martes, 5 de agosto de 2014

Historia de Benidorm en los siglos XIX y XX según Vicente Llorca: 10 Un día en la vida de Benidorm.




Veamos cómo era la vida y costumbres locales a lo largo de una jornada. 

De buena mañana sonaban las campanas de la Iglesia, tocando el Angelus. Si había ocurrido durante la noche algún fallecimiento, el toque de campanas lo anunciaba, por lo que los primeros vecinos que se asomasen a las puertas de sus casas, iban transmitiendo la noticia, o bien averiguando quien era el infeliz protagonista de la misma. Luego, aparecían por la calle las componentes de la "vieja guardia evangélica” que se encaminaban hacía la misa primera, cruzándose al paso, con las mujeres que barrían las aceras fronterizas de sus casas, rociando el suelo con agua, a continuación. Es necesario insistir en la bondad de este aspecto, toda vez que las gentes de aquellos tiempos, salvando la enorme distancia ocasionada por los avances técnicos y de confort de la civilización presente, era mucho más propensa a la higiene que los moradores actuales. 

En esas primeras horas de la mañana, los labradores marchaban a sus trabajos y los marineros desembarcaban de las tarrafas las sardinas pescadas, si habían salido a la mar. Mientras tanto, estaban ya preparados en la "Boca del Calvari" los coches de caballos de Miquel Rosera y el de Pepe Cama, para trasladar a los viajeros a la estación de La Marina y poder viajar a Alicante, cuando el tren llegaba con puntualidad, cosa rara, ya que las máquinas alimentadas con leña habitualmente, apenas tenían fuerza para arrastrar el convoy. 


Locomotora a vapor nº 5 de ESA (Ferrocarriles Estratégicos y Secundarios de Alicante). Este ferrocarril de vía estrecha es conocido popularmente como el Ferrocarril de la Marina o "el Trenet".  

Había ciertas personas que viajaban todos los dias laborables, eran los "ordinarios", recordando con cariño al primero que inició este servicio, el viejo Visent, una de las personas más amables y serviciales que había en el pueblo. Con el paso del tiempo, los coches de caballos fueron sustituidos por los vehículos a motor. Vieja estampa de este medio de locomoción lo constituía el denominado "Hospedage Rosera", digno de haber figurado en un Museo del Automóvil.


Tartana de Micalet para el transporte de personas. También llevaba viajeros a la estación del Ferrocarril de la Marina.

Normalizada la vida diaria, la gente acudía a la plaza o mercado sito en la Plaza de la Constitución, así como a la pescadería cercana, ampliándose este servicio, los miércoles y domingos, días en los que aumentaba el número de proveedores bajados de Callosa, Finestrat y Polop, destacándose la jornada del sábado en la que María la Cuerda, trasladábase desde La Nucia para ofrecer al público "refinado" las excelentes "botífarres i blanquets" que constituían una delicia para el paladar. 


Mercadillo en la Plaza de la Constitución, junto al Hostal actualmente desaparecido.

La mayoría de la gente se proveía de artículos de primera necesidad en diversos establecimientos, pero especialmente en el de Pepe Roig y en el de Francés. Estas dos tiendas constituían un modelo curioso y altruista de crédito al consumo, pues la lista de personas a las que se les facilitaba productos sin abonar, a la espera de hacerlo cuando sus maridos o familiares regresasen de las almadrabas, era enorme, y con la particularidad de que una vez satisfecha la cuenta, volvían a las andadas hasta la otra temporada. 

El comercio de Pepe Roig, dirigido prácticamente por su sobrino Emilio Ruzafa, a partir de las once de la mañana se transformaba en un cenáculo o lugar de reunión de los distinguidos "prebostes" de la localidad, quienes con anterioridad ya habían dialogado largamente en la famosa Farmacia de Vives, propiedad entonces de Manolo Lanuza y de su colaborador Jaime Lloret, popular y justamente conocido por Jaume el de la Farmacia, alma de aquella rebotica. Manolo Lanuza, gran republicano, hombre serio y a la vez de un humor exquisito, era persona de hablar reposado y fina ironía, reuniendo en la tertulia a gente de cultura, pues hay que hacer constar que en el Benidorm de esa época, este aspecto era muy superior, en términos generales, al de otras etapas de su vida.

Al hablar de tertulias, debemos reseñar la existencia de diversos lugares de reunión de la gente. En la Plaza del Torreón se hallaba el Casino, que en épocas anteriores se denominó de Viejos y Chiflados, instalado primeramente en la planta baja de un edificio propiedad de Don José Roig, trasladándose a finales de los veinte a la casa contigua. Sitio preferido por la burguesía local, estaba constituido por socios, quienes disponían de salas de juego y de reuniones, así como de una dependencia destinada a la lectura de la prensa, tanto nacional como provincial. Recuerdo a cierto personaje, muy conocido, quien cada día, al acercarse la hora de cierre del Casino, recogía toda la prensa y la trasladaba a su casa con lo que por el módico precio de cinco pesetas, cuota mensual de los socios, llegó a reunir una abundante hemeroteca. 
También el Casino disponía de una gran terraza frente al mar, en donde durante los atardeceres del verano podía contemplarse la figura del notarlo Don Lamberto, refrescando el "protocolo" con abundantes dosis de cerveza, luego de haberse sumergido en el mar, con aquel traje mezcla de presidiario y de pierrot que hacia las delicias de los humanos que lo contemplaban. 
Este Casino hacia los años treinta, fue invadido por una turbamulta de jóvenes iconoclastas que fueron arrinconando a los veteranos, excepto al depredador de la prensa, ayudados en la tarea por un conserje descarado y pintoresco, a quien cariñosamente se le conocía por “Quico Lígida" ya que en su deliciosa y barroca prosodia, alternaba la "q" con la “g”. 
Decaído el Casino, desaparecieron las verbenas y bailes populares que organizaba en el Torreón, siendo uno de los últimos episodios de estas simpáticas verbenas el contundente soplamocos que proyectó en el rostro de Juanito el Fígaro, Felipe Llorca (a) Fleta, por insistir el primero con aire chulesco y bravucón, en que Felipe siguiese tocando el organillo, acción que la ejercía por buena voluntad y sin obligación alguna.

Otro lugar muy conocido y frecuentado por gente de toda condición era el Casino de Ronda. Sito en la carretera y frente al puerto, se hallaba siempre muy concurrido, sobre todo luego del mediodía, teniendo instaladas numerosas mesas en las que se jugaba al dominó y una sala de billar al fondo. De aspecto muy popular, su propietario el viejo Ronda, hombre muy emprendedor, imprimía su carácter serio y amable a la vez, no permitiendo alteración alguna en la marcha del establecimiento. Característica de esta Casino era ser el lugar que cerraba más tarde y por consiguiente, cobijo de algunos amantes de la noche. 



Casino Ronda que antes de estar dedicado a esta actividad había sido vivienda particular

Junto a él, había otro Casinito o lugar de reunión de los pescadores ociosos, llamado el de la "Tía Pasteca". De aspecto modesto, ocupaba una pequeña habitación sita en la planta alta del edificio, con unas mesas y sillas rudimentarias, junto a las cuales se hallaba otra mesita conteniendo unas botellas de anís escarchado y pastelitos de boniato. Al llegar las doce del mediodía, hora en la que los contertulios se retiraban a descansar del enojoso "stress" del juego, siempre se desarrollaba la misma escena: A preguntas de la dueña que pretendía efectuar la liquidación del juego y del habitual y contumaz consumo, se le replicaba lo mismo por los obstinados contertulios: "Set que li guanye a Jono, sis que m’enganya Mamen, deu qu'en menje u que pague, en pau". Con lo que la economía de la Tía Pasteca llegó a resquebrajarse de tal forma que el resultado lógico fue la desaparición del local.

Las doce del mediodía era la hora habitual de la comida, de la que el plato habitual o preferido, único en ciertos casos, era el arroz. Lo que ignoro es si esta hora procede de la tradición marinera del pueblo, o bien era costumbre de todo el país. Antes del mediodía y adosados a las paredes de las casas colindante a los mencionados Casinos, podía contemplarse la presencia de numerosos marineros o pescadores, quienes en cuclillas, absorbían el paso del tiempo o quizás la fugacidad de la vida, virtud muy importante con la que saciar la necesidad física de alimentarse, ya que la realidad para algunos, era adversa.


Calle de Tomás Ortuño hacia 1950, con un aspecto muy similar al que describe Vicente Llorca.
Transcurrida parte de la tarde, se podía averiguar la hora, con solo observar las chimeneas de las casas, pues era costumbre muy arraigada y popular, tomar el café de las cuatro o las cinco, afición que satisfacía a todo el mundo y que denotaba un exquisito refinamiento en los gustos locales, llevando esta virtud o placer a conocer y en algunos casos a exigir la clase de café que se deseaba tomar, Moka, Sao Paulo, o Caracolillo. No cabe dudar de la influencia que tuvieron los países hispano-americanos en esta deliciosa costumbre transmitida por la gente de mar que viajaba hacia aquellos lugares, siendo una muestra de este refinamiento el café llamado de "marmitó”, con el que se designaba al que cocinaba este personaje luego de habérselo servido al capitán del barco.

Al mediar la tarde, la gente volvía a sus tertulias, iniciándose el paseo tradicional a lo largo de la calle de la carretera o bien, de la Alameda, pudiéndose entonces oír el teclear de los pianos adquiridos por la gente pudiente para sus hijas, que o bien albergaban clara afición musical, o ya constituían, para ellas, signos de bienestar social. 


Fotografía de la década de 1960 del  actual Paseo de la Carretera, denominado anteriormente, de más reciente a antiguo: calle de José Antonio, calle Marqués de Comillas y calle del Mar.

Contrapunto a esta agradable faceta musical, origen de sensaciones placenteras, a esta misma hora se oían los feroces gritos que lanzaban los habitantes de la barriada del Campo a sus hijos que jugaban en las barcas ancladas en el puerto, para que regresasen a sus casas.

En esos momentos de la tarde tenían lugar cierto tipo de reuniones a las que afluía gente abigarrada y pintoresca, que en determinados casos respondía a lo que se conocía como "gent de cuberta" o “gent de tró". De una de estas tertulias tuve veraz y fiel conocimiento, a través de la formidable narración que hacía de ella Pepe Candelaria, testigo directo de la misma. Se trataba de la auspiciada por un personaje esperpéntico, Doña Antonia la Torrenta, viuda del boticario Fuster, más conocido por Cabet y descubridor de un conocido depurativo que llevaba su nombre. En la rebotica de Doña Antonia se planteaban discusiones sobre los asuntos más escabrosos y disparatados relacionados con la gente del pueblo, comentarios que muchas veces rebotaban en la barbería de Pascual, sita enfrente, lo que motivaba que el barbero con su ingenio diabólico, hiciese sarcasmos de los dichos y andanzas de Doña Antonia, iniciándose una lucha, no muy dialéctica, salpicando a las casas vecinas, entre ellas, la de la Posada de enfrente.

Transcurridas las ocho de la tarde, la gente comenzaba a recluirse en sus casas, pues había llegado la hora de cenar. Poca gente acudía a los Casinos y solamente la noche veía alterada su tranquilidad, por la presencia de algún fantasma, quien tratando de ocultar sus andanzas, caía en el polo opuesto, ya que era sobradamente conocido por todos, a excepción de la persona a la que intentaba declarar su amor, que ni se enteraba. 
También existían ciertos personajes noctívagos, entre ellos, Pepe el "Llechó”, artífice de la mejor horchata y "llengüetes" que ha habido y que jamás será superada. Este hombre gustaba deambular por la noche, entablando charla y coloquio con el primero que topase. Rara cosa era ello, pues las únicas personas que circulaban con más frecuencia, eran Borrasca o el Blanco, quienes con apresuramiento comunicaban a los pescadores, bien a grandes voces, ya con una matraca, la obligación de levantarse para ir a las tarrafas. 
Otros de los escasos viandantes de la noche eran la pareja formada por Lloret y el Guapo, pero la finalidad de estos consistía en observar qué ventanas o puertas permanecían entreabiertas por si alguna mujer, confiada en la tranquilidad u oscuridad de la noche, se despojaba de sus prendas habituales. Contrariados en su apasionada búsqueda, apedreaban estas ventanas, como si fuera este apedreamiento, el vehículo de su erotismo fracasado.

Una variante de la jornada normal la ofrecían los domingos y la temporada veraniega. En las mañanas domingueras solían acudir a la Boca del Calvari, con sus trajes o blusas negros, algunos con los sombreros atornillados a las cabezas, usando la mayoría alpargatas con cintas negras, los hombres llanos del pueblo, engrosado el grupo con gente procedente, unos de las huertas y otros del Alfàs de Baix, con el fin de charlar, pagar rentas, discutir sobre tasaciones de algún bancal o bien sobre los más diversos asuntos. La voz fuerte y bronca del tío Quico Bertomeu se alzaba sobre las de los demás, sobre todo cuando se suscitaba un problema derivado de una tasación o sobre el riego de Polop, disgregándose todos al mediodía para regresar a sus casas. 

Las muchachas casaderas y otras que habían pasado ya la raya pero que abrigaban esperanzas, solían acudir a la misa de once, vestidas con sus mejores atuendos y oliendo a aquella ronquina que habían traído sus familiares de los viajes a La Habana, esparciéndose por la Iglesia y atisbando con el rabillo del ojo si algún galán las observaba. Estos galanes siempre se detenían en los altares laterales, sus miradas iban inquietas de un lado hacia otro y al finalizar la misa, salían precipitadamente para esperar a sus predilectas y acompañarlas al acostumbrado paseo por la Alameda y llegado el caso, invitarlas a un vermut, bebida entonces muy de moda, ya en el Bar del Currillo, recién abierto en la Plaza de la Constitución, frente al Hostal, o ya en el de La Marina.


En las casas de la gente pudiente y también en las que no lo eran tanto, se acostumbraba a comer las “pilotes del puchero”, costumbre que desconozco si perdura todavía.

A primeras horas de la tarde la gente, muy endomingada, paseaba camino de la estación del ferrocarril, costumbre común con el resto de los pueblos españoles que disponía de ella, pero con una diferencia de matiz importante: en los pueblos meseteños, la contemplación de los trenes que pasaban constituía un estímulo a la imaginación en busca de horizontes amplios, mientras que en nuestro pueblo el hecho no trascendía de sus simple significado, un paseo. 
En la cuesta antes de llegar a la estación, alguna vez se podían observar hechos muy curiosos, tal como un atisbo de invento pintoresco ideado por Peret les Vinetes, quien en colaboración con un compadre que vivía allí cerca, llamado Jaume, músico, vegetariano y vendedor de publicaciones, esbozaron el proyecto de la bicicleta con toldo que terminó con un fracaso tremendo, amén del magullamiento de los esforzados inventores.


 Estación del Ferrocarril de la Marina en Benidorm hacia 1930
Vuelta la gente al pueblo, asistían las devotas a algún acto religioso y las no tanto, devoción que se trocaba en curiosidad cuando llegada la festividad del Jueves Santo, se tenía noticia de que por indisposición del Cura Párroco, Don Juan N. Segarra, ocupaba la Cátedra Sagrada el "Pare Roc", quien para dar realce a aquel acto religioso en el día más significado del año, intentaba pronunciar una oración altisonante, recurriendo a párrafos como aquel que recuerdo muy bien y que rezaba así: "Por qué los grandes inventos modernos, la pólvora, el cañón y la dinamita son la causa de los males de la sociedad", acompañando sus palabras de un movimiento poderoso de sus brazos para mayor eficacia en el caletre de los fieles, impulsando a la vez, la campanilla y palmatoria que se hallaban en el púlpito hacía los feligreses, descalabrando la cabeza de alguna devota. 

Al salir de la Iglesia proseguía el cotidiano paseo; o bien se enzarzaban en algún juego, pues era de tradición la existencia en nuestro pueblo de excelentes jugadoras, algunas de las cuales practicaban ingeniosas trampas.

Al llegar la noche, se acudía al Cine Ronda que también se utilizaba como teatro, en algunas ocasiones. Hay que destacar la importancia que tuvo este local en la distracción de nuestros paisanos. Además de su planta baja, existían unos palcos corridos hechos de madera y adosados a las paredes, mientras que en la parte central, frente al "gallinero" se hallaba la zona de respeto reservada a las autoridades, cuando iban. El piso de madera de los palcos ofrecía, de vez en cuando, unos agujeros respetables, a través de los cuales algún osado irrespetuoso, introducía una caña con la que solía molestar a los pacíficos espectadores que ocupaban aquellos sitios. 
De las películas de mis años mozos en la década de los veinte, recuerdo una que nos hacía llorar intensamente a la mayoría, cuyo título, si mal no recuerdo, era "Las dos niñas de París". Otras eran seguidas con entusiasmo por el público joven, como "Las aventuras de Tom Mix", cuyos momentos álgidos eran acompañados por los fuertes compases de un trío formado por un piano, una trompeta y otro instrumento más, y que para las grandes escenas, sea cual fuera la película, acompañaban la acción con los sonoros compases de “Cavallería Rusticana”. 
De vez en cuando, otros belicosos y agresivos muchachos lanzaban castañas, dátiles y otros molestos proyectiles sobre los sufridos músicos, motivando la interrupción de la proyección con el fin de descubrir a aquellos ineducados personajes. 
Las cintas más frecuentes las constituían los cortos de Charlot, Harold Lloyd, Buster Keaton e incluso alguna de Max Lindar, que hoy día significan piezas de archivo inencontrables y que para nosotros eran películas esperadas con una ansiedad total. 

También recuerdo algunas piezas teatrales que se representaron entonces, como "La Escaleta del dimoni” de Eduard Escalante, e incluso alguna zarzuela, como "La Dolorosa” de Serrano, obra en la que intervienen algunos frailes y dado que la compañía no disponía más que de dos personas para estos menesteres, venían forzados a una carrera velocísima por detrás de las bambalinas, apareciendo luego en el escenario a paso lento y así daban la impresión de ser muchos los frailes. Según me dijeron, habían actuado en el Cine-Teatro Ronda, con anterioridad a mis recuerdos, compañías de actores célebres, como la que vino a visitar Don Torcuato Lcau de Tena y que ya he mencionado.
Diversiones de carácter menor, pero muy populares eran les "proves”, piezas ingenuas y chocarreras que atraían mucho público. La más conocida de estas, era la que representaban el "Tío Pulpo", la "Señó Mercedes" y el "Niño Julio", actuando la mayoría de las veces en el Hostal de la Carretera.

Durante el verano cambiaban los lugares de reunión. La mayoría de la gente joven se bañaba durante la mañana, especialmente los hombres, utilizando en la Playa de Levante los servicios que ofrecían tres casetas propiedad de Pepe López y otras tres, más, descuidadas, propiedad de Visent el Currillo. Solamente alteraban la norma habitual de predominio del elemento masculino, la presencia de alguna dama veraneante, a la que se atrevía a unirse un pequeño núcleo de gente de la localidad. 
La noche era el momento escogido por las mujeres para zambullirse en la Playa de Poniente, frente al Puerto, al amparo de las barcas y revestidas de enaguas, chambras y otras ampulosas vestimentas, las que supongo no proporcionarían un baño placentero. 

Había una costumbre muy particular; en la noche de San Cristofol, a comienzos de Julio, bajaban muchas mujeres a las playas, lanzaban una piedra al agua, y rezaban oraciones con la finalidad, creo, de que no hubiera ningún ahogado o desgracia en el mar.

Luego de comer y para evitar la posible insolación en la gente menuda, las madres amenazaban a sus pequeños con la presencia de "malhora", mito que resultaba eficaz. Este personaje desaparecía, cuando algunos aguadores, entre ellos como más conocido "el ti Ballaor", pasaban con sus carritos anunciando el agua limón, el agua cebada u horchata, al módico precio de cinco céntimos el vaso. 

Plaça del Torrejó o Plaza del Torreón antes del estallido de la Guerra Civil, probablemente  en 1934 o 1935.
Al recaer la tarde y muy especialmente los domingos, la gente acudía al Torreón, arriesgándose a atravesar les ''Paretetes", muro natural formado a base de chumberas y otras especies de cactus, para llegar al bar o "merendero" que había instalado junto a la Playa de Levante, Pepe López, el cual junto a las personas  que se decidieron a construir las primeras casas, llamadas pomposamente “chalets”, fueron los verdaderos pioneros de lo que sería en el futuro el paseo de la playa, forzando a que desapareciera de allí el antiguo matadero.

Durante la noche, la gente se reunía en las puertas de sus casas formando tertulias, siendo norma habitual y casi forzada saludar a los transeúntes con el clásico “buenas noches”, a las que cierta dama “latiniparla” solía responder con la siguiente frase: “Homogéneas las tengan ustedes”.

Como ya he mencionado antes, solían celebrarse en el Torreón algunas verbenas que si en un comienzo eran amenizadas por un organillo, más tarde los fueron por una banda de música y dado la prohibición de partidos políticos en la etapa del General Primo de Rivera, los oponentes a esta banda, más por razones personales que por estímulos musicales, crearon otra con el fin de promover la necesaria rivalidad y oposición, situación que también se suscitó en el terreno deportivo, ya que al primer equipo de fútbol denominado "El Canfali", le salió un competidor con el "Benidormense". 
La hostilidad entre estos grupos era constante y algunas veces surgían apreciaciones ingeniosas, quedándome muy grabada la que profirió Jaume Lloret al ver pasar la Banda de Música contraria y exclamar con voz muy acusada: "Míralo, pareix un mono amarrat a la soca d'un garrofer'', descripción gráfica muy acertada del personaje al que aludía.




Todo la que antecede no constituye más que una serie muy incompleta de recuerdos sobre lo que era el carácter y costumbres del Benidorm del primer tercio del presente siglo. Es evidente que la personalidad que tuvo alcanzó caracteres muy acusados y que han ido desapareciendo en los años presentes debido a razones que todos conocemos y que demuestra que donde la gente no posee una tradición clara y definida que va labrando la personalidad de los pueblos, podrá haber masas de personas, pero nunca una colectividad orgánica con una cultura popular. 
Estas afirmaciones quizás puedan molestar a algunos, pero son ciertas y mi esperanza es que las escasas personas que aún poseen esa tradición cultural, labren para que persista en el futuro. A ellas van dedicadas estas palabras.

Benidorm, Febrero de 1988

lunes, 4 de agosto de 2014

Historia de Benidorm en los siglos XIX y XX según Vicente Llorca:  9 La educación en el Benidorm de principios del siglo XX,   El primer turismo y La política local.


Y para finalizar todas estas noticias sobre el Benidorm de aquellos tiempos, volvamos nuevamente al siglo actual, completando lo que ya dijimos en páginas anteriores. 

La principal fuente económica que dio impulso al pueblo a lo largo del siglo XIX, si no en cantidad, sí en los recursos superiores que proporcionaba, o sea, la marina, comenzó a experimentar un lento declive a comienzos de siglo, para ir acentuando su caída hacia la década de los años veinte. El número de capitanes, oficiales y marinería en general, que había satisfecho las necesidades de las empresas navieras, comenzó a decrecer, a la par que éstas. 
Puede afirmarse que no solo había una plétora de marinos de Benidorm en la mayor parte de loa barcos españoles, sino que no existía un solo puerto en el Mediterráneo español en el que no figurara un práctico oriundo de nuestro pueblo. 
El punto final de este declive lo marcó nuestra guerra civil, ya que los marinos que sobrevivieron a ella, no representaban más que los restos de épocas pasadas. 
A este declive profesional y económico vino a añadirse el impacto producido por una cierta emigración que se dirigió principalmente hacia Barcelona, Cádiz y otras ciudades portuarias, incluso hacia países extranjeros.

La falta de demanda del personal náutico, junto con la evolución experimentada por la sociedad española y otras nuevas circunstancias, motivaron en ese momento, un notable incremento en los estudios universitarios, encaminados hacia las llamadas profesiones liberales, dando Benidorm un importante núcleo de estas, del que sobresalieron las personalidades de los Doctores Pérez Llorca y Orts Llorca, cuya figura e importancia ocioso es describir, por ser sobradamente conocidas. 

Un recuerdo al que se vio forzada la gente y que ya era muy importante y tradicional en Benidorm, lo representaron las almadrabas de las costas andaluzas y africanas, que si no palió la penuria económica de la gente, ayudó en gran manera a sobrevivir.

Como consecuencia del cambio de necesidades y vida de la sociedad local, experimentose un incremento en el ámbito de la vida escolar, pasándose de las dos escuelas tradicionales a los grupos escolares en la etapa de la República. De los maestros de la Escuela tradicional de niños, sita en la calle del Molí, debe recordarse la figura de un gran profesional, Don Antonio, quien no solo atendía a las necesidades de la educación primaria, sino que también ayudaba a la preparación de los que deseaban cursar estudios náuticos o del Magisterio. 

Más tarde, hacia 1928, surgió una Academia para alumnos de Segunda Enseñanza, instalada primeramente, en uno de los pisos de la Farmacia Vives, y formada por personas que aunque no reunían las condiciones legales de la profesión, sin embargo tenían una gran vocación, a la que algunos como el Doctor Bayona o el Comandante Llinares, añadían excelentes conocimientos sobre la materia que explicaban. Esta academia, establecida sin afán de lucro, permaneció abierta hasta la guerra civil y dio un resultado extraordinario, ya que era uno de los pocos centros de la provincia que obtuvo excelentes resultados en las pruebas a que estuvieron sometidos sus alumnos en los organismos académicos provinciales, siendo muestra de ello el número de profesionales que iniciaron sus estudios en ella.

Contrapunto a la labor eficaz desarrollada por esta Academia lo representaba el escaso resultado obtenido por otro centro dedicado a la preparación de radiotelegrafistas, creado, dirigido y organizado por cierto Dómine Cabra, cuya actuación pedagógica parecía más bien destinada a la formación de cabos furrieles antes que a la de técnicos.




El primer turismo.

En el panorama local apuntaba ya un hecho del que Benidorm fue un precursor y que fue y es, la base de nuestra economía actual, el turismo. En los distintos estudios que se han realizado sobre este fenómeno, apenas se destaca la aportación que efectúa Benidorm, quizás porque nosotros mismos no hayamos llevado a cabo ningún trabajo serio bajo el punto de vista histórico, ya por la falta de conocimientos y tradición de la gente inmigrante, bien por el escaso interés y atención de las personas que podrían realizarlo. Por mi parte puedo afirmar que cuando el fenómeno turístico comenzó a despuntar en España, Benidorm, sólo, con sus propios medios, había logrado un gran avance. Solamente determinadas zonas, tales como Mallorca, la Costa Brava catalana o Málaga, comenzaban a explotar el turismo bajo el aspecto actual, con la ventaja sobre Benidorm de poseer recursos humanos, económicos y políticos y una proyección internacional de la que carecía nuestro pueblo. El resto era, o bien la clásica afluencia de veraneantes hacia lugares determinados elegidos por la aristocracia o la alta burguesía, como San Sebastián, Santander y otras ciudades, ya el veraneo que se desarrollaba en algunas ciudades costeras con su influencia sobre el entorno inmediato, o bien el remedo de veraneo que significaba el famoso "tren botijo", sucedáneo al alcance de las clases modestas de Madrid, que se dirigían hacia Alicante, pero que jamás llegaron a Benidorm. 



Hotel Marconi, creado en 1934

Como antes he dicho, Benidorm se desarrolló por sus propios medios, quizás influyendo en ello la visión de la gente que lo fomentó, al haber viajado por el mundo. Prueba de ello la constituye los promotores de los dos primeros hoteles que se instalaron en Benidorm, el Bilbaíno, creado por Pedro Cortés y el Marconi por Miguel Barceló. 

Mientras que el resto de los pueblos de la costa solo disponían de fondas para alojar a algunos viajantes de comercio o algún tratante, en Benidorm hacia finales de los años veinte y comienzos de los treinta había ya dos hoteles, creación que no se hubiese producido de no existir una demanda de gente que exigía cierto confort. Y no solamente existía afluencia de personas y familias procedentes de Alcoy, Valencia, Albacete y Madrid, sino que también abundaba la gente extranjera caracterizada por su bohemia, extravagancia u otras facetas pintorescas. 
Aún recuerdo el impacto que a la gente joven nos producía una pareja de bailarines de la Ópera de Viena, hacia el año 1932, que si disponían de recursos vivían en el Hotel Bilbaíno y cuando les faltaban lo hacían en la playa, aunque nunca prescindían al amanecer, de su afición favorita, danzaban pases de ballet clásico en la orilla del mar. 



A la izquierda el Hotel Bilbaíno, el primer hotel de Benidorm

Y todavía algunos recordarán a una famosa pareja que se alojaba en el chalet llamado de Arañó, formada por una mujer a la que nosotros llamábamos con el apelativo de la Princesa Macarroni, ya que según ella era una aristócrata italiana y un hombre con trazas de apache francés. Hacia las once de la noche, invitaban a algún buen aficionado al alcohol, con la obligación de ingerir antes de beber, una dosis de aceite con el fin, de lograr una prolongación de los efectos etílicos. El final de la jornada era un gran aquelarre, por lo que me atrevo a afirmar que el pintoresquismo y calidades de vida bohemia de toda esta gente eran mucho más interesantes y superior a la mayoría de los que luego nos han visitado.

Un precedente de lo que ha significado el conocimiento de Benidorm a través del turismo, lo representan los viajes o estancias en nuestro pueblo de personalidades con relieve o proyección nacional desde fines del siglo pasado. Citemos en primer lugar a Don Emilio Castelar, quien permaneció aquí durante algunas temporadas veraniegas, describiendo las virtudes humanas y paisajísticas de nuestre pueblo, al que designó con el apelativo de "país butaca". Todavía hay recuerdos de su estancia, entre ellos la Plaza que lleva su nombre y un dicho muy popular y extendido entre los locales hasta hace poco tiempo y que reza así: "Che, xiquet, tíra-li figues a Don Emilio", aludiendo al hecho o costumbre que tenía Castelar de visitar algunas tardes una heredad de un amigo suyo, Roberto Lanuza, quien acompañado de su sobrino, que luego sería una de las personas más conocidas y populares de Benidorm, Don José Roig, le instaba a recoger la fruta que deseaba su tío para el célebre político. 



Emilio Castelar Ripoll (Cádiz 1832 - San Pedro del Pinatar 1899) fue un prestigioso político llegando ser presidente de la Primera República. También fue un importante periodista y escritor además de profesor de Historia en la Universidad de Madrid

La estancia de Castelar en nuestro pueblo, determinó que dos ahijadas suyas Doña Paca y Doña Emilia Morlán, decidiesen vivir aquí hasta los últimos años de su vida, en una casa sita en la Plaza de la Señoría y que en los años posteriores a la guerra, fue derribada. A ellas debemos muchos conocimientos de la vida política y social de la Primera República y de la Restauración, que a nosotros, niños aún, nos encantaban e incitaban, a la par, para el conocimiento de aquella época. 

Otro visitante conocido, Don Francisco de Paula Canalejas, pasó también largas temporadas, acompañado por sus hijas Doña Leonor y Doña Anita y prueba del amor que profesaban por estas tierras lo representa el que Doña Leonor hiciera donación de su magnífica casa para Escuelas Públicas y que luego de varias peripecias acabó siendo destinada a la construcción del nuevo Ayuntamiento. 






A la derecha, por encima de las palmeras, se aprecia a casa de Leonor Canalejas que donó a su muerte al Ayuntamiento de Benidorm para destinarla a escuela pública. Más tarde se convirtió en el edificio del Ayuntamiento, precursor del actual.

De los Ortuño, quienes más visitaron Benidorm, por ser la patria chica de algunos y de sus mayores, otros, fueron Don Gaspar y su sobrino Don Emilio. El primero trasladose varias veces desde Costa Rica, donde residía, para visitar su pueblo al que tenía tan gran afecto que le impulsó a donar casa para Ayuntamiento, como ya he mencionado.
Las elecciones para Diputados a Cortes celebradas en 1905, motivaron que el que luego fuera Presidente de la Segunda República, Don Niceto Alcalá Zamora, aspirante por el Partido Liberal a representar en dichas Cortes al Distrito de Villajoyosa, visitase esta zona, pernoctando en casa de mis abuelos. Fue tan grande el desánimo que le produjo el resultado adverso, debido a manejos caciquiles, que jamás luego, quiso recordar este hecho.

Otro visitante, pero de manera fugaz y efímera, fue Don Torcuato Luca de Tena, quien por entonces sentía cierta afición por las dotes interpretativas de una famosa actriz, la que por aquel tiempo actuaba, durante una temporada, en un viejo Teatro propiedad de la familia Ronda. Don Torcuato, pese al carácter reservado de su visita, fue reconocido inmediatamente por los contertulios que a primeras horas de la tarde, se hallaban en la terraza del Casino de Benidorm, emplazado en el Torreón. 

En cuanto a los últimos tiempos, quiero recordar la figura abierta y cordial del Cardenal Benlloch, quien fue invitado varias veces a comienzos de la década de los veinte, por la familia Payá. 

Éstos son los personajes que recuerdo, aunque es muy posible que otros muchos también visitaran nuestro pueblo.



La política local.

Para rescatar los comentarios y noticias que he venido dando sobre el Benidorm de las dos últimas centurias hasta los años vecinos de nuestra guerra civil, esbocemos unas breves pinceladas sobre la política local de esa época. 

Al igual que sucedía en la mayor parte de España, venían alternándose en nuestra villa los dos Partidos clásicos de la restauración, el conservador y el liberal. Parece que ambos partidos enfrentados ardorosamente más por razones personales que ideológicas, terminaron por pactar. 
Si mal no recuerdo, ya que nunca he investigado ese periodo de nuestro pueblo, la persona que ejercía el liderazgo del partido liberal en nuestra zona era Don Juan Thous, político de gran predicamento, pero al que algunos motejaban de poco escrupuloso y un tanto déspota. 

Contrincante suyo lo era Don Joaquín Torres Orduña, con casa solariega en Castell de Guadalest, hombre que disponía de muchos partidarios en los tres Distritos de La Marina, siendo su representante en Benidorm la familia de Don Francisco de Paula Orts, persona mucho más simpática y amable que los que representaban los intereses del Sr. Thous. 

Al fallecimiento de Don Francisco de Paula, le sucedió en la dirección del Partido Conservador, su hijo Don Manuel Orts Cano, quien fue elegido Senador por Alicante en la Legislatura de 1918, siendo admitido por la Cámara Alta en la sesión del 6 de Abril de dicho año, cesando el 2 de Mayo del siguiente año 1919, al disolverse la parte electiva del Senado. Según consta en la documentación existente en esta Cámara, fue uno de los tres representantes de la provincia de Alicante, junto con el Marqués de Valero de Palma y Don Rafael Beltrán Ausó. Respondía su elección al párrafo 11 del artículo 22 de la Constitución que señalaba que podrían ser elegidos Senadores "... los que con dos años de antelación, posean una renta de veinte mil pesetas o paguen cuatro mil por contribuciones directas al Tesoro, siempre que además sean Títulos del Reino, hayan sido Diputados a Cortes, Diputados Provinciales o Alcaldes en capital de Provincia o en pueblos de más de veinte mil almas...". 
De acuerdo con la Ley Electoral para elección de Senadores de l877, fue elegido por la Junta para el nombramiento de Senadores, compuesta por la Diputación Provincial y los compromisarios de los Ayuntamientos, no figurando en el Diario de Sesiones de esa época, alguna intervención suya.

Renacido el Partido Liberal en Benidorm a comienzos del presente siglo, bajo la inspiración del famoso político Don José Canalejas, líder de una de las facciones en las que se hallaba dividido el Partido, sus partidarios lograron ocupar la Alcaldía en dos ocasiones, eligiendo para este cargo a Vicente Zaragoza Soria, quien con un conocido y experto abogado de Villajoyosa, Don Jaime Llorca, más conocido por Jaume el dels Parrals, atendieron la sugerencia de promover a Don Niceto Alcalá Zamora para la candidatura de Diputado a Cortes por el Distrito de Villajoyosa, en las elecciones de 1905, como anteriormente he mencionado.
Desaparecida esta tendencia al ser asesinado Canalejas, prosiguió más tarde su andadura, siendo designado cabeza local Vicente Zaragoza Fuster, junto con sus hermanos, más conocidos todos por el apelativo dels "Clavellins", quienes siguiendo la tradición "pactista", llegaron a un acuerdo con el partido local de Orduña. 
Los últimos tiempos del Partido Liberal, antes de proclamarse la segunda República, fueron encabezados por el Dr. Cosme Bayona, mientras que el Conservador careció de un líder destacado y único. 

Junto a los dos partidos tradicionales comenzaban a aparecer los primeros núcleos de ideología republicana o bien, los de carácter marxista o anarquizante, aunque sus actuaciones en un comienzo, fuesen puramente testimoniales. 

En cuanto a los republicanos, su actuación se desarrollaba junto a la de los partidos de clase, caracterizándose principalmente por su postura masónica y anticlerical, aunque esta actitud no fue privativa suya, pues la compartieron otros partidos, excepto los marxistas, por adoptar estos luego de las reuniones de la III Internacional en los años 1922 o 1923 una crítica feroz de esta asociación. 

Persona muy representativa del socialismo local fue el sastre Lledó, hombre de una pureza de ideas extraordinaria, especie de santón laico imitador de la conducta del fundador del Partido Socialista, Pablo Iglesias, aunque el verdadero líder con proyección local, no solamente en el Partido, sino también en la U.G.T., fue Juan Ripoll

Junto a estos figuraron otras personas de igual ideología, aunque no llegaron a formar una organización estable, hasta la llegada de la segunda República. 

Existían otros pequeños grupos de matiz ácrata, quienes se distinguían por su acusación anticlerical. En su ideología se apreciaban aspectos contradictorios, ya que junto a su clásico anticlericalismo y otras facetas revolucionarias del momento, unían posturas pangermanistas durante los días de la Primera Guerra Mundial. Este grupo ácrata estaba constituido por excelentes personas, de una gran ingenuidad, a la cabeza de los cuales se hallaba Miquel Rosera, hombre capaz de sacrificarse por los amigos, pero altanero y agresivo con los que le parecían estúpidamente "doctos". Una de las actuaciones de este pequeño grupo, en la que realizaban ostentación de su ideología, la constituía el hecho de que llegadas las procesiones de Semana Santa, sentados a la puerta de sin casa  y alrededor de una gran mesa devoraban grandes raciones de chuletas al paso de la procesión, como expresión evidente de su postura anticlerical. 

Omitimos nuestra descripción de los años de la Dictadura de Primo de Rivera y Segunda República, por ser conocida por muchos esta etapa.

Historia de Benidorm en los siglos XIX y XX según Vicente Llorca: hechos, personajes, vida cotidiana... 8:  Personajes ilustres de Benidorm.



Los hermanos Gaspar, José y Manuel Thous y Orts.

Existe también en el panorama local del siglo XIX una familia que alcanzó cierto relieve dentro de la ideología tradicionalista española y que sin embargo, no ha tenido una proyección en el recuerdo de la gente de Benidorm, al margen de las actuaciones políticas, a no ser por el conocimiento difuso de la misma que nos podía ofrecer la existencia de una conocida balsa sita en nuestro término municipal [1]. Me refiero a la familia de los Thous. 

Balsa de Thous en Liriet.  Tenía 10 metros de profundidad, unos 60 de largo y unos 40 de ancho Su capacidad era de 21.000 m3.


Aunque conocía a grandes rasgos y a través de los Diccionarios, ciertos datos sobre la misma, mi interés por ella derivó de la lectura de una obra de Evarist Olcina, titulada "Carlisme í autonomía al País Valenciá", editada por Eliseu Climent en 1978. En uno de los pasajes de esta obra y al referirse "als protagonistes directes d'aquell curt i oblidat asaig d'administració autónoma valenciana", manifestaba el autor: "Ens referim a Gaspar i Joseph Thous í Orts, tots dos possíblement alacantins (almenys el primer era nat a Benidorm el 17 de juliol de 1836)”. 

Consultados los diccionarios biográficos me encuentro con un tercer hermano, Manuel, quien, nació también en Benidorm en 1841 y falleció en Barcelona en 1900. Sacerdote, ingresó en el Clero Castrense, tomando parte en las acciones carlistas de Montejurra, Bilbao y Somorrostro, distinguiéndose por su actuación en la epidemia colérica de 1885, siendo al morir, Capellán Mayor. A la vez, fue un delicado poeta cuyas composiciones coleccionó en varios volúmenes. 

Pero su actuación pública no tuvo la importancia adquirida por la de sus hermanos. Evarist Olcina dice que: "La incorporació d'ambdos al camp carlí es va fer... com a consqüència de la revolució del 68, així ho reconeixen en un article publícat al periodic valenciá "El Zuavo" (1881) on es defenien d'un atac de Nocedal que els qualificava partidaris de la Unió Católica: “Quan ressonà per primera vegada a Espanya el crit de guerra, després de la revolució de setembre, el germans Thous vengueren al senyor Roberto Lanuza la hisenda heredada dels seus pares i empunyaren les armes, disposats a morir o a véncer”. 

Luego de haber ejercido la profesión de abogado en Alicante, se incorporaron los dos hermanos a las filas carlistas en el País Vasco en 1872, siendo nombrado Gaspar abogado consultor de la Diputación Autónoma de Álava y Alcalde Mayor de dicha provincia, así como Director del "Boletín de la Guerra" de Álava y redactor-corresponsal del más importante órgano carlista, "El Cuartel Real".

A fines de 1874 marcharon al País Valenciano por orden del pretendiente carlista Carlos VII, para que ayudasen en la organización militar y civil de la zona controlada por los insurgentes, formando parte de la Real Diputación del Reino de Valencia, encargándose uno de ellos de la dirección de "El Volante de la Guerra", boletín del ejército carlista. 

Finalizada la guerra, se refugiaron en el interior del país, circunstancia que también explicaron en el artículo publicado en "El Zuavo". "I quan acabà la guerra, gràcies a la més negra de les traïcions, eren tants els seus "avanços” (els econòmics), que el senyor Ramon Salvador, farmacéutic de Vístabella i liberal per més senyes, prestà a un d'ells certa miserable quantitat per trasl.ladar-se a València amb la seua familia". 
A partir de 1877 inician nuevamente su vida pública fundando y dirigiendo una serie de revistas, bien de carácter religioso o ya carlistas, como "El Almogávar" en 1880, separándose de esta publicación y editando "El Zuavo" en 1884. Siguiendo la narración de E. Olcina, transcribiremos lo siguiente: "Gaspar i Josep van fundar í dirigír -encara que, com era costum en ells, sense ser-ne propietaris- una altra publicació de gran importancia per a la ben poc important premsa en la llengua del País. Ens referim a "El Palleter", que va aparéixer per primera vegada el 1882, i va arribar a assolir l`inversemblarnt tiratge... de 50.000 exemplars". Aunque los Thous afirmaban que era un "periodic impolític", lo cierto es que adoptaron posturas procarlistas o cuando menos, antialfonsinas, lo que provocó el procesamiento y prisión de Gaspar, siendo condenado a ocho años, concediéndosele el indulto en 1885, año en que comienza la segunda etapa de la publicación. En el interregno, su  hermano José fundó y dirigió "El Roder". Reincorporado Gaspar a la redacción de "El Palleter", publicó otro artículo, esta vez contra Cánovas, lo que dio origen a otro procesamiento, del que salió libre gracias a influencias políticas y mediando un acuerdo con las autoridades, marchó a Filipinas para ejercer la judicatura, muriendo en la Isla de los Negros, el día 14 de Octubre de 1891. [2]

Mientras tanto, su hermano José se separó de “El Palleter", fundando en 1888 otra publicación, "El Palleter de Valencia", periódico que desapareció dos años después, dirigiendo a continuación, otra publicación en castellano, "La Vanguardia", no conociéndose otras actuaciones suyas.

Su hijo Maximiliano, autor de las letras del Himno de la Exposición y de la del Fallero, dirigió a partir de 1895 una nueva etapa del viejo "Palleter", aunque con menos suerte que sus antecesores y un sobrino suyo Gaspar, hijo del hermano, fue también director de esta publicación en la etapa iniciada en 1900.

Como bien afirma Olcina, de cuya obra hemos transcrito los párrafos anteriores, la biografía de los Thous es más bien, un trozo de la historia de la prensa valenciana en el último tercio del siglo XIX, y cuya significación en el campo político y periodístico es digna de que se tenga en cuenta por la gente de Benidorm, puesto que esta saga o familia proceden de esta tierra nuestra.




Tomás Orts Ramos.
Antes de finalizar nuestro recorrido en la descripción de las familias que tuvieron cierta resonancia, bien en el campo político, ya en el literario, no debemos omitir la constituida por una serie de novelistas, poetas, periodistas y críticos taurinos, a cuya cabeza figura el patriarca de todos ellos, Tomás Orts Ramos. Gente inteligente, trotamundos e inquieta, formaba parte de aquella legión de escritores y periodistas que integraron la bohemia literaria española, a fines del siglo XIX y primeras décadas del XX.

El origen de esta familia se halla en Benidorm, aunque su primer desarrollo se realiza en la Cuba española, viniendo entroncado el apelativo de los Panchitos con el que se les conocía localmente, con la figura mítica, en los recuerdos del pueblo, de Doña Panchita, especie de Niña Chole valleinclanesca, síntesis de excelentes atractivos estéticos y arrebatos temperamentales.

Tomás Orts Ramos, a quien conocí personalmente en un viaje que realizó a nuestro pueblo durante nuestra guerra civil, era una persona de un atractivo extraordinario. En la visita que hizo a mi abuelo, pues eran grandes amigos, pude apreciar sus grandes dotes de conversador ameno y culto, así como el hondo cariño que profesaba a su pueblo y del que era reflejo una novela publicada hacia los años veinte y cuyo título, si mal no recuerdo, era el de “Nena Clemente", en la que describía los amores de una pareja de veraneantes en el Benidorm de esa década. La noticia de esa novela le fue comunicada a mi abuelo por Doña Leonor Canalejas, pues para ella era el contrapunto novelístico de la vida veraniega concreta que observaba. A mí, niño muy joven, entonces, me produjo una fuerte impresión al ver novelado nuestro pueblo.




Nació nuestro personaje en Benidorm en 1866, falleciendo en Barcelona en los años vecinos de la guerra civil [1939 o 1940 según autores]. Como periodista, luego de haber colaborado en algunos diarios de Alicante, marchó a Madrid, donde fundó y dirigió "El Látigo”, durante los años 1889-90, pasando a continuación a Barcelona, ingresando en la redacción de "La Vanguardia" en 1894 y dirigiendo "La Semana Cómica" y otras publicaciones. Viajó a la Argentina y a continuación trasladose a Cuba en 1896, como corresponsal de guerra de "El Correo Español” de Buenos Aires, regresando a Barcelona, ciudad en la que formó parte de la redacción de algunos periódicos, trasladándose en 1898 a París, como director de una agencia telegráfica. En 1899 le vemos nuevamente en Madrid, sucediendo a Benavente en la dirección de "La Vida Literaria". Más tarde, en 1909, se halla otra vez en La Habana, como redactor de "La Prensa", regresando a España como corresponsal en Valencia del famoso "Diario de La Marina". En los siguientes años, le vemos ocupar diversos puestos tanto en periódicos nacionales, como extranjeros. Como se podrá comprobar por estas notas, era hombre lleno de inquietudes que le llevaron a una vida agitada e interesante, abundante en peripecias.

Alternó su producción literaria con la de crítico taurino, popularizando en esta, el seudónimo de "Uno al sesgo", figurando entre las obras de este tema y entre otras muchas, "Lagartijo", "Dramas del toreo", "Las reyes del toreo", "Arte de ver los toros" y sobre todo, la titulada "A los cuarenta y tantos años de ver los toros", publicada en la década de los veinte y en la que junto a la crítica taurina, figuran escenas de la vida literaria, mereciendo destacarse la narración del incidente surgido entre el periodista Manuel Bueno y Valle Inclán, causa de la manquedad de éste, incidente del que Orts Ramos fue testigo directo. 



De sus novelas citaremos, "Una historia vulgar", “La alegría de amar", "Eróticos y sentimentales", "Confesiones de mujeres” entre otras muchas, amén de la ya mencionada "Nena Clemente", traduciendo numerosas obras extranjeras, entre ellas las de Gabriel d'Annunzio, personalidad literaria que dio a conocer en España, como así mismo a Stendhal.


Ramón Orts Ramos.
Su hermano mayor, Ramón, periodista y escritor como Tomás, nació en Matanzas (Cuba) en 1857, trasladándose pronto a Empaña. Cursó estudios en el Instituto de Alicante, finalizando la carrera de náutica que no ejerció, así como la de Ciencias Naturales, abandonando pronto las aulas para dedicarse al periodismo, tarea que desarrolló, tanto en Madrid como en Barcelona, dirigiendo diarios políticos o literarios, entre ellos, el diario de corte radical "El Pueblo de Barcelona", de corta duración y los semanarios ilustrados "La Semana Cómica" y "Don Juan Palomo". 

Viajó por todo el mundo siguiendo la norma familiar y dio muestras de su ingenio, ofreciéndonos una serie de invenciones curiosas, tales como el telefoto y el faro parlante. Publicó con su nombre o con el seudónimo del "Bachiller Sansón Carrasco" diversas poesías y artículos literarios, traduciendo muchísimas obras. Lo curioso de su producción literaria es que la mayor parte fue editada en Alicante, como “El adolescente", "La ermita de los ahorcados", "Un sueño” y una colección de poesías titulada "Rosas y lágrimas", mientras que "Cantares y seguidillas" fue Impresa en Denia en 1885. Al final de su vida profesional, era redactor de la Enciclopedia Espasa.

Su hijo, Tomás Orts Climent, nacido en Benidorm en 1879, desde muy joven ejerció las funciones de redactor en algunos periódicos catalanes, entre ellos "Las Noticias", "La Renaixensa" y "La Tribuna", alternando esta actividad con la de traductor, en especial, de las obras de Daudet, Zola y otros conocidos novelistas.


NOTAS:
[1] La balsa de Thous, que se encuentra en Lliriet, fue construida en 1851 por  Juan Bautista Thous y Carrera, sobrino del que fue alcalde de Benidorm José Thous y Pérez. Sobre la balsa hay un excelente artículo en http://lamarinadahir.blogspot.com.es/2012/02/el-lliriet-de-thous-por-franca-galiana.htm

Sobre este personaje, denominado "el solitario de Lliriet" escibió una interesante descripción el famoso escritor Gabriel Miró en su obra "Años y leguas":  
"El señor Thous está siempre en su masía de porches morenos y rudos de sol, de aires salados de la mar. Vienen amistades y regidores de los pueblos con recados y confidencias. Les sale el mayordomo, muy malhumorado porque los albaricoques predilectos del señor, albaricoques de olor y carne de rosas, se rajan, se pudren y caen sin madurar. Sube a la sala, y aguarda que el señor acabe de mirar con el catalejo una goleta que se ha parado delante de Benidorm.
El mayordomo le dice los nombres y apodos de los forasteros. Cada uno evoca un lugar y un itinerario de muchas leguas de barrancales, de sobraqueras, de labradas, de costas... Todo está lejos de todo en aquellos años.
De improviso, el señor Thous le interrumpe:
-¿Hoy es lunes? ¡Pues que vuelvan el jueves!
La soledad caliente y luminosa resuena de herraduras de la caravana. Y Thous vuelve a mirar la aparición del barco, blanco, fresco, gozoso, en el azul de las aguas.
Otra vez acude el mayordomo, porque hay un recadero que no quiere marcharse. Trajo el aviso de que han encarcelado sesenta hombres de audacia y rejo, que se dejarían desollar por el señor.
Thous es liberal. Cabalga en su mula; se precipita en las cárceles. Sigue camino de Madrid. Con las ropas y el vaho de la masía se presenta a la reina y le pide la libertad de los suyos. Dice la reina que no puede otorgársela. Thous se resigna. Doña Isabel se pasma de su mansedumbre.
Es que Thous soltó a los sesenta cautivos antes de venir.
Además de liberal, es creyente. Ya viejo, un ansia piadosa le quema su costado. No sabiendo qué hacer, le envía a Pío IX setenta arrobas de peladillas de Alcoy."

[2] La Gran Enciclopèdia Catalana publica la siguiente información sobre  Gaspar Thous i OrtsBenidorm, Marina Baixa, 1836 —Isla de los Negros, Filipines, 1891. Escriptor i polític.
Advocat, es traslladà a Madrid, on es dedicà al periodisme; fundà la revista literària El Pensamiento de Madrid i el periòdic satíric El Fuelle. El 1872 s’incorporà a l’exèrcit carlí i ocupà diversos càrrecs, com el de governador, nominal, de Castelló de la Plana. Acabada la guerra, tornà a València i formà part de la redacció de La Unión Católica i dirigí La Señera, El Almogávar i El Zuavo. Fundà, amb el seu germà Joaquim Josep, el periòdic satíric de tendència carlina El Palleter (1882), que aconseguí una gran popularitat, i el 1886 publicà una novel·la amb el mateix títol. És autor també de poesies catalanes i de diverses obres teatrals en castellà.

[3]    

viernes, 1 de agosto de 2014

Historia de Benidorm en los siglos XIX y XX según Vicente Llorca: hechos, personajes, vida cotidiana... 6:  Marinos ilustres de Benidorm.



En los tiempos descritos anteriormente, Benidorm alcanzó un bienestar considerable, expansionándose el pueblo con la construcción de dos barriadas nuevas, las llamadas del Campo y del Calvario.

A la desaparición o decaimiento del contrabando, sucede la época de construcción de buques para la navegación a vela, siendo muchos de los patrones que los mandaban, propietarios de los mismos. Para el comercio con América, en especial, el que se realizaba a la Isla de Cuba, los pilotos de derrota y altura de varias familias de Benidorm, construyeron en Villajoyosa grandes bergantines, ya que en esta villa había buenos maestros de ribera y calafates. 
Transformada la navegación a vela y sustituida por la de vapor, fueron muchos los hijos de Benidorm que desempeñaron altos cargos en las Compañías del Marqués de Campos y en la Transatlántica, llamada entonces de Antonio López y más tarde del Marqués de Comillas, no solamente el de capitanes y oficiales, sino también los de contramaestre y marinería en general. 
Otras Compañías que emplearon a gente de nuestro pueblo fueron las de Don Antonio Pinillos, de Cádiz y últimamente la Transmediterránea. 


Vicente Zaragoza Ortuño.
Pero especial transcendencia tuvo para Benidorm, la creación en Barcelona de una Compañía de Vapores Transatlánticos bajo la primera razón social “Morera y Compañía”, luego denominada "E. Pí y Compañía” y por último "A. Folch y Compañía", vulgarmente llamada de Gallart. Esta Compañía debió su creación a la iniciativa y espíritu organizador de uno de los excelentes marinos que ha tenido Benidorm, Vicente Zaragoza y Ortuño. 


Vicente Zaragoza Ortuño (1838-1899)

Nacido en Benidorm en 1838, adquirió en Inglaterra en 1863 un vapor llamado "El Mulato", que sirvió de correo entre Cuba y Santo Domingo durante las guerra que este último país sostenía contra España, siendo hecho prisionero con varios jefes militares, viéndose recompensado por el Gobierno español con la Cruz de Carlos III. 
Fue el primer Capitán-Inspector de la mencionada Compañía de Gallart y bajo sus indicaciones se adquirió para la misma, en 1880, uno de los buques de mayor tonelaje de la Marina Mercante Española, el llamado "Rossmore", en la etapa que perteneció a la Compañía inglesa “Mac Andrews", conocida en España por los Macandros y buque que al ser comprado se le puso el nombre de "Colón", cuyo rótulo es el que aún existe en el huerto que aún poseo en Benidorm [1]. 




Anuncio de La Vanguardia, domingo 08 junio 1884 en el que se indica que Vicente Zaragoza es el capitán del vapor “Cristóbal Colón” de 3.050 toneladas de registro.

Como dato curioso hay que mencionar que la tramitación de la compra llevada a cabo en Liverpool, se efectuó cuando era Cónsul General de España en esta ciudad, Don Tomás Ortuño, primo hermano del Capitán Zaragoza. 
Este último, llevado por sus ideas liberales y republicanas, intervino en la sublevación cantonal de Cartagena, en tiempos de la Primera República, mandando el "Fernando el Católico", pero al observar la desorganización existente entre los sublevados, apartose de la lucha, quedando libre de todo compromiso. Al poco tiempo de retirarse, la Compañía que había organizado desapareció por falta de una experta dirección. Falleció en 1899.

Sería injusto silenciar la actividad de otros muchos marinos de Benidorm. Una muestra de ellos sería la siguiente, ya que de muchos de ellos se han extraviado los datos que había obtenido años atrás. Por orden cronológico de nacimientos, citaremos los siguientes: 

Pedro Bayona Bayona ( 1843-1921), quien al mando del "Isla de Luzón” participó en la Guerra de Cuba y en la de Filipinas, forzando el bloqueo a que estaban sometidas estas islas, hecho por el que se le concedieron las Medallas del Mérito Naval de 2ª Clase y la del Mérito Militar con distintivo blanco. 


El vapor "Isla de Luzón" que participó en la guerra de Cuba comandado por el benidormense Pedro Bayona.


Vicente Llorca Castells (1853-1917), quien en 1888 fue encargado por la Compañía Pinillos, recién constituida, marchar a Inglaterra para dirigir la construcción del vapor "Pío IX" de unas 6.000 toneladas, considerado uno de los mejores de la época. Tres años más tarde, volvió nuevamente, para asesorar en la construcción del "Martín Saenz", gemelo del "Pío IX" y finalmente la Compañía "Jover Serra" le encargó igualmente la dirección de la construcción de los transatlánticos "Miguel Jover" y "Joaquín Jover", participando en la Guerra de Cuba al mando del "Miguel Jover", logrando salir del puerto de La Habana, al burlar el bloqueo de la escuadra americana. A consecuencia de estos hechos, el Gobierno español concedió al Sr. Jover el título de Marqués de Gélida y al Capitán Llorca Castells le nombró Caballero de la Orden de, Carlos III, con tratamiento de Excelencia que no aceptó.

Otros marinos conocidos fueron el Condestable Francisco Zaragoza Such (1872-1898), quien en combate con los americanos murió en Santiago de Cuba a bordo del crucero "Vizcaya" y a las órdenes del Capitán de Navío, Don Antonio Eulate, cayendo destrozado a la tercera vez que fue batida su batería. 

Antonio Vives Orts (n.1869-   ), quien siendo Tercer Oficial del "Santo Domingo", en la madrugada del día de San Juan de 1898, estando La Habana bloqueada por la escuadra norteamericana, burló el asedió con el fin de navegar hacia Veracruz, en busca de los víveres donados por la colonia española de esta ciudad para las tropas de Cuba. A su regreso, fue atacado por un barco de guerra norteamericano, incendiándose el "Santo Domingo", pero salvándose la tripulación. Entre otras actuaciones suyas figuran, el auxilio prestado a las víctimas del terremoto de Messina en 1909, con el vapor "Cataluña", siéndole concedida una Cruz por el Pontífice Pío X. Igualmente obtuvo la Medalla de Salvamentos de Náufragos, la condecoración china "La Espiga de Oro" y el Premio Internacional Robin en 1921, por el salvamento de unos tripulantes chinos en el estrecho de Malaca. Otras condecoraciones que le fueron otorgadas por estos y otros trechos fueron la Cruz del Mérito Naval otorgada por Alfonso XIII y la cubana "Inter inimícos charitas" en 1928. 


Pedro Zaragoza Such (1868-1950), comenzó navegando en la Empresa "Casa Prats" al mando del "Ciudad de Reus", primer barco petrolero español. Continuó luego en la Compañía Transatlántica, formando parte durante las guerras coloniales, de la Escuadra de Reserva del Contraalmirante Don Manuel de la Cámara, cuyos cinco cruceros auxiliares no eran más que barcos facilitados por la Transatlántica. En la Guerra de Filipinas llevó a las Islas al General Augustí, para relevar al General Primo de Rivera al frente de la Capitanía General, interviniendo en la repatriación de los soldados. En la Guerra de África mandaba el "Rabat" y en la Primera Guerra Mundial el "León XIII"`, siendo detenido por los aliados y conducido a Gibraltar. Durante esta contienda, realizó su último viaje a Asia, mandando el "Antonio López", periplo que efectuó a lo largo del Cabo de Buena Esperanza, regresando por Suez. 


En Alicante hay una calle dedicada al benidormemse Pedro Zaragoza Such, padre del importante alcalde de Benidorm Pedro Zaragoza Orts, el planificador de la actual ciudad turística por excelencia.


Otro marino conocido en las campañas coloniales, fue Antonio Vives Llinares (1872-   ), quien al igual que los anteriores estuvo en la Guerra de Cuba con el vapor "Alfonso XII" en Mayo de 1898, siendo hundido el barco en Mariel por los americanos en Junio de este mismo año. Obtuvo diversas condecoraciones, entre ellas, la Medalla de Salvamento de Náufragos por el salvamento; de los tripulantes de la corbeta americana "Windrusch”. 

Sería interminable la relación de marinos que ha dado nuestro pueblo, recordando entre ellos a José Bayona Bayona, Antonio Bayona, Maximiano Llorca y un sin fin más, expresión elocuente de la personalidad marinera de nuestro pueblo y que algún día habría que componer un estudio biográficos de la totalidad de los mismos.





Otros importantes personajes de Benidorm en el siglo XIX.

Emilio Ortuño y Berte.
Siguiendo con la descripción de las biografías de personas que bien nacieron en  Benidorm, o ya tuvieron sus antecedentes familiares en el pueblo, no puede omitirse la figura de Don Emilio Ortuño y Berte, quien a pesar de haber nacido lejos del pueblo y haber llevado su vida profesional y política en tierras distintas, estuvo siempre muy enraizado con los problemas del mismo, habiéndolo demostrado en numerosas ocasiones.

Hijo de Tomás Ortuño, nació en Orán el 28 de Setiembre de 1862, cuando su padre desempeñaba las funciones de Cónsul General de España en aquella colonia francesa, cursando sus primeros estudios en el extranjero, sobre todo en París, ciudad en la que también realizó estudios en la Escuela Politécnica. Luego de obtener el título de Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos en Madrid, fue nombrado Profesor de esta Escuela de Ingenieros, ocupando las Cátedras de Máquinas y Electrotecnia, creada por iniciativa suya, así como el Laboratorio de la misma. Muy pronto participó en la política, militando siempre en las filas del Partido Conservador. En la legislatura de 1899 es elegido Diputado por Arévalo, cuya representación ostenta hasta Abril de 1901. A partir de 1902 y hasta 1906, fue Senador, elegido por la provincia de Ávila y desde Mayo de 1907 hasta la Dictadura de Primo de Rivera en Setiembre de 1923, fue Diputado por Arenas de San Pedro. En 1907 desempeñó el cargo de Subsecretario de la Presidencia con Don Antonio Maura, siendo designado en 1908, Director General de Correos y Telégrafos en cuyo cargo llevó a cabo una labor destacadísima, a la vez que como Catedrático de la Escuela de Caminos, siendo quien mandó erigir el actual Palacio de Correos en la Plaza de la Cibeles. A Ortuño se le deben innumerables reformas y creaciones, entre ellas, el establecimiento de buzones en las ciudades populosas, la introducción del Giro Postal; rebaja de las tarifas telegráficas y telefónicas; la creación del Montepío General de Carteros; la reforma de la Escuela de Telégrafos; la creación de la Caja Postal de Ahorros y otras muchas más. En 1920 fue designado Ministro de Fomento en los Gobiernos de Allendesalazar y en el de Dato. Aunque fue nombrado miembro de la asamblea Nacional de la Dictadura de Primo de Rivera, por derecho propio (Octubre de 1927 a Julio de 1929), no se tienen noticias de que tuviese actuación alguna. Vivió sus últimos años en el número 16 de la calle Velázquez de Madrid, desapareciendo el 31 de Octubre de 1936, según consta en el Registro Civil del Distrito de Buenavista de Madrid. Dejó herederos al Colegio de Huérfanos de Correos y en el diario ABC del 27 de Noviembre de 1940 apareció su esquela en la que se indica murió en lugar desconocido, aunque según parece lo fue en el pueblo de Torrelodones donde veraneaba.

Aunque en política parlamentaria siempre actuó representando a la provincia de Ávila, debido a razones de matrimonio, tuvo un gran y constante afecto por la tierra de sus antepasados, y no hubo persona de Benidorm, durante su etapa de Director General, de Correos y Telégrafos, que solicitara plaza como subalterno del Cuerpo, que no lo consiguiera. Como Ministro de fomento tuvo una actuación importante en el asunto del Canal del Algar y decisiva en la construcción del puerto.

Mi abuelo, Vicente Zaragoza Soria, primo segundo de Ortuño, en las ya mencionadas notas redactadas en su vejez, se quejaba amargamente de la actuación de ciertas personas en estos asuntos. Transcribo literalmente sus palabras: "Durante todos esos años, Emilio Ortuño en sus alturas políticas y yo en mi labor que él consideraba le era imprescindible en esta localidad, procuramos obtener importantes reformas para el bienestar de nuestro pueblo. ¿Quién ha olvidado el asunto del Canal del Algar que tantos sinsabores le costaron a él y a mí, especialmente a mí, en todos los órdenes? ¿Se ha olvidado acaso, la obra del puerto de refugio de Benidorm? ¿Tampoco habrá olvidado este vecindario los agravios inferidos a Ortuño por ciertas personas con actuación política local, muy desaprensivos, y la cobardía de cierta parte del pueblo, permitiendo aquellos actos realizados en la colocación de la primera piedra del puerto, a espaldas de Ortuño que se hallaba en Madrid y que había sido el impulsor definitivo de estas obras, ni siquiera teniendo la gentileza de participármelo, encontrándome en Barcelona? Es una lamentación muy cierta que reflejan determinadas conductas políticas que han sido, subsisten y subsistirán a lo largo del tiempo. Pero el resultado de estas estúpidas actuaciones a la vista está, ya que la situación actual del puerto lo prueba de manera perfecta.


NOTAS:

[1] Actualmente es propiedad municipal y museo.