lunes, 11 de febrero de 2013


EL POBLADO IBÉRICO DEL TOSSAL DE LA CALA DE BENIDORM ¿UNA FORTIFICACIÓN ROMANA?

Francisco Amillo Alegre


Hasta hace poco se creía que en la cumbre del Tossal de la Cala de Benidorm había existido un poblado ibérico cuyo origen se remontaría al siglo IV o al III a.C. y que había sido destrozado por la urbanización de la zona a partir de 1956. Sin embargo las conclusiones de un estudio de la Universidad de Alicante, el "Proyecto Sertorio", indican que se trataría de una fortificación romana del siglo I a.C. 




La ciencia no es infalible. Con bastante frecuencia, conceptos admitidos como ciertos por la mayoría de los científicos, eran rechazados por estudios posteriores. Someter todos los conocimientos a revisiones críticas ha sido positivo: hemos evitado errores y hemos consolidado certezas.

La ciencia histórica no se libra de estas revisiones y un ejemplo claro está en el Tossal de la Cala de Benidorm. Hasta hace poco pensábamos que en lo alto de este cerro había un poblado ibérico cuya fecha inicial era discutida: José Belda que lo excavó en la década de 1940 afirmaba que había un nivel preibérico, de la época del Bronce. Las excavaciones posteriores (Miquel Tarradell en 1965 y Francisco García en 1984) y otros estudios como el de Enric Llobregat en su ya clásica obra Contestania Ibérica (1972) rebajaron su cronología a la época ibérica. Para algunos su origen estaba en el siglo IV  y para otros en el III a.C. No había unanimidad ni certeza absoluta en este punto.

En lo que no había dudas era en el final del poblado. La ausencia de la cerámica terra sigillata les llevó a todos esos autores a la misma conclusión: se había abandonado espontáneamente, sin destrucción ni violencia, a partir del 50-40 a.C. Mientras estos autores pensaban en un abandono paulatino Jesús Moratalla, en su tesis doctoral del año 2004, defendía un abandono súbito ya que se habían conservado piezas cerámicas relevantes, lo que no daba pie a pensar en un abandono progresivo. Este detalle del abandono súbito es muy importante, en mi opinión.


Los tres arqueólogos que excavaron en lo alto del Tossal eran también unánimes respecto a la existencia de un poblado ibérico, aunque diferían en cuanto a los niveles arqueológicos. Mientras Belda distinguía 4, Tarradell y García hablaban de un único nivel de los siglos II-I a.C., por cierto de poco espesor, un detalle que en mi opinión es también de vital importancia.

Después de las excavaciones de Belda el poblado sufrió en 1958 la construcción de un mirador en la parte alta y una carretera de acceso. Los restos arqueológicos sufrieron nuevos daños con las excavaciones clandestinas de, entre otros, el cura-párroco Luis Duart y del cabo de la Guardia Civil del puesto de la Cala, José Soler. Finalmente la edificación de la urbanización Mont Benidorm en 1983-87 y, con posterioridad, el desarrollo urbanístico en el resto de esta zona arqueológica, ha dificultado enormemente el estudio e impedido la verificación de datos.

Por eso el único experto que pudo estudiar la totalidad del conjunto arqueológico del Tossal fue Belda. Desgraciadamente sus métodos arqueológicos dejan mucho que desear de acuerdo con los sistemas actuales y sus informes adolecen de imprecisiones.

Según dejó escrito Belda, en la zona del Tossal de la Cala había tres yacimientos arqueológicos:
- Un poblado ibérico en lo alto del cerro, con una muralla en su parte norte ya que en el resto la orografía de profundos acantilados era suficiente protección.
-   - A sus pies había un cerro alargado con restos arquitectónicos, “una doble muralla”, que interpretó como una factoría ibérico-púnica.
-  - Un altozano cónico, situado cerca del anterior y sin restos arquitectónicos. Allí aparecieron la mayoría de los fragmentos de pebetero de lo que él consideró la diosa Tanit. Por eso dedujo la existencia de un santuario al aire libre en ese punto.


La muralla del yacimiento estaba en la parte norte ya que en el resto los acantilados eran la mejor defensa. Derecha: posible entrada al poblado protegida por un doble muro.



Los pebeteros del Tossal, cuyos fragmentos aparecieron en un yacimiento a sus pies pero también dentro del poblado, correspondían según Belda a la diosa Tanit. Posteriormente otros autores los atribuyeron a Deméter.



Tarradell y García ya no pudieron ver ni la supuesta factoría ni el supuesto santuario porque habían sido arrasados por el desarrollo urbanístico. Sólo pudieron excavar en el poblado, aunque algunas de sus partes (por ejemplo la muralla) habían sido arrasadas por la construcción de la carretera de acceso. Y la parte alta del Tossal se había rebajado y aplanado, tirándose ladera abajo los materiales sobrantes, según indicaba un testigo directo a Francisco García. Por eso Tarradell ya sólo pudo excavar dos calles del poblado. Pero la construcción de la urbanización Mont Benidorm lo dejó reducido a una calle con trece departamentos que fueron los que excavó Francisco García y son los que se pueden visitar hoy día.

Posteriormente se descubrió la existencia de un camino al que alude José Ramón García Gandía, arqueólogo Municipal de Finestrat (Puedes consultar aquí su artículo). Según él, los sondeos realizados en la Avenida de la Marina Baixa de Finestrat, en la vaguada que desemboca en la playa, documentaron un camino de 4 metros de ancho flanqueado por dos muros paralelos de unos 60 metros de largo. Son  de mampostería apareciendo en ocasiones aparejo ciclópeo en la base. Este conjunto data de entre finales del siglo IV y finales del III a. C.
A los dos muros se añaden otros perpendiculares, que estarían relacionados con estructuras anexas al vial. La dirección del camino  va desde la zona más alta, en la actual Avenida de Finestrat, hacia la playa. “Suponemos por tanto, que la importancia del lugar, ya en esta época, queda manifestado al realizar esta construcción singular, cuya funcionalidad debió estar relacionada con el tránsito de personas y productos desde el enclave costero hacia las tierras del interior. Nos encontramos pues, con un fondeadero de época antigua, y con estructuras estables a él asociado.”

Posteriormente, en el año 2006, las obras de construcción de un aparcamiento en el edificio Principado, también en el término municipal de Finestrat, sacaron a la luz los restos de un alfar (espacio dedicado a la fabricación de cerámica) de los siglos II-I a.C., es decir idéntica cronología que la cerámica romana del poblado de lo alto del Tossal.



La tesis de licenciatura de Sonia Bayo.
A partir de los materiales arqueológicos obtenidos en estas excavaciones, de los informes que las acompañan y de los estudios de Llobregat y Moratalla, Sonia Bayo Fuentes realizó una tesis de licenciatura, publicada en 2010 con el título “El yacimiento ibérico de “El Tossal de la Cala” Nuevo estudio de los materiales depositados en el MARQ correspondientes a las excavaciones de José Belda y Miquel Tarradell”. En esta obra hace una revisión minuciosa de todas las informaciones y materiales disponibles hasta el momento y sus conclusiones, al estar tan bien documentadas, son de un gran rigor a pesar de dejar algunas cuestiones en el aire. Lo explica diciendo que ha desaparecido una parte importante de la zona arqueológica y que Belda fue poco riguroso en sus anotaciones por lo que no siempre ha sido posible verificar sus afirmaciones.

Destaca Bayo la existencia de lucernas, un sistema de iluminación desconocido entre los iberos y que son típicas del mundo romano. También destaca algunos elementos exclusivos de los soldados romanos como son las armas y la vajilla doméstica de metal. Finalmente es importante señalar que constata la existencia de fragmentos de vidrio con decoración grabada a modo de retícula. Es un elemento muy escaso todavía en época tardorepublicana y que siempre aparecen en ambientes romanos.

Con todo esos datos la autora defiende en este libro la existencia en el Tossal de un único nivel arqueológico con una cronología tardía: los siglos II y I a.C. Encuentra algunas dificultades para la validez de este postulado, como la existencia de cerámica griega del siglo IV a.C. y de esculturas en piedra (fragmentos de un león y un toro) también del siglo IV.
La cerámica ibérica pintada con elementos figurativos simbólicos (estilo Elche-Archena) la sitúa en el siglo II a.C. aunque al describir algunas piezas las asigna al final del siglo III.
Pero para ella prima el gran porcentaje que hay de cerámica romana, ya que la ibérica supone sólo el 39 % del total. Esta cerámica romana se adscribe al ámbito doméstico (alimentación, iluminación, contenedores de líquidos y perfumes, etc.) y corresponde exclusivamente al siglo I a.C. “Prácticamente todas las piezas romanas localizadas en el yacimiento son atribuibles al siglo I a.n.e.



Tossal de la Cala: fragmento de cerámica Campaniense B que según Sonia Bayo corresponde a un vaso de la forma 1 de Lamboglia.  Presenta un grafito en alfabeto ibérico que tal vez indique el nombre del propietario o sus iniciales.

Acepta, como los demás autores, que el final del poblado se produjo hacia los años 50-40 a.C.

En conclusión, la tesis de licenciatura de Sonia Bayo rebaja la edad del poblado del Tossal al siglo II a.C. y señala la presencia de soldados romanos en el yacimiento. Pero no pone en cuestión que se tratara de un poblado ibérico.



El “Proyecto Sertorio” de la Universidad de Alicante.
En 2012 el departamento de Arqueología de la Universidad de Alicante hizo públicos algunos resultados de una investigación reciente que han cambiado las cosas aún más.
 Informó que estaba realizando desde el año 2010 un estudio sobre la guerra de Sertorio, un conflicto civil romano que tuvo por escenario la Península Ibérica  desde el 81 al 72 a.C.  

Surgió por la oposición del gobernador de la Hispania Citerior, Quinto Sertorio, a la dictadura de Sila y el Senado. El gran conocimiento del terreno, la amistad con los nativos de Hispania y la táctica de guerrillas  le permitieron mantener en jaque las legiones senatoriales de Quinto Cecilio Metelo. Tras su fracaso, Sila envió al famoso general Cneo Pompeyo Magno que logró acabar con casi toda la resistencia de Sertorio y de las tribus íberas que lo apoyaban en el 74 a.C. Estas derrotas propiciaron la conspiración de Marco Perpenna que acabó con  el asesinato de Sertorio en Osca (Huesca) el año 72. Sin él la guerra finalizó rápidamente ya que Perpenna fue derrotado y muerto pocos meses después por Pompeyo.

¿Cómo afectaron estos acontecimientos a la población ibérica que vivía entonces en nuestra zona? Según los investigadores del Proyecto Sertorio (Feliciana Sala Sellés, Lorenzo Abad Casal, Jesús Moratalla Jávega, y Sonia Bayo Fuentes entre otros) en realidad en lo alto del Tossal no había un poblado ibérico sino un asentamiento militar del bando sertoriano. Una afirmación sorprendente que desmonta mucho de lo que hasta ahora habíamos creído al respecto.

La información sobre el Proyecto Sertorio y sus conclusiones más impactantes está disponible en http://web.ua.es/es/sertorio/inicio.html. En Benidorm recibimos información mucho más amplia gracias a que la concejalía de Patrimonio organizó el 14 de diciembre de 2012 una conferencia a cargo del equipo del Proyecto Sertorio con el título de “Conferencia sobre los orígenes de Benidorm”.

Según estos autores, el Tossal de la Cala formaba parte de un conjunto de enclaves ubicados “en cerros elevados, la mayoría junto a la costa, con escasos recursos agropecuarios en su entorno, pero siempre junto a buenos fondeaderos y/o refugios temporales para las naves. También coinciden en el elevado porcentaje de importaciones de vajilla y ánfora romanas. Cumplen con estas características los siguientes yacimientos: de norte a sur, el Passet de Segària (1), la Penya de l'Àguila (2) (conocido en la bibliografía anterior como Pic del Águila), Punta de la Torre o Portet de Moraira (3), el Penyal d'Ifac (4), Cap Negret (5), Tossal de la Cala (6) y Tossal de la Mallaeta (7).
Llamamos la atención sobre la localización de los enclaves por no responder a los patrones habituales del poblamiento ibero contestano. Comprobamos asimismo que están conectados visualmente, por lo que la razón de ser de estos enclaves radicaba en el tráfico marítimo y, en concreto, en el control del tráfico de naves en el triángulo formado por Ebussus, Dianium y Carthago Nova.”



Mapa realizado por el Proyecto Sertorio indicando en verde los lugares de vigilancia sertorianos. En aquella época la comunicación terrestre más importante era la Vía Hercúlea o Camino de Aníbal, que después se denominaría Via Augusta, y que aparece en azul en el mapa. Nuestra comarca estaba muy apartada de esa ruta y la comunicación marítima era por tanto de importancia capital.


Situados sobre acantilados de difícil acceso, estos enclaves militares cumplían un papel fundamental controlando el litoral y la circulación de naves que en aquella época era de cabotaje. El bando senatorial tenía su base en Cartago Nova (Cartagena) mientras que la de Sertorio se encontraba en Dianium (Denia). Junto a estos emplazamientos solía haber buenos fondeaderos y a ellos acudían los piratas cilicios, aliados de Sertorio, para atacar las naves senatoriales que iban o venían de Cartagena.

Durante aquel conflicto, sertorianos e iberos convivieron y colaboraron. Feliciana Sala señaló que el contingente militar del Tossal de la Cala de Benidorm recibía el avituallamiento de los poblados indígenas ubicados en el interior y pertenecientes a pueblos contestanos, en los que Sertorio siempre buscó apoyo. El poblado ibérico más cercano estaba en la Sierra Cortina, en el Tossal de Les Bastides, término municipal de Finestrat.

Esta interpretación de los hechos tiene elementos irrefutables: hay una fuerte presencia de elementos típicamente romanos en un momento (primera mitad del siglo I a.C.) que puede coincidir con las guerras sertorianas. Por tanto parece casi segura la existencia de un campamento romano, muy probablemente sertoriano.
La existencia de un entrante de mar, en lo que actualmente es un terreno colmatado de sedimentos, permitía la existencia de un puerto donde los legionarios de Sertorio se podían avituallar y también suministraba una base a los marineros cilicios (denominados piratas por el bando vencedor) que desde allí podían hostigar las naves senatoriales que navegaban hacia Cartagena.

Pero no se pueden obviar algunos detalles. Hay cerámica griega del siglo IV y escultura íbera de piedra de ese mismo siglo IV. La cerámica ibérica, por mucho que se quiera rebajar su cronología, no puede bajar más del s. II a.C, y otros autores la sitúan en el III a.C. Veamos por ejemplo la descripción que se hace en el MARQ del famoso plato de los peces hallado en el Tossal de la Cala: “CS.4935 Plato ibérico pintado con peces: Gran plato de cuerpo troncocónico invertido con borde vuelto de ala plana que no conserva la base. Pasta fina color naranja-ocre con desgrasante pequeño. Presenta una profusa decoración en color rojo oscuro. Sobre el borde aparece una cenefa de ´dientes de lobo` y al exterior dos grupos de bandas horizontales paralelas enmarcando un amplio friso con motivos vegetales complejos (grandes hojas acorazonadas, flores trilobuladas, roleos, etc.). En el interior se observan dos frisos con peces representados con gran detalle. Siglo III a. C. 


También se puede objetar que, aunque la existencia de una guarnición romana en el siglo I a.C. parece indiscutible, eso no excluye que con anterioridad, en el siglo II o incluso III a.C. hubiese habido población íbera. ¿Es factible que una ocupación de unos diez años, la duración de las guerras sertorianas, origine una capa arqueológica del espesor de la excavada?

Por otra parte, durante el período de ocupación romana de la parte alta del Tossal ¿sólo estuvieron allí militares romanos?  El porcentaje de cerámica ibérica encontrado es un 39 % según Sonia Bayo. Es un porcentaje muy inferior al de cerámica romana, pero aún así digno de tenerse en consideración. Y hay cerámica romana campaniense B con grafitos de escritura ibérica que a los profanos en Arqueología nos resulta inimaginable atribuir a soldados romanos.

Por ahora la respuesta que da el equipo del Proyecto Sertorio a estas objeciones es que todo lo encontrado en lo alto del Tossal es del siglo I a.C. y los materiales de siglos anteriores vendrían de los otros yacimientos próximos al Tossal de la Cala y que los distintos autores han calificado de diferentes maneras: factoría, santuario o necrópolis. “Por ello, los vasos ibéricos pintados completos, la cerámica ática y el conocido conjunto de pebeteros de cabeza femenina, actualmente expuesto en el MARQ, que también forman parte del conjunto descubierto por J. Belda, permiten pensar en un segundo yacimiento datado entre los siglos IV y III a.C. en el entorno del Tossal de la Cala.

Como ese “segundo yacimiento” está bajo los edificios actuales es una hipótesis que no sabemos si se podrá demostrar algún día. Está claro que, si es correcta la cronología de los siglos IV y III a.C. propuesta por José Ramón García para esa calle de 4 metros de ancha con instalaciones anexas y relacionadas con la vida portuaria, algo importante debió existir en esa época y zona. La Cala de Finestat y el Tossal todavía pueden seguir deparando sorpresas arqueológicas...


La Cala de Finestrat en 1940 según una fotografía de José Belda, director de Museo Arqueológico Provincial (hoy MARQ) y el primero en excavar los yacimientos del Tossal de la Cala. Fuente: Universidad de Alicante





Tossal de la Cala en la actualidad. La enorme presión urbanística  ha destruido parte de los yacimientos y dificulta la investigación arqueológica en esta área.

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