domingo, 15 de septiembre de 2013

AGUA Y TURISMO en el día mundial del turismo. El consumo de agua en  Benidorm y la Marina Baja y su turismo sostenible.



Francisco Amillo



El próximo día 27 de octubre será  el Día Mundial del Turismo que este año tiene como lema «Turismo y Agua». En Benidorm se celebra con numerosas actividades, entre ellas una exposición en la Plaza de SSMM los Reyes de España que explicará mediante paneles el ciclo del agua en Benidorm.


Esta entrada del blog está tomada de mi libro “El agua en Benidorm y la Marina Baixa” y es mi aportación personal a este día tan importante para nuestra ciudad, sobre todo por los retos que se plantean cara al futuro
.
Veremos que hasta ahora el consumo de agua en Benidorm, la ciudad turística por antonomasia, ha sido responsable y totalmente sostenible. Esto contradice una opinión, bastante difundida, sobre el despilfarro de agua en las actividades turísticas.

Durante siglos el agua ha sido un bien muy escaso en las tierras áridas del sur de la provincia de Alicante y Benidorm no ha sido una excepción. Por eso siempre se ha administrado con mucho tiento. Y cuando a partir de 1950 el turismo se convirtió en la principal actividad económica el suministro de agua se convirtió en una de las prioridades de la ciudad,. Se trataba de ofertar al turismo extranjero agua en la cantidad y calidad que su nivel de vida demandaba. La traída de agua desde el pozo de Rabasa, en Polop,  la creación de la primera red de suministro urbano, de la planta potabilizadora de agua y de la red de saneamiento son pruebas evidentes. 

Posteriormente, la crisis hídrica del verano de 1978 afectó al turismo  rompiendo durante dos años la tendencia ascendente que hasta entonces le había caracterizado. Fue un revulsivo que obligó a buscar soluciones nuevas e imaginativas, modélicas en muchos casos, y ha permitido que desde entonces la falta de agua no haya entorpecido el desarrollo de la actividad turística.

Pero el futuro se presenta menos optimista. Un crecimiento excesivo de la comarca llevaría al agotamiento de los recursos actuales, procedentes todos  de ríos y acuíferos alimentados con el agua de las lluvias de la zona montañosa de la Marina Baja. Se plantean así una serie de retos que nuestra ciudad deberá resolver para continuar siendo en el futuro ese gigante turístico que empezó a formarse hace sesenta años.




El turismo de sol y playa que inició Benidorm en la década de 1950 se extendió posteriormente por otros municipios de la comarca. En todos ellos esta nueva actividad económica supuso cambios urbanísticos y demográficos que a su vez originaron nuevos usos del agua. La aparición de piscinas, campos de golf, parques temáticos, etc., que era impensable antes de 1950, se convirtieron en una realidad cotidiana.

Por otro lado el consumo de agua potable se iba incrementando en los meses estivales. La población de Benidorm y la comarca crecía de forma extraordinaria, llegando hasta un 225 % respecto la población del resto del año. 


Benidorm inició en la década de 1950 un turismo basado en el sol y la playa. 
Desde entonces ha dado prioridad a la edificación en altura con una densa ocupación del espacio. 



Posteriormente los municipios próximos a la costa iniciaron un turismo residencial basado sobre todo en las urbanizaciones y viviendas unifamiliares.

Este nuevo uso del agua ha tenido detractores desde sus orígenes. Muchos vieron en él un despilfarro y consideraron que causaba un grave perjuicio al medio ambiente y a otros usos prioritarios: la agricultura y el consumo humano. 
En 1978 la falta de agua en Benidorm fue atribuida exclusivamente al aumento del turismo sin tener presente que también los regadíos estaban demandando más agua porque se iban incrementando. 

Estas actitudes siguen vigentes hoy día. Basta con recordar la polémica que se suscitó a propósito del Plan Hidrológico Nacional hasta su derogación en 2005. En ella se utilizaron con frecuencia esos argumentos para oponerse a los trasvases considerando, por ejemplo, que era injusto destinar el agua del Ebro a los campos de golf de las zonas turísticas cuando otras regiones, como por ejemplo Los Monegros, la necesitaban para su desarrollo agrícola. 

Los defensores de estas posturas suelen partir de una premisa para ellos indiscutible: el agua dedicada a la agricultura es siempre útil y la dedicada a las actividades turísticas es superflua. 

Sin embargo la realidad es mucho más compleja, aunque hay una cosa clara: las inversiones en turismo son socialmente tan necesarias o más que en la agricultura ya que generan más puestos de trabajo y son mucho más rentables desde el punto de vista económico. 

En la tabla siguiente podemos ver que el turismo valenciano da trabajo al 12,8 % de la población mientras que la agricultura, que consume más de las tres cuartas partes del agua, emplea sólo al 3,3 %.  










El consumo turístico de agua se incluye en el abastecimiento urbano. (Datos de INE)



La tabla siguiente, elaborada con datos del Institut Valencià d'Estadística (IVE), indica la estructura del sector turístico en la Marina Baixa en el año 2009 mostrando las plazas turísticas ofertadas en cada localidad. Se observa que Benidorm dispone del 82,68% de las plazas de la comarca, siendo el primer municipio en todos los sectores excepto en el turismo rural. Dentro de la oferta de Benidorm predomina el sector de los hoteles. La oferta de plazas turísticas de otras localidades costeras como l’Alfàs del Pi, Altea o la Vila Joiosa es mucho menor porque en ellas está más desarrollado el modelo turístico residencial. 


Estructura del sector turístico en la Marina Baja. Datos del  Institut Valencià d’Estadística




Ya hemos visto que el sector agrícola es el que mayor uso de agua hace en España y en la comunidad Valenciana. En Benidorm y en la Marina Baixa la agricultura está en franco retroceso por lo que la diferencia de consumo entre esos sectores es mucho menor. 
El conjunto de consumos urbanos y turísticos tiende a igualarse con el agrícola, aunque hay oscilaciones por causa de la climatología: el consumo urbano es mayor que el agrícola en años de abundantes lluvias porque los agricultores necesitan regar menos. Pero ocurre todo lo contrario en años de sequía.

Pero si los consumos de agua son similares, no ocurre lo mismo con el número de puestos de trabajo creados ni con la rentabilidad económica, aspectos en los que el turismo supera holgadamente  a la agricultura. 
Por tanto las costosas inversiones necesarias para abastecer de agua al litoral de la Marina Baja, bien desde otras cuencas hidrográficas o bien desalando agua marina, serán más fáciles de recuperar si se dedican a potenciar el turismo. 

De todas formas no hay que contraponer los consumos de ambos sectores y considerarlos excluyentes: en el litoral de la Marina Baixa se complementan porque los agricultores utilizan cada vez más para sus riegos las aguas urbanas depuradas. Éstas están aseguradas en verano, que es cuando más necesarias son para la agricultura, con lo que ya no están a merced de las sequías. Y al menos de momento, son más que suficientes, ya que no se utilizan todas las aguas depuradas y hay que verter al mar una parte de ellas. 

Por tanto el beneficio es mutuo para el sector turístico-urbano y para el agrícola. En Benidorm y su comarca pueden coexistir sin problemas ambos tipos de actividades económicas. 



Las modalidades de espacios turísticos en la Marina Baixa.

La ocupación del suelo del sector turístico de nuestra comarca presenta dos tipos de espacios que crean diferentes tipos de consumo de agua. 

- En primer lugar están los espacios urbanos de alta densidad como Benidorm, con una elevada concentración de turistas alojados en hoteles y apartamentos turísticos de gran verticalidad pero ocupando poca superficie. La separación entre edificios permite tener una gran cantidad de zonas ajardinadas, piscinas, zonas deportivas, infantiles, etc. Aunque de lejos puedan producir sensación de aglomeración, de cerca los amplios espacios verdes que separan unos edificios de otros producen el efecto contrario. 

- Junto a este modelo encontramos los espacios urbanos de baja densidad que ocupan mucha más superficie ya que las construcciones son horizontales y unifamiliares. Los centros de servicios y ocio están alejados, siendo obligatorio el uso del transporte privado para acceder a ellos. Este modelo disperso suele caracterizarse por los edificios tipo “chalet” con piscinas y jardines. A menudo están agrupados en las denominadas “urbanizaciones”, características de municipios como Alfàs del Pi (salvo una parte del Albir), La Nucia, Polop, etc. 



a) Los espacios turísticos de alta densidad.

El turismo masivo de sol y playa suele preferir modelos urbanísticos tipo Benidorm, es decir, de alta concentración y densidad, con abundante oferta hotelera y de ocio. 
Este espacio turístico y el tipo de visitantes que acuden a él no tienen buena imagen ya que se consideran “poco selectos”. Son recurrentes en la prensa los artículos periodísticos que critican este modelo. 
Y en cuanto al consumo del agua, que es lo que ahora nos ocupa, también se considera de forma bastante generalizada que es el sistema más despilfarrador de agua. 

Sin embargo hay muchos estudios que demuestran lo contrario. Los especialistas señalan con unanimidad que el modelo turístico de alta densidad es el que menos agua consume y que por tanto es el más sostenible. 
Antonio Rico Amorós (Instituto Universitario de Geografía. Universidad de Alicante) resumía así las ventajas del sistema: 
[...] en todo el litoral de la Comunidad Valenciana tan sólo el municipio de Benidorm puede ser adscrito a la categoría de turístico en sentido estricto, con un modelo urbanístico de alta densidad, abundante oferta hotelera y de servicios complementarios, gran dinamismo empresarial, y una incalculable capacidad para generar rentas económicas y demandar mano de obra. Este tipo de modelo urbanístico es muy eficiente en la gestión de recursos de agua, al disponer de diseños técnicos adecuados y estar afectado de una menor estacionalidad en el consumo de agua potable.” 

O sea que, en contra de lo que se suele afirmar, el turismo de alta concentración territorial consume menos agua. Las ventajas que se señalan para este modelo de Benidorm y que explican su mayor eficiencia desde el punto de vista hídrico son las siguientes:

- Permite una gestión más eficiente del ciclo integral del agua (captación, potabilización, distribución, saneamiento y depuración).
- Disminuye la longitud de las redes (224 km en febrero 2010) y se agilizan tareas de localización y reparación de fugas de agua mediante sistemas SIG o “Sistemas de Información Geográfica”. Es una integración de hardware, software y datos geográficos que sirve para obtener, almacenar, analizar y desplegar la información georreferenciada con el fin de resolver problemas de planificación y gestión con telecontrol y telemando. 
- La gran sectorización de la red facilita las tareas de detección y reparación de anomalías.
- Disminuyen las pérdidas de las redes de agua potable, fenómeno en el que Benidorm ha sido una de las ciudades pioneras.
- Se reducen los volúmenes de agua no registrada (ANR).
- El módulo de consumo por turista no suele superar los 200-250 l/hab/día
- Se reduce la estacionalidad en el consumo que evita los gastos de sobredimensión de las infraestructuras.




Hotel Mediterráneo, Benidorm, una excepción a los hoteles de gran verticalidad que predominan en la ciudad. En el consumo turístico del agua en los hoteles hay que incluir piscinas, lavanderías, restaurantes, etc.



El consumo de agua por turista y día es difícil de calcular ya que se solapa con el consumo de los residentes. A ello hay que añadir el consumo de otras actividades como restaurantes, cafeterías, comercios, parques temáticos, etc. que están muy relacionadas con la actividad turística. 

En Benidorm A. M. Rico calculó el consumo de los distintos establecimientos turísticos mediante datos de facturación suministrados por Aquagest. El estudio se hizo con datos de los años 2002-2003 y sus resultados siguen siendo válidos ya que el consumo por habitante se está estabilizando por diversas causas (la eficiencia en el suministro, la paulatina concienciación de los ciudadanos en el consumo racional, la crisis económica, el aumento del precio del agua que se cobra al usuario...)  

En la tabla siguiente se indican los diferentes tipos de consumo según tipo de establecimiento hotelero, que incluyen el consumo individual de los clientes y los consumos típicos de la actividad turística (piscina, jardines, lavandería, restaurante…) 


Consumo de agua en hoteles de 3 estrellas (Fuente: Antonio M. Rico Amorós a partir de datos de Aquagest)



En cuanto a los consumos de residentes permanentes y residentes temporales, los resultados obtenidos por facturación indican, según Rico Amorós, que en unidades familiares compuestas por 3 - 4 miembros de población permanente, se alcanzan módulos que oscilan de 140 a 180 litros/habitante/día si la vivienda está en bloque, y puede acercarse a 300 l/hab/día en la unifamiliar. 

En la población estacional se dan mayores diferencias ya que el consumo sólo se activa durante unos meses, y se pueden encontrar módulos personales de unos 175 l/hab/día en viviendas en bloque, que pueden crecer a 600 l/hab/día en residencias unifamiliares con jardín y piscina.


El consumo de agua del turista varía según el tipo de establecimiento, siendo el de un hotel de 4 estrellas el triple que el del camping.

Mario Gaviria ofrece unas cifras más altas de consumo medio ya que afirma que el consumo de agua potable en Benidorm es de 383 litros por habitante y día, englobando los consumos de residentes y turistas. 
Para el conjunto de los hoteles calcula que es el 25 % del total del consumo urbano, que en 2007 fue de 11,9 Hm3. 
Pero hay que tener presente que aquí están incluidos consumos que son difíciles de asignar a residentes o a turistas, como por ejemplo:
- restaurantes, con 5.200 l/día,
- lavanderías, con 6.000 l/día
- lavaderos de coches, con 17.000 l/día.



b) Los espacios turísticos de baja densidad.

El segundo tipo de espacio turístico de la comarca es el de las zonas residenciales. Los veraneantes y los residentes que han huido de las aglomeraciones como Benidorm se han instalado en zonas de baja ocupación en las que predominan las urbanizaciones y en menor medida los bloques de apartamentos. 

Un buen ejemplo es el vecino municipio de l’Alfàs del Pi, con unos residentes que son en gran parte jubilados del Norte de Europa. La superficie ocupada por los conjuntos residenciales supera las 360 hectáreas y ha estado en continua expansión hasta la crisis inmobiliaria. Mientras tanto, el núcleo urbano ocupa tan sólo 54,75 hs y se ha expandido a menor velocidad. 

Este modelo más disperso, además de ocupar más suelo y tener mayor impacto territorial, obliga a mayores cargas municipales para el suministro de agua, electricidad, mantenimiento de calles, etc. 

El consumo de agua en este modelo se incrementa de forma notable por la existencia de piscinas individuales y jardines o pequeños huertos, que elevan la demanda diaria de agua hasta 600-700 litros por habitante y día en época estival. Supera el doble del gasto medio del modelo de Benidorm que en su conjunto apenas supera los 250-300 litros/habitante/día. 

Aunque no tenga la mala imagen del modelo concentrado, el modelo disperso es un sistema menos eficiente y racional desde el punto de vista del consumo de agua. La lejanía del centro de la ciudad de muchas urbanizaciones les obligó a utilizar pozos ciegos para las aguas fecales provocando la contaminación biológica de los acuíferos. En otros casos se instalaron depuradoras de aguas residuales que vertían a los barrancos sin reutilización. En la actualidad se han solucionado estos problemas, aunque no totalmente.


Urbanización Bello Horizonte, en la Nucía. Ejemplo de espacios turísticos de baja densidad en urbanizaciones dispersas por l’Alfàs del Pi y La Nucia. Al fondo Benidorm, un espacio de alta densidad.


Las características del modelo turístico de baja densidad son:

- Mayor consumo de suelo y de recursos hídricos, hasta de 700 l/hab/dia.
- Mayor longitud de las redes, lo que propicia las fugas.
- Crece el volumen de agua no registrada y se dificulta la detección de fugas.
- Los sistemas de captación, distribución, saneamiento y depuración deben sobredimensionarse teniendo en cuenta la estacionalidad.


A este respecto conviene tener presente lo que dice en su preámbulo a Ley 8/2007, del Suelo (el subrayado es mío):

... el urbanismo debe responder a los requerimientos de un desarrollo sostenible, minimizando el impacto de aquel crecimiento y apostando por la regeneración de la ciudad existente. La Unión Europea insiste claramente en ello, por ejemplo en la Estrategia Territorial Europea o en la más reciente Comunicación de la Comisión sobre una Estrategia Temática para el Medio Ambiente Urbano, para lo que propone un modelo de ciudad compacta y advierte de los graves inconvenientes de la urbanización dispersa o desordenada: impacto ambiental, segregación social e ineficiencia económica por los elevados costes energéticos, de construcción y mantenimiento de infraestructuras y de prestación de los servicios públicos. El suelo, además de un recurso económico, es también un recurso natural, escaso y no renovable. Desde esta perspectiva, todo el suelo rural tiene un valor ambiental digno de ser ponderado y la liberalización del suelo no puede fundarse en una clasificación indiscriminada, sino, supuesta una clasificación responsable del suelo urbanizable necesario para atender las necesidades económicas y sociales, en la apertura a la libre competencia de la iniciativa privada para su urbanización y en el arbitrio de medidas efectivas contra las prácticas especulativas [...]”



El momento actual.

En los primeros años del presente siglo se produjo en nuestra comarca (al igual que en el resto de España) una gran expansión de la construcción que ha durado hasta la crisis del 2008. 
La multiplicación de residencias secundarias hace que la oferta extrahotelera, unos dos millones de plazas, sea la más abundante de la Comunidad Valenciana frente a las casi 120.000 plazas de la oferta hotelera. 

Nuestra comarca ha seguido también esta tendencia, que se ha materializado de dos maneras: una construcción masiva, de gran densidad, de lo que es un claro ejemplo la Cala de Finestrat y una construcción de baja densidad en las numerosas urbanizaciones de toda la comarca, destacando La Nucia y Polop.

Estas promociones inmobiliarias han supuesto un gran crecimiento de la población residente y turística con lo que se han incrementado las demandas de agua para estos sectores. La población de la Marina Baja creció un 39 % de 2001 a 2009 y las plazas turísticas un 15 % en ese mismo período. En Benidorm ha ocurrido un fenómeno similar ya que la población creció un 24 % y la oferta de plazas turísticas un 14 %.


Tabla 4: Crecimiento demográfico y de plazas turísticas en Benidorm y la Marina Baja durante la primera década del siglo XXI.



El futuro, si la crisis económica no lo hubiese impedido, habría sido la continuación de dicho crecimiento por el aumento de la población dispersa en urbanizaciones sobre todo en los municipios de la segunda línea litoral como La Nucia, Polop, Orxeta... 

Un ejemplo es La Nucia donde un sólo PAI, el de La Serreta preveía urbanizar 2,7 millones de metros cuadrados de huerta. Su campo de golf y sus 3.884 viviendas supondrían duplicar la población del municipio. Si se añaden los PAI de Pie de Monte y Algar se podría haber llegado a unas 10.000 viviendas. Asegurar el abastecimiento de agua de este conjunto de urbanizaciones era un problema que el Ayuntamiento de la Nucia intentó resolver mediante la cesión de los derechos de agua que tienen las comunidades de regantes del Planet, Sentenilla de Dalt, Sentenilla de Baix, Riego Mayor del Alfaz y Armaig. Pretendía que cambiaran sus aguas blancas por las depuradas, pagando los agricultores una parte importante de dicha transformación. De momento el proyecto está paralizado y los regadíos siguen funcionando con su sistema secular.  

En Polop la urbanización de 662.338 m2 en Nova Polop, junto al Ponoig, supondría la construcción de 2.300 viviendas adosadas e independientes que duplicarán la población del municipio. Para el riego de la zona ajardinada tiene, por parte de la CHJ, una concesión para perforar un pozo en el término municipal y extraer aguas subterráneas con un volumen máximo anual de 6.500 m3/año y un caudal de 2 l/sg. Dado que este pozo extrae agua del acuífero Beniardà-Polop, su consumo afectará a toda la comarca.

De momento el parón en la construcción ha dejado en suspenso estos planes, pero están ahí, a la espera de una nueva época de bonanza económica…

La falta de agua no es el único problema planteado por esta fiebre urbanizadora que ha experimentado la comarca en los últimos años. El poco respeto a los valores medioambientales ha sido también muy notable. Como ejemplo se puede citar el proyecto del año 2006 de urbanización del cauce del río Algar, zona de gran valor ecológico por estar considerada su desembocadura como humedal y que al mismo tiempo es una zona de alto riesgo de inundación. 

Otro ejemplo fue el proyecto de construcción de un balneario y un hotel en Bolulla que podría suponer, si se llevase a cabo, la destrucción de un paraje natural en el cauce de río Bolulla de alto valor ecológico por sus fuentes, como por ejemplo la de Els Xorros, y de gran valor patrimonial por su molino y acequias. 


La Font dels Xorros en Bolulla.

Este crecimiento demográfico de la comarca y su correspondiente incremento en el consumo de agua tienen consecuencias directas para Benidorm, que no tiene ni una gota de agua propia y tiene que captarla de diversos puntos de la Marina Baja (ríos y embalses, pozos como los de Beniardá y Algar, etc). Hasta ahora los recursos hídricos han sido suficientes en años de pluviosidad normal, por lo que hemos tenido un consumo sostenible. Pero si las demandas de la comarca siguiesen creciendo este equilibrio se rompería. 

La utilización de los trasvases y la desalación (desaladora de El Campello) podría proporcionar recursos hídricos para continuar en Benidorm y la Marina Baja con el crecimiento de alojamientos hoteleros y sobre todo extrahoteleros. 
Este hecho ha suscitado durante los últimos años un debate sobre la necesidad de limitar o no las demandas urbano-turísticas de agua mediante políticas de Ordenación del Territorio. 

Los partidarios del “crecimiento cero” han abogado por conservar los valores ambientales y de calidad de vida puestos en peligro por la masificación y para ello son partidarios de restringir al máximo la creación de más alojamientos.

Los partidarios del “progreso indefinido" han abogado por continuar con la expansión urbanística y han defendido la racionalización en el uso del agua existente y la creación de más recursos mediante trasvases, reutilización y desalación. 

El debate es importante ya que las viviendas unifamiliares, muchas de ellas de uso estacional dentro de grandes urbanizaciones, constituyen una parte muy importante de las edificaciones de los últimos años en la comarca. 

Las autoridades han intentado conciliar ambas posturas mediante una legislación estatal y autonómica de Ordenación del Territorio que condiciona la expansión de las urbanizaciones a las disponibilidades de agua.

‣ En la Comunidad Valenciana está la Ley 4/2004, de 30 de junio, de Ordenación del Territorio y Protección del Paisaje de la Comunidad Valenciana (LOTPP).
‣ En el Estado Español destacan: 
- Ley 11/2005, de 22 de junio, de modificación del Plan Hidrológico Nacional,
- Ley 8/2007, de 28 de mayo, del Suelo, que en su artículo 15 exige un informe de la administración hidrológica que avale la existencia de suficientes caudales hídricos para satisfacer las nuevas demandas.




Sostenibilidad del desarrollo turístico.

Está claro que según nuestra legislación para garantizar el suministro de agua a la comarca es preciso tener en cuenta los principios del desarrollo sostenible. 

Este concepto fue definido en la Conferencia de Río de 1992. 
La Unión Europea con su Directiva Marco del Agua del año 2000 también propicia una política sostenible de este recurso, fundamentada en la gestión de la demanda mediante el ahorro, la reutilización y la desalación y aplicada a los abastecimientos urbanos, agrícolas y a sus infraestructuras hidráulicas. 

Por lo tanto un desarrollo sostenible consiste en adecuar la demanda de agua (controlando el crecimiento del gasto), a la oferta de agua (mejorando las instalaciones), sin deteriorar el medio ambiente.


Demanda de agua:

En nuestra comarca debemos prever un aumento en la demanda de agua debido a:
- El crecimiento del número de turistas estacionales.
- La construcción de nuevas viviendas para turistas residenciales.
- El aumento de la población censada permanente.

Los puntos anteriores son difíciles de limitar, pues suponen recortar la actividad económica. Los agentes económicos no están dispuestos a aceptar por las buenas una política de “crecimiento cero” que dejaría su actividad muy mermada.
A las administraciones (la autonómica y sobre todo las locales), que son las pueden controlar dicha actividad, les interesa su aumento porque conlleva un incremento de la recaudación. 

A ello se ha sumado una demanda turística de residentes estacionales y permanentes debido a las benignas condiciones climáticas de la Marina Baja. El resultado ha sido que la población censada ha crecido en los últimos años, a pesar de la crisis económica, a un ritmo medio del 4,6 % anual, que corresponde a un 50 % por década, cifra que parece insostenible a largo plazo. Sería deseable un crecimiento más moderado, sobre todo teniendo en cuenta que esa nueva población exige agua abundante y de excelente calidad. Aquel turismo del siglo XIX y principios del XX que consumía 10 litros por persona y día nos parece hoy algo inconcebible…


La reducción del consumo de agua puede realizarse aplicando técnicas novedosas en el abastecimiento, mejorando los hábitos de consumo y aumentando la reutilización. 
Pero en nuestra comarca, todos estos puntos están ya muy avanzados por lo que lograrían una reducción de apenas el 10% del consumo. Como la población seguirá creciendo, el aumento total del consumo de agua es inevitable.



Aumento de los recursos:

Como los recursos propios de la Marina Baixa, de los que se nutre Benidorm, han llegado a un grado muy elevado de explotación, un aumento sostenible de ellos sólo puede venir de aportaciones foráneas mediante:
- Transvases desde otras cuencas. Descartado el trasvase del Ebro, quedan el del Tajo-Segura y el del Júcar-Vinalopó. Llegarían a Benidorm mediante la conducción Fenollar-Amadorio.
- Desalación. La desaladora de El Campello puede aportar agua sólo “en situaciones de emergencia” ya que en condiciones normales su producción se destina a la comarca del Alacantí y ello a pesar de que su nombre oficial es “Desalinizadora Marina Baja”.


Desaladora de Marina Baja  en El Campello-Mutxamel. Entró en fase operativa el 22 de octubre de 2012 y su producción de 50.000 m3/día abastece a los municipios de Mutxamel, El Campello, Sant Joan D’Alacant, Sant Vicent del Raspeig y Alicante.

Pero esta agua que viene de fuera de la comarca tiene un coste mucho mayor por los gastos del transporte. Y en el caso de la desalación se debe añadir el alto coste energético que implica la técnica de la ósmosis inversa, con lo que el precio final que paga el usuario por el agua es muy alto.

La otra solución que tenemos es aumentar la explotación de los recursos propios (de los ríos y acuíferos sobre todo) pero con ello provocaremos una presión inadmisible sobre el medio ambiente.

Por tanto parece que la solución más adecuada es actuar sobre:
- El crecimiento demográfico, frenando la expansión urbanística de los últimos años.
- Ahorro en el consumo de agua urbana y agrícola, mejorando las técnicas de distribución y fomentando la necesidad de ahorrar agua por parte de los residentes y turistas mediante un uso más eficiente de este recurso.
- Mayor reutilización de las aguas residuales, dedicándolas también al riego de jardines públicos y privados que ahora se hace con aguas blancas.



Campo de golf en la zona de Terra Mítica que utiliza para regar agua de la depuradora de Benidorm, un ejemplo de actividad turística sostenible. 



Indicadores de sostenibilidad turística.

La Organización Mundial del Turismo define como desarrollo turístico sostenible aquel que es capaz de atender a las necesidades actuales de los turistas y de las zonas turísticas de forma que se protejan y fomenten las oportunidades para el futuro. 

Por otro lado el Tratado de la Unión Europea de 1992, más conocido como tratado de Maastrich, obliga a los países miembros a tener presentes las cuestiones medioambientales en todas las políticas europeas. Por ello se han introducido unos indicadores de sostenibilidad para toda la Unión. 

La gestión sostenible del agua es necesaria no sólo para preservar la naturaleza y para asegurar la calidad de vida de las generaciones futuras. Interesa también porque es más rentable desde el punto de vista económico. 

La Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA),  en su cuarto informe sobre el estado y las perspectivas del medio ambiente, evalúa cómo y por qué está cambiando el medio ambiente europeo, y qué hacemos al respecto. Llega a la conclusión de que un enfoque integrado para convertir Europa en una economía verde y eficiente con los recursos no sólo dará lugar a un medio ambiente sano, sino que impulsará la prosperidad y la cohesión social.

La sostenibilidad exige:

- estar siempre en condiciones de garantizar el suministro urbano y agrícola y la calidad del agua suministrada,
- racionalizar el consumo mediante la eficiencia de las redes de distribución y el ahorro ciudadano.

De acuerdo con ellos se considera que una región tiene un turismo sostenible si hay:
- un importante ahorro en su consumo de agua,
- un importante grado de reutilización,
- una buena administración del agua potable y residual que asegure su calidad y su fácil acceso a todos los ciudadanos a precios asequibles,
- una conservación de la integridad y la diversidad de la naturaleza, preservando los volúmenes ecológicos.

En Benidorm y la Marina Baixa se cumplen actualmente casi todos los parámetros de sostenibilidad en el uso del agua, destacando de forma singular la ciudad de Benidorm. 
Sobre ella escribe Cipriano Juárez, profesor de la Universidad de Alicante:   “El modelo turístico y residencial más sostenible y eficiente de la Costa Blanca radica en el municipio de Benidorm: consume 12 hm3 /año, el 0,5 % del total de la Comunidad Valenciana, contribuye con el 2% al PIB regional, acoge el 4% del turismo nacional y dispone de la infraestructura ambiental más avanzada y comparativamente ventajosa. Una gestión integral de los recurso hídricos imprescindible para fundamentar su modelo urbano-turístico basado en el desarrollo sostenible.” 



El futuro del desarrollo sostenible.

El pasado y el presente de Benidorm se pueden ver con optimismo pero su futuro, sin embargo, es problemático. Si el proceso urbanizador continuara después de la crisis, el crecimiento demográfico hará que el consumo de agua supere las disponibilidades renovables de agua, un hecho que se agravará de forma especial en momentos de sequía. 

Los agentes económicos, los políticos y la propia sociedad demandarán más agua y ya no será suficiente la suministrada por las lluvias, que es la que hemos utilizado hasta ahora. Será preciso recurrir a la desalación o a los trasvases para mantener el consumo y los criterios ecológicos y por tanto la sostenibilidad del sistema. 

Al mismo tiempo ese suministro deberá mantener unos precios económicos para las empresas y socialmente sostenibles para los usuarios, lo cual es más difícil con el agua desalada. 


Imagen de un parque acuático de Benidorm. El uso lúdico del agua es inherente al turismo actual. Garantizar en el futuro su suministro con la calidad y cantidad adecuadas y a un precio competitivo es uno de los retos del turismo sostenible.


En este compromiso entre progreso y conservación del medio ambiente, entre crecimiento demográfico y sostenibilidad económica del abastecimiento, entre las exigencias de la calidad de vida actual y la posibilidad de mantenerla para las próximas generaciones, radican los retos futuros de la gestión del agua. De cómo se resuelvan dependerá el futuro de Benidorm y la Marina Baja. 

Son decisiones que se deben tomar a nivel municipal, pero sobre todo a nivel comarcal ya que los recursos hídricos están repartidos por toda la comarca y las decisiones que en esta materia adopte una localidad afectarán casi siempre a todas las demás.