lunes, 2 de octubre de 2017

Un libro sobre Benidorm durante la Segunda República y la guerra civil (1931-1939).



He tenido mucho tiempo abandonado este blog. La causa ha sido haber estado muy ocupado en la redacción de un libro sobre Benidorm en el período 1931-1939, es decir durante los años de la Segunda República y la guerra civil. El editor, Vicente Sanjuán, me había invitado muchas veces a escribir sobre este tema pero yo tenía reticencias porque es un tema comprometido y porque pensaba que no habría materia suficiente para un libro.
Sin embargo al final decidí aceptar el reto. Sé que no existen la imparcialidad y la objetividad absolutas, pero se debe hacer el esfuerzo de intentarlo. He empleado mucho tiempo porque el tema, por lo delicado, se merecía una investigación cuidadosa, documentando muy bien todas y cada una de las afirmaciones y contrastando las fuentes.

El resultado ha sido un libro de más de 400 páginas y 20 capítulos. Como el título sugiere consta de dos partes: una sobre la Segunda República y otra sobre la Guerra Civil. Son dos partes complementarias aunque para leerlas no es preciso seguir el orden cronológico. En cada una de las dos partes hay tres capítulos que analizan temas específicos y luego el resto analiza los hechos siguiendo el orden cronológico en el que se desarrollaron.

Juan Díaz Ortuño, periodista, geógrafo y gran conocedor de Benidorm, me hizo el honor de redactar una presentación. Con ella el lector tendrá un resumen de las ideas desarrolladas en el libro así como una explicación  de su metodología.

A dicha presentación le siguen un prólogo y dos capítulos introductorios. En ellos pretendo explicar cómo se vivía en Benidorm, que por aquel entonces (tres primeras décadas del siglo XX) era una pequeña localidad de 3.000 habitantes. Sirven para entender mejor el período siguiente, esperanzador y convulso, que va de 1931 a 1939. Un período histórico que se inició con una gran ilusión, el sueño republicano, que desembocó en la pesadilla de la guerra civil y finalizó para Benidorm y para una parte de España con la amargura de la derrota, el exilio y la represión.






Benidorm durante la Segunda República.
La Segunda República suscitó un sueño de libertad e igualdad para muchos benidormenses, sobre todo para los menos favorecidos por la fortuna. En Benidorm la actividad agrícola era una importante fuente de riqueza y había una gran desigualdad en la posesión de la tierra, con un 60 % de explotaciones de tamaño tan reducido que sus propietarios no podían vivir de ellas y debían trabajar como braceros para los grandes terratenientes, en la mar o en lo que podían. 
En otro sector económico importante para Benidorm, la actividad marítima, también había grandes diferencias sociales entre los capitanes y oficiales que trabajaban para las grandes navieras y los pescadores. Y a su vez en este sector había diferencias entre los capitanes de las almadrabas o los pescadores de la isla, por poner dos ejemplos extremos.
El acceso a la cultura también presentaba grandes desigualdades: por un lado la tasa de analfabetismo era superior a la media española, sobre todo entre la población rural de las masías, lo que dificultaba sus posibilidades de ascenso social. Por otro lado había un influyente grupo de personas con estudios superiores de medicina, derecho, náutica, etc., que evidenciaba las diferencias en el acceso a la educación.


Cartel publicitario de la época: el consumo excesivo de alcohol producía numerosos accidentes laborales. En Benidorm se intensificó una campaña para erradicarlo entre los pescadores por considerarlo causa de numerosas muertes en la mar. Es uno de los aspectos de la preocupación por la educación del período republicano, que no se limitó a la educación infantil.


La Segunda República supuso una oportunidad de progreso para los menos favorecidos. A partir de 1931 se legalizaron la UGT (que en Benidorm se denominaba en un primer momento "Sociedad de oficios varios La Unión Obrera") y la CNT, las dos con fuerte implantación entre agricultores y pescadores.
A pesar de todas las dificultades que atravesó, el período de la Segunda República supuso un progreso para Benidorm y sus gentes. Y no fue fácil porque los efectos de la crisis mundial de 1929 se dejaron notar y a ellos se añadió una terrible sequía que dificultó la producción de alimentos. Pero aún así los salarios subieron y el bienestar de las personas mejoró. La limpieza de las calles y su iluminación, el tratamiento de las aguas fecales, la recogida de basuras, etc., mejoraron la vida de sus gentes. También se intentó erradicar la malaria actuando sobre las aguas estancadas,  reservorio de mosquitos transmisores de la enfermedad.
El pueblo se modernizó con la generalización del suministro eléctrico para el alumbrado público y doméstico, motores y electrodomésticos, entre los que destacó la radio. El teléfono, introducido en estos años, supuso un gran avance en las comunicaciones aunque sólo estaba al alcance de unos pocos.



En Benidorm el teléfono se inauguró el 4 de agosto de 1934.Los postes telefónicos se extendieron por su término y permiten fechar algunas fotografías. Fuente: Boletín de la CTNE.


La modernización de las vías de comunicación, especialmente el asfaltado de la carretera de Alicante a Valencia, permitiría la aparición de los primeros automóviles en Benidorm.
  
El turismo adquirió un fuerte impulso en este período y la palabra turista, que empieza a utilizarse estos años, fue desplazando a la tradicional de "veraneante". Surgieron los primeros hoteles y negocios dedicados a atender a la colonia estival, tan numerosa para la época, que en Benidorm ya empiezan a plantearse la desestacionalización. Este desarrollo se produjo en la playa de Levante y se vio favorecido por la construcción de la carretera de Benidorm hasta el Rincón de Loix.

Un problema que el municipio de Benidorm no acabó de resolver durante la República fue el educativo. En esta villa dedicaron mucho tiempo y esfuerzos para conseguir una educación universal y de calidad pero las autoridades municipales fracasaron en esos objetivos, especialmente en el de crear un grupo escolar.

Tampoco se pudo resolver el problema de la sequía porque fracasaron los proyectos de crear el Canal del Algar y revestir de cemento el cauce de la Séquia Mare.  Eso implicó no sólo menor producción de alimentos sino también un agua potable escasa y sin garantías higiénicas por lo que se registraron enfermedades transmitidas por el agua.

A pesar de estos fracasos, el balance del período 1931-1936 fue  positivo para Benidorm, pero sus logros se vieron truncados por el estallido de la guerra civil que supuso el inicio del declive de la Segunda República. El sueño de libertad de 1931 se convirtió en terrible pesadilla a partir de julio de 1936. Algunos han escrito que la guerra fue inevitable ya que era la consecuencia lógica de la República. En mi opinión la guerra civil se hubiese podido evitar si hubiese existido voluntad de evitarla. Pero una parte de la derecha y de la izquierda no aceptaba la democracia que el sistema republicano implicaba. Estas fuerzas veían el conflicto como un medio adecuado para conseguir sus objetivos políticos y estuvieron preparándose para él. Finalmente sus tesis se impusieron y la "tercera España" quedó arrinconada. El contexto internacional, con la crisis de las democracias europeas y el auge de los fascismos defensores de la guerra, agravó más la situación: sus "vientos de guerra" alentaron nuestra vorágine bélica.



Benidorm durante la guerra civil.
Durante el conflicto no hubo matanzas en Benidorm, un caso poco frecuente en nuestro país. Pero no fue por casualidad sino porque sus autoridades municipales controlaron a los exaltados de la localidad e intentaron impedir las actuaciones incontroladas de los milicianos de otros pueblos. No lo consiguieron en todos casos pero sí en la mayoría y desde luego lograron que se respetara la vida de todas las personas, tanto de derechas como de izquierdas.

La guerra supuso la movilización de muchos jóvenes de Benidorm, apartándolos de sus familias. Al iniciarse el conflicto algunos marcharon como voluntarios en el batallón Alicante Rojo. También se registran incorporaciones al cuerpo de Carabineros, que tan destacado papel tuvo en los combates.



Cartel de la Guerra Civil animando a alistarse en el cuerpo de Carabineros. En Benidorm disponía de cinco cuarteles y era muy apreciado. Por eso hubo bastantes jóvenes de la localidad que ingresaron en él.


Posteriormente, conforme los sublevados ganaban terreno, se produjeron las movilizaciones forzosas. Empezaron a llegar noticias sobre los muertos en el campo de batalla, un tributo que Benidorm tuvo que pagar como casi todas las poblaciones españolas. Con una diferencia: al ser de la zona republicana sus nombres no figuraron en ninguna placa junto a la iglesia del pueblo. He averiguado los nombres de algunos de ellos pero estoy seguro que faltan más. El listado de sus nombres es un homenaje a estas víctimas enroladas a la fuerza en una guerra que no buscaron y que murieron defendiendo la libertad y la democracia.




Informe sobre ausencia de daños en el bombardeo de Benidorm y Villajoyosa producido el 20 de agosto de 1938.


La guerra impuso serias privaciones a la población de Benidorm. Las actividades comerciales que permitían el suministro de la villa se vieron interrumpidas y fue preciso crear una economía de guerra. Al escasear alimentos y artículos de primera necesidad se recurrió a tasar los precios para que no se encareciesen excesivamente y aparecieron las cartillas de racionamiento para que su reparto fuese equitativo. Los problemas más graves vinieron con el desabastecimiento de trigo, con lo que el pan habría alcanzado precios exorbitantes si no se hubiese controlado su precio. Hubo que limitar su consumo. Finalmente el Ayuntamiento, denominado en esa época Consejo Municipal, tuvo que hacerse cargo de la compra de alimentos y distribuirlos a los comerciantes.

En condiciones normales la agricultura de aquella época era de autoconsumo con lo que las familias campesinas producían todo lo que necesitaban para alimentarse y vendían los excedentes. Pero los años de la guerra coincidieron también con otro período de fortísima sequía y las cosechas se vieron muy mermadas así como las disponibilidades de agua potable. De ahí que el Consejo Municipal tuviera que encargarse de organizar la venta de agua a domicilio. Hoy nos resulta inimaginable pero en aquella época el alcalde de Benidorm tuvo que ocuparse de comprar patatas o trigo y regular a cuánto se debía vender el cántaro de agua y cuántos litros podía adquirir cada familia. Esas eran las prioridades de aquella economía de guerra caracterizada por la escasez. Tanta que durante unos meses no tuvieron ni moneda y el ayuntamiento hubo de emitir unos vales que la sustituyeran.

Hubo un sector económico que funcionó bien durante estos años de escasez: el pesquero. Controlando la venta de pescado y llegando a acuerdos con la UGT y CNT que habían incautado las empresas del ramo, el Ayuntamiento pudo contar con unos ingresos constantes que paliaban el descenso de recaudación por la caída de la agricultura y del comercio. Los excedentes de pescado fueron muy útiles para adquirir otros alimentos. Por otro lado sus beneficios permitieron a la UGT de "la industria pesquera" hacer un préstamo sin intereses al Ayuntamiento para instalar un sistema de abastecimiento de agua potable desde el manantial de Carreres.

El final de la guerra registró un momento muy trágico para Benidorm. Me refiero al bombardeo del 29 de marzo de 1939 que causó la muerte de una anciana y una niña. La victoria de los sublevados estaba clara por la rendición masiva de los soldados republicanos. Algunos intentaron salir del país pero los vencedores decidieron impedirlo. Para cortar ese flujo de salida de republicanos decidieron bombardear y cortar la carretera Valencia-Alicante a su paso por Benidorm. También cerraron el puerto de Alicante con buques de guerra. Se vengaron y no quisieron dar a los vencidos el trato elegante y generoso que Velázquez retrató en su cuadro de la Rendición de Breda.


Para Benidorm la guerra civil finalizó el 30 de marzo de 1939 cuando un grupo de falangistas se hizo cargo del poder municipal. Poco después tropas de la división Flechas Negras ocuparon el pueblo y permanecieron en él varios meses. Aunque los mandos eran italianos había muchos soldados españoles en esa división. 


Con el final de la guerra vino una fuerte represión que en Benidorm afectó a muchas personas y creó un sentimiento de miedo que duró muchos años. Como el resto de España, el pueblo vivió sometido a una dictadura perdiendo derechos y libertades. Desde finales del siglo XIX España había tenido democracias imperfectas que en el siglo XX se transformaron en dos dictaduras militares, la de Primo de Rivera y la de Franco. Ese fue el sistema político que les tocó vivir a varias generaciones de españoles. Pero en medio de ellas hubo un breve paréntesis de libertad y democracia, el período 1931-1939 analizado en este libro…




Valoración personal.
Este libro narra y analiza unos hechos que no hemos vivido: han transcurrido más de ochenta años desde el inicio de la guerra civil española y sus protagonistas ya no están entre nosotros. Sin embargo lo ocurrido entonces nos sigue impactando emocionalmente y es difícil que podamos acercarnos a este período de forma totalmente aséptica, sin sentirnos implicados. Sin querer, cuando leemos o escribimos sobre este tema nuestras simpatías se decantan por uno u otro bando. Y peor aún: hay personas que proyectan aquel pasado sobre el presente. Un error porque, afortunadamente, la España actual tiene muy poco que ver con la de la década de 1930. Los españoles hemos cambiado mucho a lo largo de todo ese tiempo. Casi nadie cuestiona ya el sistema democrático, algo que no ocurrió en aquella época en la que muchos españoles se empeñaron en liquidarlo.

Al escribir la historia de esos años resulta imposible complacer a todos los posibles lectores, que buscarán cosas distintas en el relato. Y es que en realidad no hubo una República y una guerra civil sino millones de ellas, tantas como españoles, porque cada persona las vivió de una forma distinta y las transmitió a los suyos de acuerdo con sus vivencias.

Tal vez por estas causas se ha escrito mucho sobre la Segunda República y la guerra civil. En  esa ingente producción editorial predominaron en un primer momento las obras de los vencedores, que expusieron los hechos desde su perspectiva ideológica y con un claro afán de justificar una rebelión militar que liquidó la democracia conquistada en las urnas. Además se prohibía cualquier publicación que defendiese el punto de vista de los vencidos mediante una férrea censura de las obras impresas. Fue preciso esperar a que en 1961 se fundara en París la editorial Ruedo Ibérico gracias a la cual algunos españoles pudimos leer de forma clandestina obras de autores extranjeros destacando  la "Historia de la guerra civil española" de Hugh Thomas y  "El laberinto español. Antecedentes sociales y políticos de la guerra civil" de Gerald Brenan, que nos impactaron porque exponían los hechos desde una óptica diferente a la oficial.

 
En los dos bandos se animó a los jóvenes a ingresar como voluntarios en el ejército pero fue una medida insuficiente y ambos contendientes acudieron a las levas forzosas. Aunque antes de la guerra los jóvenes debían tener 21 años para ser reclutados,  durante el conflicto se fue llamando a jóvenes con menos edad.


 
Pero la verdadera eclosión de publicaciones sobre la República y la guerra civil vendría con la democracia y sigue en la actualidad con la publicación de memorias y trabajos de investigación. Su estudio produjo grandes síntesis sobre la evolución general del país y posteriormente se descendió al nivel autonómico, luego al provincial y finalmente al local, en cual hay que enmarcar el presente libro.
En este último nivel municipal, las diferencias entre las vivencias personales son más evidentes. Unos municipios estuvieron en el bando vencedor desde el inicio del período bélico y otros, como Benidorm, permanecieron todo ese tiempo en el bando derrotado. Está claro que los miedos o esperanzas de unos y otros  ante el desenlace de la guerra y la represión de postguerra fueron muy diversos.

En esta obra he pretendido analizar y explicar cómo se vivió este convulso período 1931-1939 en el pequeño pueblo que era entonces Benidorm. Antes de empezar el trabajo no tenía ninguna idea preconcebida al respecto y a lo largo de él sólo he buscado conocer y entender lo que realmente pasó, en la medida que las fuentes de información me lo han permitido.
Una cosa que he tenido presente al analizar el período de la guerra civil ha sido no utilizar las denominaciones de la época para los dos bandos en conflicto. Nacionales eran casi todos los españoles, no sólo los del bando franquista. La denominación de rojos para el bando republicano también es incorrecta: no todos eran revolucionarios ya que eran muchos los que creían en la democracia parlamentaria. Por eso he preferido designar un bando como "los sublevados" y otro como "los republicanos", denominaciones que, en mi opinión, son menos subjetivas que sus contemporáneas.

He dado prioridad a los documentos oficiales, ocupando un lugar importante, por la cantidad y calidad de datos que aportan los generados por el Ayuntamiento de Benidorm, especialmente las actas de las sesiones plenarias. Desgraciadamente en décadas pasadas se dejó perder una parte importante de documentos por considerarlos papeles viejos e inútiles. Los libros de registro de correspondencia nos muestran la gran cantidad de oficios y comunicados que hemos perdido. Por eso la información municipal tiene limitaciones que han afectado al contenido de este libro. 
La prensa de la época, que nos acerca a los hechos, percepciones y sentimientos de los protagonistas del momento, también ha sido otro recurso muy útil.
Lógicamente, además de la documentación y la prensa, he utilizado  la información bibliográfica aunque constaté desde el principio que hay muy poco publicado sobre el Benidorm de este período. Por eso más que como fuente de información ha sido útil para enmarcar los acontecimientos  en su contexto comarcal, provincial y nacional.


Con todas estas informaciones he intentado establecer y explicar cómo fue el período 1931-1939 en Benidorm, un pueblo que presenta peculiaridades muy interesantes. He intentado ser lo más objetivo posible dando como cierto sólo lo que he podido verificar. En el relato histórico no vale lo verosímil, es decir lo que pudo ocurrir, sino lo que realmente pasó, algo que no siempre podemos conocer. Es la miseria pero también la grandeza del historiador que sabe que por muchas cosas que averigüe son muchísimas más las que desconoce.

Este libro sólo tiene una finalidad: conocer los hechos más significativos de un período decisivo en la historia de Benidorm. Pero debe narrarse y leerse entendiendo que aquellas generaciones de españoles vivían con unos sistemas de valores distintos, que tenían diferentes formas de entender la política, la sociedad, la economía, la religión, etc. y que no fueron capaces de articular un sistema que aglutinase todas esas diferencias en un marco de respeto y tolerancia. Buscaron imponer sus ideas y el resultado fue dramático.

Por eso resulta imprescindible el conocimiento de este período. Sólo conociendo y analizando los éxitos y errores de los que nos precedieron podremos en el futuro mejorar los primeros y  evitar los últimos: "aquellos que no recuerdan el pasado, están condenados a repetirlo" decía Santayana. Sería triste que olvidásemos el sueño republicano, su fracaso y el sinsentido de la cruel y fratricida guerra civil que tan profunda huella dejó en varias generaciones de españoles… 



Contenido de la obra.

Presentación, por Juan Díaz Ortuño.
Prólogo.

1. Los antecedentes: Benidorm en el primer tercio del siglo XX.
2. Vida cotidiana en las primeras décadas del siglo XX.


PARTE I: La II República, 1931- 1936.
  3. Los inicios del sueño republicano: 1930-1931.
  4. Benidorm en 1931: el nuevo ayuntamiento republicano.
  5. Benidorm en el bienio social-azañista (1932 y 1933).
  6. Benidorm durante el Bienio de Derechas (1934-1935).
  7. Primer semestre de 1936: un período decisivo.
  8. Escuelas y educación durante la II República.
  9. La modernización de Benidorm: electrificación, automóvil y teléfono.
10. La actividad turística durante la II República.


PARTE II: la Guerra Civil (18-7-1936 al 30-3-1939)
11. Los primeros días del conflicto: de sublevación militar a guerra civil.
12. Persecución religiosa en Benidorm: julio-agosto de 1936.
13. Benidorm en guerra: observatorios de la DECA, nidos de ametralladora, bombardeos y víctimas.
14. Segundo semestre de 1936: alcaldía de Jaime Ferrer Nomdedeu.
15. Primer semestre de 1937: alcaldes Emilio Ruzafa Roig y Marcos Ivars Pérez.
16. Segundo semestre de 1937: alcaldía de José Fuster Sánchez.
17. El año 1938: alcalde José Pagés Barceló.
18. Año 1939: colapso republicano y exilio norteafricano.
19. Comportamiento demográfico de Benidorm durante la guerra civil.
20. La represión franquista "Vae victis!".

Epílogo.


Documentación y bibliografía.