pinque o londro vemos su popa alta que permitía llevar mascarones de popa, el uso de artillería y su finalidad mercante. El mástil delantero inclinado era otra característica de esta nave. 


En el “Diccionario marítimo español” de 1865 se especifica que a principios del siglo XVII era un nave de remo y vela y sin cubierta pero después se construyeron londros tan grandes como las galeras. Podía además tener hasta 50 remos ( 25 por banda), lo que explica que su dotación podía incluir hasta 150 hombres. También podía disponer de algunas piezas pequeñas de artillería para defensa ante ataques corsarios.


Definición de “londro” según el "Diccionario marítimo español" de  José de Lorenzo, Gonzalo de Muga y Martín Ferreiro. Año 1865.


Pere María Orts sí que da información sobre el londro. Indica que el nombre de esta embarcación aparece a menudo en el Archivo del Reino de Valencia donde se señala la entrada y salida de londros de diversos puertos cargando y descargando mercancías durante los siglos XVII y XVIII. 
Añade que se dedicaban al transporte de mercancías pero que no eran embarcaciones uniformes, variando su tamaño según usos y circunstancias, algunos con remos y otros sin ellos. Era frecuente llevar cañones dado el peligro de los corsarios.
Utilizaba velas latinas casi triangulares porque faltaba uno de los picos de la parte inferior y utilizaba en el extremo de popa un palo de mesana más pequeño que los dos mástiles principales, uno a proa ligeramente inclinado hacia adelante y otro en el centro. 


Dibujo de un londro en el libro de Pere Maria Orts, en el que se indican sus dimensiones: 32 codos de eslora y 10 de manga. Era por tanto un londro pequeño, ligeramente superior a un laúd grande.