viernes, 14 de octubre de 2016

Últimos días de la Guerra Civil en Benidorm: un bombardeo mata dos personas y destruye dos casas el 29 de marzo de 1939.



En una guerra todas las muertes son lamentables. Pero si además son de población civil indefensa y ocurre en el momento final del conflicto, cuando ya no se registran combates, son aún más lamentables y absurdas. Eso fue lo que sucedió en Benidorm el antepenúltimo día de la guerra al padecer un bombardeo innecesario pero de resultados trágicos. Benidorm ostenta, por esa causa el triste récord de haber padecido el último bombardeo con víctimas de la Guerra Civil. 
Este es un ejemplo más del desprecio a la población civil que las aviaciones fascistas (Legión Condor alemana y Aviazione Legionaria italiana) mostraron en dicha guerra. 
Ciertamente hay otros ejemplos con muchas más víctimas que en Benidorm: el conocido bombardeo de Guernica de 1937, la menos divulgada masacre, en 1938, de cuatro pueblos del Mastrazgo de Castellón (Benassal, Albocàsser, Ares del Maestrat y Vilar de Canes) o en Alicante el bombardeo del Mercado Central del 25-5-1938 con más de 300 muertos. 
Pero, independientemente del número de víctimas, todos estos hechos son igualmente reprobables .      

Francisco Amillo Alegre


"Benidorm. Cientos de automóviles obstruyen la carretera; la aviación acababa de bombardear el pueblo; cuatro mujeres muertas, otros tantos niños todavía tendidos allí. Los automóviles están detenidos, algunos abandonados." [1] Este texto de Max Aub es una de las referencias más conocidas sobre un bombardeo que padeció Benidorm en los últimos días de la Guerra Civil. Como vemos habla de cuatro mujeres y cuatro niños muertos a consecuencia del ataque aéreo. Podremos constatar que esa cifra no es exacta

En aquel entonces Benidorm era un pueblo bastante pequeño, de apenas 3.000 habitantes, y sin interés estratégico. La aviación italiana que ayudaba al bando franquista, con sede en las Baleares, había fotografiado el pueblo y lo había incluido en su lista de posibles objetivos indicando que se suponía que no tenía defensa antiaérea. Los seis nidos de ametralladora, denominados impropiamente "bunkers", que había en las playas de Benidorm eran totalmente incapaces de repeler un ataque aéreo.



Informe sobre Benidorm como objetivo de la "Aviazione Legionaria" ITALIANA. Sólo indicaba: "La zona si presume indifesa da batterie antiaeree". Los informes sobre otras poblaciones eran más completos.


Las únicas instalaciones militares de Benidorm eran una emisora de radio que, según información oral, estaba en el Castell y un hospital militar en la Plaça de Sant Jaume. También existía un hospital psiquiátrico para atender a soldados con problemas mentales; según indica Eusebi Chiner en el "Diccionari de Benidorm" estaba instalado en el chalet de los Domenech, que había sido incautado para ese propósito. 



A la izquierda, rodeado de palmeras, el chalet "San Rafael" y a la derecha el chalet de la familia alcoyana de los Domenech. Fue denominado "el chalet de los locos" porque durante la Guerra Civil fue destinado a soldados enfermos mentales como "Clínica Militar  nº 8 de la 3ª Agrupación". Más tarde se denominó Hostal la Mayora. Fue derribado en la década de 1970 y en su lugar se alza el Edificio Iberia.



Por otro lado la iglesia del pueblo, incautada a principios de la guerra, era un garaje para vehículos militares. La emisora de radio de la plaza del Castillo ya había sufrido anteriormente un ataque pero no el resto del pueblo. 

Durante 1937 y 1938 las ciudades alicantinas más castigadas  por las bombas italianas fueron la capital provincial y Alcoi, con un saldo muy elevado de víctimas civiles. Eran dos ciudades  importantes por su número de habitantes y por ser centros industriales y de comunicaciones. Los bombardeos de la Italia fascista se centraron en ellas y además de destruir infraestructuras se buscó en muchos casos desmoralizar a la población civil del bando republicano.

El caso de Benidorm era distinto. Formaba parte de la DECA o Defensa Especial Contra Aeronaves, una red de observatorios que abarcaba todo el litoral de la provincia de Alicante [2]. Esos observatorios debían vigilar el mar para detectar los posibles aviones enemigos. En caso de avistamiento se notificaba inmediatamente al centro de coordinación de la defensa antiaérea en Alicante. Debía indicarse la hora, el lugar del avistamiento y el rumbo que llevaban. A partir de ese momento el sistema se ponía en marcha: aviones para interceptarlos, artillería antiaérea, alarmas para que la población civil buscara los refugios, etc.
El observatorio de Benidorm estaba en el campanario de la iglesia y el sacristán, con unos prismáticos, era el encargado de escrutar el horizonte en búsqueda de aviones. Tuvo que ver muchos porque las incursiones italianas fueron muy numerosas. Pero casi siempre pasaban de largo porque como ya he dicho sus objetivos eran las ciudades y puntos estratégicos. Además de los ya citados Alicante y Alcoi también eran importantes Denia, donde la aviación italiana señalaba la presencia de una fábrica de municiones, San Vicent del Raspeig con un aeródromo, Elche con industrias varias e incluso la vecina Villajoyosa con su puerto. El año 1938 fue el de mayor intensidad en los ataques.

Sin embargo el día 29 de marzo de 1939 Benidorm sufrió un bombardeo aéreo que ocasionó heridos y muertos. El ataque se produjo de noche, a las 00:15 horas. El avión no fue interceptado porque la aviación republicana ya no actuaba y es posible que ni siquiera fuera avistado por el sacristán a causa de la oscuridad. La sorpresa fue total.

Si Benidorm no tenía objetivos estratégicos ni interés militar alguno ¿por qué se produjo ese bombardeo cuando faltaban sólo tres días para el final oficial de la guerra? Además la guerra estaba acabada "de facto". El ejército republicano ya no combatía. Lo único que esperaban sus efectivos era poder huir al extranjero para no sufrir la cárcel y la represión del bando vencedor. Del puerto de Alicante habían salido algunos barcos, como el famoso Stanbrook que transportó al exilio a 2.600 republicanos. Por eso, tal como indicaba Max Aub, el día 28 de marzo largas caravanas de vehículos circulaban por la carretera nacional desde Valencia hasta Alicante. Una carretera que atravesaba el pueblo de Benidorm por la calle que hoy se denomina Paseo de la Carretera pero que entonces se denominaba Marqués de Comillas. A cierta distancia del final de esa calle, justo enfrente del actual edificio Marina San Pedro, había un puente sobre el barranco de la Foia del Bol. Se dice en Benidorm que ese puente era el objetivo de la aviación porque se pretendía cortar la carretera a Alicante impidiendo a los republicanos que huyeran al extranjero. Sin embargo la aviación no destruyó dicho puente sino las dos últimas casas de la calle Marqués de Comillas ocasionando la muerte de algunas personas; su número varía, según las fuentes, de dos a cuatro. No sabemos si es cierto que el objetivo de la aviación franquista era el puente y se había producido un error. Lo que sí está claro es que la destrucción de esas edificaciones cortó momentáneamente la carretera y dificultó la llegada a Alicante de los restos del ejército republicano.

Este hecho lo narré en una entrada anterior de este blog titulada "Una antigua fotografía de la playa de Poniente de Benidorm antes del boom turístico y la historia de un puente sobre el barranco de la Foia del Bol, próximo al hotel Marconi". Su lectura sugirió a Jaume Llorca Galiana buscar documentación al respecto en el Archivo General Militar. Y encontró un documento titulado "Diligencias instruidas sobre muerte y lesiones con motivo del bombardeo de aviación el día 29 de marzo de 1939 en el pueblo de Benidorm" [3]. Gracias a él tenemos ahora algunas certezas sobre este trágico suceso y sabemos que varias informaciones orales y escritas contenían algunos errores. 

Resulta curioso constatar cómo en esos últimos días finales de marzo los dirigentes políticos y militares de la II República habían abandonado precipitadamente sus cargos. En el caso de Benidorm las autoridades municipales también habían huido de España a bordo de pequeñas embarcaciones. Pero no pasó lo mismo con los funcionarios del Estado que continuaron en sus puestos de trabajo: secretario y funcionarios del Ayuntamiento, juez y secretario del juzgado municipal, médico titular municipal, etc. Gracias a ellos la vida siguió su curso con la normalidad posible dentro de aquellas circunstancias convulsas. El día 30, es decir un día después del bombardeo, ante la huida del alcalde y concejales republicanos, un grupo de falangistas constituía a las 10 de la mañana una nueva corporación del nuevo régimen que estaba presidida por Ángel Ruiz de Apodaca. 

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Libro de actas del Ayuntamiento de Benidorm. El día 29, después del bombardeo, el secretario municipal ponía en él un saludo a Franco. Eso indica que la corporación republicana ya había huido al norte de África. Al mismo tiempo el juzgado iniciaba sus diligencias sobre el bombardeo. Al día siguiente falangistas locales constituían un gobierno municipal provisional.


Mientras, el Juzgado Municipal proseguía su trabajo y el expediente que se redactó sobre el bombardeo continuaba instruyéndose los días 30 y 31. Un expediente que hoy día se ha convertido en una fuente de información muy fiable de aquellos hechos y gracias al cual he podido redactar las páginas siguientes.

El día 28 por la noche la mayoría de los vecinos se había acostado siguiendo su horario habitual, las 21 o las 22 horas del tiempo solar medio del meridiano de Greenwich entonces vigente. Aún no se había adelantado la hora; eso se hizo el 7 de marzo  del año siguiente. Por tanto para encontrar la equivalencia actual de las horas que se citan en el expediente del bombardeo deberemos añadirles una hora más.   

A las 00:15 horas del día 29 una fuerte explosión despertó y asustó a la mayoría de los habitantes de Benidorm. Para algunos fue peor. El bombardeo destruyó dos casas, los números 66 y 68 de la calle Marqués de Comillas. Varias personas quedaron bajo sus escombros. Algunas pudieron salir por sus propios medios y otras hubieron de ser rescatadas de entre los cascotes por los vecinos, que acudieron a auxiliarlos en cuanto se disipó la enorme polvareda que impedía toda visibilidad en los primeros momentos. Entre los rescatados había varios heridos que fueron llevados a la Clínica Militar nº 8 de Benidorm donde fueron atendidos por el médico titular Miguel Martorell Lloret. 

Ya de día el juez municipal de Benidorm, José Llorca Zaragoza, decidió instruir diligencias sobre estos hechos y ordenó al secretario del juzgado, Vicente Llorca Ureta, que tomara declaraciones al Doctor Martorell y a los heridos. 

A uno de ellos, Bartolomé Sivera Ballester, se le tomó declaración en la Clínica Militar porque sus lesiones no le permitían levantarse. Se indicaba que era marinero de profesión, residiendo en Benidorm en la calle Marqués de Comillas pero era natural de Jávea, estaba casado y tenía cincuenta años. Según el parte médico "padece de desfallecimiento general con contusiones y erosiones varias en cara y cuerpo, pronóstico leve". Su declaración es la siguiente: "serían sobre los quince minutos del día de hoy hallándome acostado en mi casa sumido en profundo sueño me vi de pronto sepultado bajo los escombros de la casa que se derruía por los efectos de una bomba y que a mis gritos de auxilio acudieron los vecinos sacándome de los escombros y trasladándome a esta clínica". Resultó herido, pero salvó su vida; su hija de siete años no tuvo esa suerte.

La familia Agulló-Berdín era propietaria de una de las dos casas siniestradas, el número 66 de la calle Marqués de Comillas, con lo que padeció la pérdida de su domicilio. 
El cabeza de familia era Francisco Agulló Orts, de 67 años de edad, natural y vecino de Benidorm, abogado de profesión. Como su nombre no figura en la relación de heridos atendidos en la Clínica Militar Nº 8, podemos suponer que salió indemne del bombardeo de su casa. Por eso hay que presuponer que declaraba como propietario por la pérdida de su inmueble. Además su testimonio  es interesante por ser el único de los declarantes que se hallaba despierto en el momento de la explosión. De su declaración se deduce que él dormía en una habitación y su esposa e hija en otra: "serían sobre las veinticuatro horas del día de ayer, me encontraba en la cama leyendo un libro como hago con frecuencia y de pronto oí un fuerte estampido y que la casa se derrumbaba y yo entonces traté de encender la luz y no existiendo corriente encendí el mechero al oír las voces de mi mujer y de mi hija que me llamaban en su auxilio y yo entonces hice por auxiliarlas pero envuelto por el polvo y el humo y perdida la visualidad al tratar de llegar donde estaban ellas me caí sobre los cascotes del derrumbamiento y aún pude llegar hasta ellas prestándoles mis auxilios siendo aquellas transportadas a la Clínica Militar donde fueron asistidas y después a este domicilio donde me encuentro bajo los efectos del dolor sufrido". El domicilio al que se refiere es el de su suegra.
El secretario del juzgado añadía en el acta: "ofrecido que le ha sido el procedimiento con arreglo a lo que determina el artículo 109 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal bien enterado dice: Que renuncia a tomar parte en el procedimiento pero no a la indemnización que pudiera corresponderle por los perjuicios sufridos". 
Su esposa se llamaba Ángela Berdín Fuster, tenía 45 años de edad y era también natural y vecina de Benidorm. Según el parte médico presentaba "erosiones varias en el cuerpo pronóstico leve". El juez no le tomó declaración en la clínica militar sino en el domicilio de su madre, Doña Rosario Fuster Orts, sito en la calle Leonor Canalejas nº 8, donde se hallaba guardando cama. En su declaración indicaba que ella y su hija se habían acostado a las 21 horas y estando dormidas sintieron "una sacudida muy fuerte y que la cama en donde descansaban [descansábamos] mi hija y yo se desplazaba envuelta entre cascotes y maderas que nos cubrían; yo entonces prorrumpí en gritos de auxilio y al mismo tiempo hacía esfuerzos por desasirme de los cascotes que me cubrían de los que conseguí desprenderme tras ímprobos esfuerzos y auxiliar a mi hija que cerca de allí se encontraba". Como en los demás casos los vecinos acudieron en su ayuda y las llevaron a la clínica y, tras la cura de urgencia, se instalaron en el domicilio de su madre.  Al igual que su esposo renunciaba a tomar parte en el procedimiento penal pero no a la indemnización que pudiera corresponderle.  
La hija a la que aluden ambos cónyuges se llamaba Rosario Agulló Berdín, tenía trece años de edad y según el parte médico presentaba "herida contusa en cabeza y algunas erosiones y contusiones en cabeza, pronóstico leve". 

Otro herido fue Salvador Tomás Ruiz, "de treinta y siete años de edad, de estado casado, de profesión carabinero, natural de Mahón (Menorca) y vecino de esta villa con domicilio en la calle Marqués de Comillas número sesenta y ocho". Según el parte médico tenía "herida contusa y erosiones diversas en cabeza y cuerpo, magullamiento general, pronóstico leve". En su declaración ante el juez indicaba que se había acostado a las 22 horas del día anterior y se había quedado dormido y "sobre los quince minutos del día de hoy […] me vi de pronto sepultado bajo los escombros de la casa que se derruía por efecto de una bomba y que a mis gritos de auxilio acudieron los vecinos sacándome de los escombros y trasladándome a esta clínica.

Concepción Mingot Cortés y sus dos hijos también se vieron afectados por la explosión de su domicilio. Concepción era natural y vecina de Alicante y tenía residencia accidental en Benidorm, calle Marqués de Comillas número 68, principal. Tenía 35 años de edad y estaba casada. Según el parte médico presentaba "heridas contusas en cabeza y erosiones varias, pronóstico leve". Declaraba al juez que se había acostado a las 21 horas y se despertó entre los cascotes de la casa que se había derrumbado. Los vecinos la rescataron y llevaron a la clínica. El secretario del juzgado añadía en el acta que renunciaba a tomar parte en el procedimiento penal pero no a la indemnización que pudiera corresponderle. 
Su hijo mayor, de once años de edad, se llamaba Manuel Navarro Mingot y había nacido en Sevilla. Según el parte médico presentaba "herida contusa en cabeza y erosiones, pronóstico leve". Ante el juez declaraba que se había acostado a las 21 horas y se había dormido profundamente cuando "me sentí desprendido de mi cama y envuelto en los escombros de la casa que se derrumbó por completo  acudiendo los vecinos a los gritos de auxilio". Unos vecinos lo rescataron y llevaron a la clínica como a todos los demás. 
El hijo menor, de sólo cuatro años de edad, no prestó declaración ante el juez. Se llamaba Guillermo Navarro Mingot, había nacido en Alicante y según el parte médico presentaba erosiones varias en cuerpo y extremidades de pronóstico leve.

Hubo una persona con heridas graves y que llegó inconsciente a la clínica. Se trató de Ángela Roig Hernández natural de Cartagena y vecina de la villa con domicilio en Marqués de Comillas número 68 segundo piso. Tenía "cuarenta años de edad, soltera de profesión labores". El parte médico indica que presentaba una "herida contusa, con fractura de maxilar izquierdo, pronóstico grave con magullamiento general". Ante el juez declaró que se había acostado a las 22 horas como de costumbre "y cuando se hallaba sumida en profundo sueño sobrevino el accidente del derrumbamiento de la casa sin que se diese cuenta de nada solamente que cuando recobró la lucidez de su razón se vio que la estaban curando en esta clínica".

Finalmente se indica que hubo dos personas que fallecieron casi en el acto a consecuencia del bombardeo. Según el parte médico ya estaban muertas cuando se les hizo el reconocimiento: "También fueron traídos a esta [Clínica Militar] María Sivera Orozco, natural de Benidorm, de siete años, y Ana [María] Roig Llorca, natural de Benidorm, de ochenta años, soltera, las cuales debieron fallecer en el lugar del siniestro". Todas las lesiones y muertes "fueron ocasionados por bombardeo de aviación" concluye el informe médico firmado por Miguel Martorell. 

En el informe del juzgado se añadía que Ana María Roig Llorca vivía en el principal, es decir en la segunda planta, de la casa nº 68 y que era la propietaria de ese inmueble que alojaba un nutrido grupo de personas. En esa misma casa murió la niña María Sivera Orozco, aunque no se indica en qué planta. Su padre era Bartolomé Sivera, que había resultado herido, y su madre María Orozco de la que no se dan más datos.  
Como causa de estos dos fallecimientos, el informe indica que fue "a consecuencia de asfixia", sin más detalles. También se dice que habían sido enterradas en el cementerio municipal de Benidorm. Se incluyen en el expediente las copias de sus partidas de defunción anotadas en los folios 62v y 63 del libro treinta y uno del Registro Civil. La fecha de la inscripción es el 31 de marzo.
  
Hay también en el expediente una "Diligencia de inspección ocular" en la que se describe cómo el juez acudió a la calle Marqués de Comillas a inspeccionar las casas números 66 y 68 destruidas por el bombardeo aéreo. 
Informaba que en la casa nº 66, propiedad de Francisco Agulló Orts, "toda la parte izquierda desde el tejado y los dos pisos  que la componen se hallan derrumbados por completo, en la planta baja se hallan confundidos en informe montón cascotes, puertas de habitación, bigas [sic] de la techumbre, camas, sillas y toda clase de enseres propios de una casa" Al juez le llamaron la atención "las dos puertas frontales que la casa tenía". Se refiere a las grandes puertas de dos hojas que había en muchas casas y cuyo tamaño permitía la entrada de carruajes y caballerías a la casa. Indicaba que  "unas han sido arrancadas por completo y las otras rebentadas [sic] hacia el exterior por lo que se deduce que la bomba que produjo el siniestro sea de las llamadas de aire comprimido". 
Ese tipo de bombas fueron muy utilizadas en la Guerra Civil. Lo confirmaba el diplomático chileno Carlos Morla que residió en nuestro país durante el conflicto: "Las bombas de aire comprimido, en extremo mortíferas, y las incendiarias son de gran uso en esta guerra terrible" [4] La Legión Cóndor alemana había utilizado ambos tipos de bombas  en el conocido bombardeo de Guernica: primero las de aire comprimido y después las incendiarias. Así lo describía un militar republicano: "Desde allí, pudimos ver a una escuadrilla arrojar bombas de aire comprimido que hacían explotar todo y luego vino otra escuadrilla con bombas incendiarias. No podíamos hacer nada. Después del bombardeo pasamos por la ciudad con el carro. Las vigas estaban todavía ardiendo y vimos caer fachadas enteras" [5] 
Este tipo de bombas eran originarias de Alemania aunque durante la Guerra Civil también se fabricaron en España. Las que el juez de Benidorm denominaba "de aire comprimido" tenían como nombre "Sprengbombe Cylindrich" (bomba explosiva cilíndrica) que se abreviaba SC seguido de un número, 50 o 250, según los kilogramos que pesara.  Popularmente se denominaba Negrilla. Su finalidad era la demolición y se utilizó contra la población civil en muchas ocasiones. Desconocemos si lo que se lanzó en Benidorm el 29 de marzo fue una sola SC 250 o varias SC 50. Lo que sí está claro es que el resultado fue de gran poder destructor. 


Guerra Civil Española: cuatro bombas  SC 50  antes de cargarse en un avión, con un homenaje a Mussolini al escribir la palabra "DUCE".


Siguiendo con el informe judicial "en la parte derecha del edificio aún se observa que los dos pisos están, aunque algo estropeados, utilizables previa la recomposición necesaria en la pequeña porción que de ellos ha quedado; la pared frontal del edificio se observa algo consentida y resquebrajada". Así pues la casa de la familia Agulló-Berdín había quedado destruida en su mitad izquierda pero, según el juez, quedaría habitable con unos arreglos en su mitad derecha. Un informe que hoy día nos dejaría perplejos. Para la familia también debió resultar sorprendente porque como hemos visto se instaló en el domicilio de la madre de la esposa.

Respecto a la casa nº 68, "propiedad de la hoy finada Doña Anamaría Roig Llorca" el informe judicial indica que se componía de dos pisos altos y planta baja, es decir un total de tres alturas. Al ser propiedad de una persona de ochenta años podemos pensar que había intentado obtener unos ingresos alojando en su casa un mínimo de siete personas, que son las que resultaron lesionadas. 
Debió recibir el impacto directo de la bomba o bombas y por eso es en ella donde se produjeron las dos muertes. En su desplome arrastró parte de la casa contigua y quedó totalmente destruida: "se ha derrumbado por completo no quedando de ella más que la pared frontera y la escalerilla que daba acceso al principal [la segunda altura]". Al igual que en la casa anterior, el juez describe cómo se amontonaban escombros y enseres en el solar producido por la explosión. Las consecuencias ya las hemos visto: en este inmueble habían resultado heridas 6 personas, una de ellas grave, y 2 habían fallecido. 

Según el expediente del Juzgado Municipal que hemos comentado el balance de este bombardeo del día 29 de marzo de 1939 en Benidorm fue de  2 casas destruidas, 7 heridos leves, 1 grave y 2 muertes, una anciana de ochenta años y una niña de once. Esto pone fin a versiones que daban cifras diferentes de fallecidos. 
Los nombres de heridos y fallecidos se indican en la tabla siguiente agrupados por familias cuando ha sido posible:




Para finalizar, según información verbal de Jaume Climent Such, la última casa del Paseo de la Carretera, número 68, ya no se volvió a edificar quedando el solar como recuerdo de aquel luctuoso hecho. En tiempos del alcalde Pedro Zaragoza Orts, al construir la calle de los Almendros, se aprovechó dicho solar para dárselo a la mencionada calle que así tenía salida al Paseo de la Carretera.  


Fotografía aérea de Benidorm tomada por la aviación italiana. No existía la actual calle de Marqués de Comillas y ese nombre lo llevaba la carretera nacional que atravesaba la población. 



Plano actual de Benidorm tomado de Google Earth. El círculo verde marca el final de la calle entonces denominada Marqués de Comillas y hoy Paseo de la Carretera donde se situaban las dos casas que sufrieron el efecto del bombardeo. El círculo azul marca la situación del puente sobre el barranco de la Foia del Bol, ambos cubiertos hoy día. 




NOTAS

[1] AUB MOHRENWITZ, Max: "El laberinto mágico (6) Campo de almendros", Edit. Castalia, 2001.

[2] MARTÍNEZ MIRA, Luis: "Alicante 1936-1939 Tiempos de guerra". Alicante 2005

[3] Archivo Histórico Militar, caja 15900/22, expediente 128-bis

[4] MORLA LYNCH, Carlos: "Informes diplomáticos sobre la Guerra Civil española". Santiago de Chile, RIL Editores 2003, pag 51

[5] ALVÁREZ ROYUELA. Ricardo: "La guerra de España 1936-1939. Memorias de un militar republicano". Hondarribiko Udala, 2007. Consultado en http://www.vitoria-gasteiz.org.es/la%20Republica%20libro%20guerra%20de%20espana%201936%201939%20Tesstimonio%20de%20un%20militar%20de%20la%20republica.htm